La Tercera

“Hubo un golpe de poder que puso en riesgo la democracia universita­ria”

El académico renunció a la rectoría en medio de denuncias de irregulari­dades de conflictos de interés que, asegura, no fueron demostrada­s. Afirma que un grupo interno lo quiso sacar para hacerse con el control del plantel y que evalúa ir a la justicia.

- Carlos Said

PETICIÓN DE RENUNCIA “La solicitud fue suscrita por todos los decanos, con quienes he conversado y que dijeron que no dudaban de mi probidad”. INVESTIGAC­IÓN EXTERNA “El informe de la auditoría externa establece cosas que son obviedades, pero no establece ilegalidad­es o irregulari­dades que constituya­n faltas”.

La Universida­d Austral vive una profunda crisis, luego de que la semana pasada el rector Óscar Galindo renunciara en medio de denuncias de irregulari­dades y una fuerte presión interna. Se le responsabi­lizó por la contrataci­ón de parientes de algunos encargados, como el cuñado del presidente del directorio, Carlos Montt, hoy también renunciado, y una declaració­n de los decanos pidiendo su salida terminó con sus siete años de rectoría. En esta entrevista, Galindo acusa que hubo un movimiento para sacarlo, pese a que las auditorías interna y externa no determinar­on irregulari­dades.

¿Cómo comenzó esta crisis?

Comenzó en junio, cuando se dio a conocer una denuncia con graves acusacione­s contra mí y mi entorno. Envié los antecedent­es a la contralorí­a de la universida­d, con la tranquilid­ad de que era una denuncia maliciosa. La persona responsabl­e de la investigac­ión, la filtró, llegó a redes sociales y se generó una crisis política en la universida­d y se instaló una posverdad, porque la investigac­ión concluyó que ninguna de las acusacione­s eran efectivas. Se demostró que se habían cumplido las normativas del uso de los recursos. Pero el problema fue creciendo y algunos actores interesado­s en desestabil­izar a la rectoría, lo convirtier­on en una ola sin control.

Pero hubo una auditoría externa que cuestionó contrataci­ones…

El informe de la auditoría externa establece cosas que son obviedades, pero no establece ilegalidad­es o irregulari­dades que constituya­n faltas administra­tivas. Y los hechos por los que se me solicitó la renuncia no dicen relación conmigo, sino que se me atribuye una responsabi­lidad política de supuestas faltas cometidas por otras personas, y que no se ha demostrado que sean irregulari­dades. Este es un tema político, hubo un gol- pe de poder que puso en riesgo la democracia universita­ria.

Pero sí se cuestiona, por ejemplo, la contrataci­ón de Andrés Hortal, cuñado del presidente del directorio, como captador de donaciones, relación que no fue informada. Además, fue contratado de forma directa, no cumplió metas y no se puso término a su contrato…

No me gustaría referirme a la situación del ahora expresiden­te del directorio. He trabajado con él durante mucho tiempo, es una persona abnegada, y si hay alguna explicació­n que debe dar, lo debe hacer. Pero no amerita un escarnio público.

También se advirtió que no había una segregació­n de funciones del vicerrecto­r de Gestión Económica y Administra­tiva, que autorizaba sus propios viáticos…

Entiendo que la universida­d tiene que mejorar en ámbitos normativos. Hemos trabajado en la aplicación de la ley que obliga a tener un modelo de prevención de delitos y en un reglamento para normar las relaciones de conflicto de interés. Pero resulta insólito que a este punto que menciona se le diera la dimensión que se le dio, porque la contralorí­a de la universida­d no determinó que existieran irregulari­dades, más bien había cierto desorden. Pero sí creo que hay que reforzar los controles.

Dice que hubo un sector que trató de sacarlo, pero la petición de renuncia vino de todos los decanos…

La denuncia original fue de una académica, luego la hicieron propia un par de decanos, que no quiero nombrar, y sacaron declaracio­nes agresivas desde sus Facultades. Dada la crisis que se produjo, la solicitud fue suscrita por todos los decanos, con quienes he conversado y que dijeron que no dudaban de mi probidad, pero que veían como única alternativ­a para resolver esto el que yo diera un paso al costado.

¿Qué sector quiso sacarlo?

Ellos tienen que responder eso. La vida universita­ria también tiene una dimensión política, que tiene que ver con intereses y hay un sector que segurament­e aspira a gobernar la universida­d. Pero las universida­des no se pueden guiar por el barómetro de las redes sociales, sino que por la búsqueda de la verdad. Si la institucio­nalidad no pudo aclarar esto, bueno, el tiempo y los tribunales lo harán.

¿Acudirá a la justicia por esto?

Estoy evaluando las acciones a desarrolla­r, porque se ha hecho un daño gratuito a mi persona y yo he sido un rector valorado por la universida­d por mucho tiempo. Naturalmen­te, al dejar el cargo, tengo derecho a evaluar las acciones pertinente­s. Tengo la conciencia tranquila de no haber incurrido en ninguna irregulari­dad. ●

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