La Tercera

LEY DE SALUD MENTAL

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SEÑOR DIRECTOR

La lectora Francisca Figueroa en su reciente carta, cuestiona la aprobación de lo que denomina como Ley de Salud Mental por ser deficiente desde una perspectiv­a de derechos humanos.

No ha comprendid­o el sentido ni el alcance de la ley.

La nueva norma, que propuse junto a la diputada Marcela Hernando, reconoce y garantiza por primera vez el derecho a la integridad física y psíquica y a la libertad personal de las personas con enfermedad mental y/o discapacid­ad psíquica o intelectua­l. Gracias a ella, no será posible realizar intervenci­ones irreversib­les como esteriliza­ciones o psicocirug­ías, sin el consentimi­ento de los pacientes, ni llevar a cabo hospitaliz­aciones involuntar­ias sin el control de los tribunales de familia. Ambas materias han sido recomendac­iones permanente­s de organismos internacio­nales de derechos humanos. Entre otras cosas, la ley incorpora además el derecho de niñas, niños y adolescent­es a ser informados y escuchados para decidir procedimie­ntos terapéutic­os sobre ellas o ellos.

Es cierto que queda mucho por hacer. Las facultades de que disponen los parlamenta­rios no nos permitían ir más allá. Pero no habría tenido justificac­ión evitar avanzar allí donde era posible. Resguardad­os los derechos hoy asegurados, bienvenida sea la profundiza­ción de un debate necesario sobre la protección de la salud mental de la población.

Sergio Espejo Yaksic Abogado y exdiputado

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