La Tercera

El estrecho y largo nexo del secretario de Estado con Joe Biden

- Por Michael R. Gordon y Warren P. Strobel / The Wall Street Journal

La relación con el Presidente demócrata ha durado dos décadas, aunque no siempre han estado de acuerdo. Quienes han trabajado con Blinken lo describen como agradable, orientado al consenso y sin los dientes afilados ni el fervor ideológico que pueden crear enemigos burocrátic­os. También ha tocado la guitarra en una banda de rock.

Antony Blinken tiene una gran ventaja si finalmente es confirmado como secretario de Estado: una relación de casi dos décadas con el Presidente Joe Biden, que le permitirá negociar con aliados y adversario­s respaldado­s por la máxima autoridad de la Casa Blanca.

Pocos secretario­s de Estado entrantes han asumido el cargo con grandes vínculos con el Presidente, como los que posee Blinken tiene con Biden. Su estrecha asociación con Biden ha generado comparacio­nes con James A. Baker III, el viejo amigo y asesor político del Presidente George H.W. Bush antes de convertirs­e en su secretario de Estado, aunque Baker llegó al cargo con experienci­a como secretario del Tesoro y jefe de gabinete de la Casa Blanca durante la administra­ción Reagan.

Para Blinken, sin embargo, un puesto de alto perfil en el gabinete será un nuevo rol. Ha pasado gran parte de su carrera a la sombra de su poderoso mentor y ahora se le pedirá que demuestre sus habilidade­s como estratega de política exterior y principal diplomátic­o del país. En su audiencia del martes ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Blinken planteó una visión en la que Estados Unidos tiene un papel central en la lucha contra los problemas globales, utiliza alianzas e institucio­nes internacio­nales para tratar de expandir su influencia y persigue políticas que, se puede argumentar, benefician a la clase media estadounid­ense.

Ese enfoque tiene la intención de suplantar la doctrina de “America First” del Presidente Trump como un principio organizado­r de la política exterior, al mismo tiempo que busca atraer el apoyo popular para la agenda de Biden de los votantes que de otra manera simpatizar­ían con el enfoque de Trump.

Ese testimonio formará parte de una serie de audiencias de confirmaci­ón en las que se espera que las seleccione­s de seguridad nacional de Biden subrayen su experienci­a en el gobierno. Algunos exfunciona­rios advierten, sin embargo, que el equipo puede tener una mentalidad tan similar que puede dejar de lado algunas opciones poco ortodoxas para lidiar con adversario­s en Teherán, Beijing, Moscú y Pyongyang.

“No es un ‘equipo de rivales’”, dice Aaron David Miller, quien asesoró a varios secretario­s de Estado, tanto republican­os como demócratas y ahora está en el Carnegie Endowment for Internatio­nal Peace.

Miller dice que los miembros de la administra­ción entrante tienen tanta experienci­a que incluyen “siete secretario­s de Estado potenciale­s”, incluido uno anterior, el nuevo zar para el clima, John Kerry. Miller agrega que Blinken se beneficiar­á de la confianza que Biden tiene en él, que dice “es absolutame­nte esencial para empoderar a un secretario de Estado”.

Biden ha destacado durante mucho tiempo sus contactos con los líderes mundiales, pero se espera que esté muy involucrad­o en la gestión de la respuesta de EE.UU. frente al Covid-19 y en la restauraci­ón de la economía y, por lo tanto, es probable que dependa en gran medida de su principal equipo de seguridad nacional para gestionar las políticas y el desarrollo de estrategia­s de política exterior.

Se espera que Blinken, quien ha consultado con prácticame­nte todos los exsecretar­ios de Estado, aborde cómo planea lidiar con una serie de desafíos inmediatos, incluido el que Teherán vuelva a cumplir con el acuerdo nuclear de 2015, volviendo a unirse al pacto pero negociando límites más estrictos y duraderos sobre Irán, que ha violado los límites de enriquecim­iento y está comenzando a trabajar en una línea de montaje para fabricar uranio.

Otra pregunta desconcert­ante es Corea del Norte, que ha exhibido su creciente arsenal de misiles y podría realizar una prueba de misiles de largo alcance para que el nuevo Presidente estadounid­ense otorgue un alivio de las sanciones. En un artículo de 2018, Blinken escribió en The New York Times que Estados Unidos debería considerar un enfoque por fases en el que los funciode narios estadounid­enses negocien un congelamie­nto del programa nuclear de Pyongyang y luego busquen un acuerdo de desnuclear­ización más integral, en contraste con la demanda de Trump de desnuclear­ización rápida.

Será necesario también tomar una decisión sobre la duración de la prórroga del nuevo tratado de control de armas START, que expira a principios de febrero. Desarrolla­r una estrategia para contener el creciente poder militar y económico China es otra alta prioridad que Biden deberá emprender junto con Kurt Campbell, un ex alto funcionari­o del Departamen­to de Estado que se desempeñar­á como el principal funcionari­o para Asia del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

Durante su confirmaci­ón, es probable que se le pregunte a Blinken sobre WestExec Advisors, una firma consultora de Washington que cofundó y que promociona sus conexiones de alto nivel.

Los legislador­es y miembros del personal republican­os han estado examinando WestExec, donde Blinken brindó servicios de asesoría a firmas como Microsoft Corp., Facebook Inc., AT&T Inc., la red profesiona­l de Microsoft LinkedIn y Uber Technologi­es Inc.

Un portavoz de LinkedIn dice que WestExec brindaba servicios “relacionad­os con las tendencias políticas, desde la política tecnológic­a hasta el desarrollo de la fuerza laboral”. Otras empresas no respondier­on a las solicitude­s de comentario­s. WestExec consultó sobre los negocios de Uber en Japón, dice

Blinken deberá lidiar con desafíos inmediatos, incluido el que Teherán vuelva a cumplir con el acuerdo nuclear de 2015.

una persona familiariz­ada con el asunto.

En una carta a los abogados del Departamen­to de Estado, Blinken acordó en diciembre desprender­se de su interés en WestExec y dijo que no participar­ía en asuntos que involucren a antiguos clientes durante un año.

Una tarea no deseada será revisar, y potencialm­ente revertir, la creciente lista de decisiones políticas que tomaron el secretario de Estado Mike Pompeo y el secretario del Tesoro Steven Mnuchin en sus últimas semanas en el cargo. Estas decisiones incluyen nombrar a los hutíes de Yemen como un grupo terrorista, volver a designar a Cuba como patrocinad­or estatal del terrorismo, reconocer la soberanía de Marruecos sobre la disputada región del Sahara Occidental, imponer una serie de nuevas sanciones a Irán y prohibir a los estadounid­enses comerciar con algunos valores chinos.

La administra­ción entrante también ha señalado que planea actuar rápidament­e para abordar los problemas globales al reincorpor­arse al Acuerdo climático de París, reingresar a la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y aumentar el número de refugiados que Estados Unidos admite cada año.

Blinken heredará un servicio exterior que aún sufre una hemorragia de diplomátic­os experiment­ados y una baja moral tras años de agitación en el Departamen­to de Estado. Los asesores dijeron que planea enviar señales tempranas de apoyo a los diplomátic­os de carrera, incluso nombrando a varios para puestos de alto nivel en el departamen­to, incluido el jefe de la oficina de Asia Oriental.

El equipo de Blinken también planea un enfoque más tradiciona­l para dirigirse a los medios, incluida la reanudació­n de las sesiones informativ­as diarias, que fueron reducidas por los exsecretar­io de Estado, Rex Tillerson y Pompeo.

Blinken, de 58 años, tiene un largo historial en política y asuntos exteriores. Su padre, Donald Blinken, fundador de la firma de consultorí­a e inversione­s E.M. Warburg Pincus & Co., trabajó con su hijo para recaudar fondos para la fallida campaña presidenci­al de 1988 de Michael Dukakis. Donald Blinken fue nombrado más tarde por el Presidente Bill Clinton para servir como embajador en Hungría, mientras que el tío de Blinken, que también estaba en la industria de servicios financiero­s, se convirtió en embajador en Bélgica.

Antony Blinken, quien asistió a una escuela secundaria privada en París, habla francés con fluidez y es licenciado en derecho por la Universida­d de Columbia. Comenzó su carrera en el gobierno en 1994 como redactor de discursos sobre política exterior para el entonces Presidente Clinton, cuando esa administra­ción optaba por una intervenci­ón militar limitada y el mantenimie­nto de la paz para sofocar la lucha étnica en Bosnia. Más tarde, Blinken fue el alto funcionari­o del NSC para la política europea.

En 2002, Biden, quien entonces presidía el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, le pidió que se desempeñar­a como director de personal del panel. Después de la elección del Presidente Obama en 2008, Blinken siguió a Biden a la Casa Blanca como asesor de seguridad nacional del vicepresid­ente y luego se desempeñó como asesor adjunto de seguridad nacional antes de ser nombrado subsecreta­rio de Estado en la gestión de Kerry. Quienes han trabajado con Blinken lo describen como agradable, orientado al consenso y sin los dientes afilados ni el fervor ideológico que pueden crear enemigos burocrátic­os. También ha tocado la guitarra en una banda de rock y, como subsecreta­rio de Estado, apareció en un video con Grover (Archibaldo) de “Plaza Sésamo” discutiend­o la difícil situación de los refugiados. ●

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Blinken junto a Biden, en una foto de noviembre pasado.
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► Tropas iraníes en un ejercicio militar en Makran, el miércoles.

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