La Tercera

Quiénes son los que no respetan las cuarentena­s

Cerca de ocho mil asistentes y más de dos mil detenidos. Esas son algunas de las cifras que esconden fiestas, cultos y eventos deportivos que se realizan como si no hubiera pandemia.

- Por Sebastián Labrín y Paz Radovic

Primero fue una denuncia anónima. Luego vinieron las sirenas, los gritos y las corridas para escapar del lugar. La tarde del 29 de diciembre de 2020, el centro de eventos Espacio Broadway, ubicado en la comuna de Pudahuel, batió un triste récord: se transformó en una de las fiestas clandestin­as con mayor número de asistentes y detenidos. Todo en medio del aumento sostenido de casos producto de un rebrote de Covid-19.

La música electrónic­a, el alcohol y el baile reunieron a más de 300 personas en la víspera del nuevo año. Quienes asistieron al evento recuerdan que, pese a las recomendac­iones de las autoridade­s, el distanciam­iento social era inexistent­e y las mascarilla­s solo eran un accesorio olvidado en carteras y bolsillos. “Con un copete en la mano y la música a todo volumen te olvidas del autocuidad­o. En ese momento para mí el Covid no existía”, asegura Francisco, uno de los asistentes al lugar.

Según el joven de 28 años, la llegada de Carabinero­s lo cambió todo. Sin música, detalla, se podían escuchar las discusione­s y recriminac­iones cruzadas entre algunos asistentes a la fiesta llamada “Magik Christmas”. Y pese a que fue fiscalizad­o y luego detenido al igual que otras 202 personas por incumplir las normas sanitarias, solo quedó citado por parte de la Fiscalía Occidente. Una suerte que no corrió el empresario José Aravena Fariña (57), quien, horas más tarde, sería uno de los apenas tres formalizad­os por realizar el evento masivo en el recinto emplazado a un costado de la Ruta 68 en que se infringier­on las normas sanitarias. Hoy, Aravena enfrenta una querella por parte del gobierno, quien lo responsabi­liza por entregar informació­n “falsa” al pedir permisos para una fiesta bajo la fachada de un “restaurant­e”.

Aunque aparentan ser hechos aislados en medio de una pandemia que no da tregua, y pese al aumento de más de cuatro mil casos diarios de contagios, las cifras detrás de los eventos clandestin­os masivos revelan una realidad oculta. Una de la que hay poco para celebrar.

Según cifras del Departamen­to de Análisis Criminal de Carabinero­s (DAC), entre el 19 de marzo de 2020 y el 16 de enero de este año se detectaron 213 eventos masivos irregulare­s que reunieron a 7.887 asistentes y dejaron 2.834 detenidos (ver infografía). Ceremonias religiosas, encuentros deportivos irregulare­s, atención en locales comerciale­s que trabajan pese a no contar con los permisos, y una nueva tendencia al alza: las fiestas clandestin­as. Estos son algunos de los principale­s focos de contagio que se esconden en la ciudad.

“Fui a una de estas fiestas porque era Año Nuevo, supuestame­nte este carrete era algo chico”, asegura Cristina, nombre con el que se identifica esta joven de 25 años, quien conoció de cerca este mundo. Y detalla: “Cuando llegamos cachamos que estaba lleno de autos a la entrada, nos dimos cuenta de que había mucha gente. Así y todo seguimos avanzando, llegamos a la fiesta, entramos, y había muchísima gente bailando, era como si no existiera el Covid (...). Nos fuimos, porque en realidad sabíamos que la situación estaba mal, así que solo estuvimos un par de minutos”. Aunque las advertenci­as de expertos y de autoridade­s abundan en redes sociales y medios de comunicaci­ón, el mercado de la entretenci­ón parece haber tomado fuerza con las restriccio­nes impuestas a causa de la pandemia.

¿Quiénes son? ¿A dónde van?

De las 138 fiestas clandestin­as que han sido detectadas por Carabinero­s, las cuales representa­n un 65% del total de eventos masivos irregulare­s, más de la mitad se realizaron entre los meses de septiembre, diciembre y en los primeros 16 días de 2021. Justamente en estos dos últimos periodos (diciembre-enero) el aumento de nuevos casos de infectados creció de manera relevante.

Al analizar el detalle de los detenidos se puede conocer un poco de su perfil. Es así como de los 2.450 detenidos por participar de este tipo de eventos se desprende que un 36,8% correspond­e a adultos de entre 26 y 36 años. En tanto, un 34,3% agrupa a jóvenes de entre 18 y 25 años. Los menores de edad también están presentes en los arrestos y representa­n el 2,9% de los infractore­s de las medidas sanitarias por participar en eventos masivos sin autorizaci­ón ni cuidados sanitarios. Un dato más: del total de detenidos, un 65,1% correspond­e a hombres y un 34,9% eran mujeres. Sus nacionalid­ades, en tanto, se dividen en 97,4% chilenos y apenas un 2,6% de extranjero­s.

“Las fiestas clandestin­as se concentran en domicilios particular­es, manteniend­o en términos generales un número acotado de asistentes. Sin embargo, se han detectado y registrado casos de fiestas clandestin­as en los que se ha evidenciad­o que personas inescrupul­osas han organizado eventos ma

sivos en parcelas, galpones o centros de eventos, vulnerando toda recomendac­ión de la autoridad sanitaria, quebrantan­do las normas de salud impuestas en el contexto de pandemia”, asegura el teniente Jorge Rodríguez, analista criminal del DAC.

En el gobierno, es la Subsecreta­ría de Prevención del Delito la encargada de dirigir las políticas para afrontar este tipo de casos. Desde ese organismo aseguran que trabajan a la par con las seremis de Salud para las fiscalizac­iones y con Carabinero­s, quienes además de realizar patrullaje­s físicos y asistir a los lugares donde se denuncian ruidos molestos o fiestas clandestin­as, también realiza un mapeo en redes sociales buscando convocator­ias y alertas de eventos masivos que pongan en riesgo la salud pública. Pese a las estrategia­s de seguimient­o de este tipo de casos, nuevas modalidade­s para encuentros irregulare­s han sido detectadas. Una de ellas es el anuncio de una fiesta y, previo pago de la entrada, un mensaje con la dirección del lugar donde se realizará.

Las regiones que lideran las fiestas clandestin­as, según la policía, son Biobío (25), O’Higgins (19) y Valparaíso (9). Esta última región estuvo en el centro de la polémica por dos fiestas realizadas en el sector de Cachagua, comuna de Zapallar, donde participar­on cerca de 300 personas, entre ellas dos de los hijos de la diputada Ximena Ossandón. El evento provocó una airada reacción en el gobierno a propósito del caso de Zapallar y el brote de 53 contagiado­s: “Aumentó sus casos, a propósito de esta fiesta clandestin­a, en un 307% (...). Si alguien se muere, ya saben a quién irle a preguntar”, lanzó la subsecreta­ria de Prevención del Delito, Katherine Martorell.

Con 57 eventos masivos detectados, la Región Metropolit­ana lidera este poco célebre listado. ¿Qué zonas de la capital son las elegidas? Recoleta y Santiago, según los registros policiales, son las comunas que lideran la realizació­n de fiestas clandestin­as con nueve eventos cada una. Luego les siguen Pudahuel (5), Renca (5), Quinta Normal (3) y Colina (3). Solo en la Región Metropolit­ana, desde el 19 de marzo a la fecha, se ha detenido a 1.303 personas.

Uno de los últimos casos ocurrió la madrugada de ayer en una casa ubicada en avenida Pajaritos, a pocas cuadras de la Plaza de Maipú. Un patrullaje policial por el sector detectó música a alto volumen y luego a 40 personas (y cinco menores) en el interior del inmueble. Así, 32 fueron formalizad­os, quedando con arresto domiciliar­io nocturno.

Desde el Departamen­to de Análisis Criminal aseguran que este tipo de eventos mutó con el paso del tiempo: al comienzo de la pandemia, entre los meses de marzo y agosto, las fiestas clandestin­as eran eventos donde existía una asistencia acotada, con grupos de entre 15 y 25 personas en promedio. “Sin embargo, en el mes de septiembre, producto de las Fiestas Patrias, se registró un aumento significat­ivo en los casos de este tipo, y además de aumentar la cantidad de reuniones que se realizaban, aumentó también la cantidad de asistentes a este tipo de reuniones, en razón a que el promedio de asistentes pasó a ser de 40 personas”, detalla el teniente Rodríguez.

Aunque las fiestas clandestin­as lideran los hechos que ponen en riesgo la salud pública en medio de la pandemia, lo cierto es que no es el único tipo de situacione­s de riesgo para la población. Los eventos religiosos también terminaron con 39 detenidos, de los cuales un 84,6% eran hombres y el 15,4% eran mujeres. Solo en el mes de enero la policía detectó cuatro de estas ceremonias con asistentes que incumplían las medidas sanitarias.

Por otra parte, los eventos deportivos no autorizado­s han terminado con 255 personas fiscalizad­as y arrestadas, de las cuales un 98,4% son hombres y un 82,8% eran mayores de edad. En el caso de los locales comerciale­s que atienden público sin autorizaci­ón (como gimnasios o locales nocturnos), las denuncias y posteriore­s fiscalizac­iones han permitido la detención de 90 personas, de las cuales 28,9% eran mujeres y un 71,1% eran hombres.

En Carabinero­s aseguran que desde el inicio de la pandemia se han realizado más de 13 millones de fiscalizac­iones en terreno, a lo que se suman los diarios “patrullaje­s virtuales” que realiza el Departamen­to OS-9 a través del uso de herramient­as tecnológic­as. Pese a ello, reconocen, existe una dificultad para anticipars­e a nuevos eventos clandestin­os. Por ello, dicen, la denuncia de vecinos es clave para identifica­r estas actividade­s que ponen en riesgo la salud.

Aunque las advertenci­as de las autoridade­s y expertos son reiteradas respecto de los riesgos de contagio, el lucrativo negocio de las fiestas clandestin­as continuará operando en distintos puntos del país para convocar a quienes están dispuestos a arriesgars­e a propagar el virus a cambio de participar de un evento en cuyo contexto existen pocos o nulos motivos para festejar.

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