Casos nuevos llegan a 5 mil y demanda de ventiladores casi se duplica en un mes
Ministro Enrique Paris reconoció que las cifras son “preocupantes”. Ayer, en tanto, se aeroevacuaron 14 pacientes en un solo día, una cifra récord en un año.
“Estamos preocupados, sobre todo por las regiones”. Con esas palabras el ministro de Salud, Enrique Paris, se refirió ayer escuetamente a la realidad que está viviendo actualmente la pandemia en el país.
Las palabras del titular de Salud vuelven a confirmar una realidad preocupante, la cual el gobierno monitorea diariamente. Solo un dato que refleja el estado de la pandemia es que ayer el Minsal informó de 4.956 nuevos casos de Covid-19 a nivel nacional. De ellos, 504 corresponden a la Región de Antofagasta y 753 a la Región de Los Lagos, ambas en estado crítico.
Las cifras informadas en los últimos días se acercan a los peaks registrados durante la primera ola de la pandemia en el pasado otoño. La cifra más alta de nuevos casos de coronavirus se reportó el 11 de junio de 2020, cuando la autoridad sanitaria informó de 7.291 casos nuevos.
Al analizar el progreso del aumento en la demanda asistencial, los números tampoco son alentadores. En un mes el total de pacientes con Covid-19 hospitalizados en el sistema integrado subió un 59%. En tanto, los hospitalizados en camas UCI crecieron un 79%.
Al analizar el aumento en la demanda de pacientes en ventilación mecánica invasiva, el uso de estos recursos pasó en un mes de 516 pacientes a 1.024, casi el doble.
La subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, se refirió al estado de la pandemia: “Hemos visto un aumento significativo en regiones, particularmente en las ciudades del norte, como Antofagasta”.
La gravedad de las cifras motivó a que la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, pidiera al gobierno que “reflexionara” sobre la continuidad de los permisos únicos de vacaciones, debido a que, a juicio del gremio, están afectando a las regiones, como Valparaíso.
En el principal hospital de la V Región, al cierre de esta edición, el nivel de ocupación de las UCI superaba el 94%. En el país, en tanto, era del 92%.
Peak de traslados
El Servicio Metropolitano Central junto con la Fach y el Samu Metropolitano tenían como objetivo trasladar ayer diez pacientes: dos de Puerto Montt, tres de Valdivia y cinco de Antofagasta. La meta era ambiciosa. Nunca antes, en toda la pandemia, se habían evacuado tantos pacientes en un solo día.
Gracias al despliegue de los equipos, incluido el avión Hércules, se logró aeroevacuar a 14 pacientes en total, de los cuales solo uno no correspondía a un paciente con Covid-19, todos con destino a Santiago.
El servicio espera trasladar este fin de semana a más de 10 pacientes por día. Y en lo inmediato la prioridad está en evacuar pacientes de Antofagasta.
Esta es por ahora la estrategia del gobierno que busca liberar a las regiones llevando los pacientes a la capital. En paralelo, Salud le está pidiendo a hospitales y clínicas de la RM que en menos de dos semanas aumenten 400 camas, cifra que podría incluso elevarse a 700. Desde el gobierno han llamado a la calma diciendo que respecto del peak UCI de la primera ola, el país aún está lejos de ese punto. El diseño requiere que la Metropolitana siga con sus cifras de manera estable y con una positividad menor ●
Se nos ha estado informando por la prensa de un alarmante aumento de fiestas clandestinas y detenciones por no respetar el toque de queda. Todo ello junto con querer impresionarnos que en el gobierno y las FF.AA. se habría estado muy a cargo estos diez meses (110 millones de controles de diverso tipo se han llevado a cabo). Ahora bien, uno lee noticias y cifras de este tipo y cuesta dimensionar el asunto. La pandemia puede que esté generando un cuadro cada vez más inmanejable, los confinamientos no se estén tolerando, o bien, como siempre, el presentismo impida darnos cuenta en qué país estamos hace rato.
Lo vivimos con el estallido social, una conmoción violentísima, aparentemente inédita, aunque sintomática de tendencias previas que en su momento, antes del 18-O, no estallaron. Lo clave ahí fue que se hiciera patente que nuestras reglas de convivencia, desde hace tiempo, están en veremos. El derecho mismo puede que no rija, pendiente a que se le revise y haga de nuevo. Es más, si Max Colodro está en lo correcto (Chile indócil. Huellas de una confrontación histórica, 2020), el cuestionamiento general de nuestro ordenamiento político y social provendría, no de afuera del sistema, sino de quienes desde los años 90 han gobernado. Gente que termina por reconocer que ha sido cómplice del sistema, y luego, frustrada, opta por desmadrarse. ¿Qué incentivos existirían, por tanto, para que la ciudadanía no siga el mismo curso zigzagueante, se encauce, respete normas y construya sobre lo andado?
Lo anterior explicaría detonantes inmediatos, pero el relajo social está demasiado extendido, se manifiesta abusiva y cotidianamente, desde ciclistas que no respetan veredas a incendios de iglesias y operativos de policía a los que se responde a balazos, lo que hace presumir que la indisciplina obedecería también a trastornos y traumas profundos no decantados. Dieciséis años de dictadura, y que liderazgos desde hace más de medio siglo hayan estado por excluir al otro, han socavado el alcance nacional de cualquiera autoridad civil, lo que en las actuales circunstancias está resultando suicida.
La otra cara de estos “controles” de autoridad es que no habría autodisciplina generalizada, o quienes sí se muestran responsables ya no pesan. Todo está en juego, a merced además de un voluntarismo sin límites. Es lo que ahora manda. Desobedecer, por tanto, pasa a ser una manera de figurar y sobrevivir individualmente o en patota, reaccionando ante un mundo sin ejes ni cauces. Es más, se le avala. Consulte en Google sobre desobediencia y el servidor lo remitirá a “desobediencia civil”. ¿Es que ya no es concebible una desobediencia sin eximentes? ¿Tampoco su contrario, la disciplina civil como la de sociedades orientales o, en casos límites, la de los británicos en la última guerra mundial?