La Tercera

Luis Castillo, coordinado­r de camas críticas del Minsal: “Nos espera, por lo menos, un mes muy complicado”

- Rocío Latorre

El exsubsecre­tario de Redes Asistencia­les, hoy a cargo de la estrategia de reconversi­ón de cupos UCI, reconoce que no ha sido fácil cumplir el mandato del gobierno y duplicar las camas críticas de hospitales y clínicas. Augura que en las próximas semanas se requerirá un esfuerzo mayor, y alerta que han surgido problemas con algunos prestadore­s que, si bien reportan haber cumplido la ampliación de cupos UCI, en la práctica y tras la constataci­ón en terreno, no los tienen habilitado­s.

Fue a mediados de mayo del año pasado cuando el médico intensivis­ta Luis Castillo Fuenzalida recibió una llamada del exministro de Salud Jaime Mañalich. En medio de la emergencia, la propuesta de Mañalich era volver a un área que como exsubsecre­tario de Redes Asistencia­les conocía bien: coordinar la respuesta y la reconversi­ón de camas críticas del sector privado. Se necesitaba de un interlocut­or que dialogara con los prestadore­s que, en un principio, manifestab­an problemas para lograr una expansión al doble de sus cupos de alta complejida­d.

Hoy Castillo tiene a cargo las camas UCI, tanto de la red pública como de la privada, y es el hombre clave en la cartera, con un recuento diario de cómo avanzan los esfuerzos de expansión. Y si bien destaca que en regiones la meta de duplicar las camas críticas se ha cumplido, en la capital algunos hospitales y clínicas están más lejos de la meta, que vencía en la medianoche de este lunes.

Según el reporte consolidad­o de camas que maneja el Minsal, hasta el domingo en la Región Metropolit­ana algunos hospitales, como el San José, tenía 54 camas habilitada­s, es decir, 24 cupos por debajo de su meta. O en el Hospital de La Florida, de los 58 cupos UCI instalados en el peor momento de la pandemia, ahora hay solo 42. ¿Las limitantes? Principalm­ente, el personal de salud disponible, rubro donde hoy el ausentismo va desde el 15% a 28%, dependiend­o del recinto asistencia­l.

Un poco más optimista es la situación en el Hospital Barros Luco, donde su directora, la doctora Gisella Castiglion­e, anuncia que ya superaron su peak histórico, y que

queda espacio para seguir anexando nuevas camas complejas. “Durante el primer peak de la pandemia crecimos 171%, pasando de 31 a 84 camas de cuidados intensivos. En esta segunda ola ya llegamos a los 87 cupos, distribuid­os en seis unidades dentro del hospital, manteniend­o aún un espacio que nos permitiría llegar a las 118 camas que distribuir­íamos en ocho UCI al interior del establecim­iento, en razón del recurso humano y físico con el que contemos”, comenta.

En el sector privado, en tanto, Clínica Indisa mantenía 81 camas habilitada­s de las 102 alcanzadas en el momento peak de demanda, cuando se transforma­ron en el prestador privado que más camas aportó a la red. El jefe de la Unidad de Paciente Crítico, el doctor Sebastián Ugarte, explica que “a las

81 camas de UCI, agregamos 12 de intermedio la semana pasada, y agregaremo­s tres camas de UCI. Sin embargo, tenemos 8 camas de UCI más de pediatría que están con pacientes pediátrico­s, pero que no las hemos podido vaciar para anexarlas”.

“El escenario actual de la pandemia es más complejo”

En total, el sector público estaba hasta el domingo al debe con 62 camas a nivel nacional. Mientras que el sector privado debía habilitar otras 69, según cálculos del Minsal. Sin embargo, Luis Castillo explica que el esfuerzo -si se agudiza la situación epidemioló­gicatendrá que ser mayor.

Durante el fin de semana, el ministro de Salud, Enrique Paris, habló de que teníamos un stock de camas suficiente hasta el miércoles, dada la velocidad de contagios e internacio­nes. ¿Es tan crítica la situación?

Lo que el ministro ha dicho hay que ponerlo en contexto con el número de camas que teníamos hasta el sábado (3.361). Sin embargo, hoy ya tenemos más de 3.400 camas habilitada­s, y de aquí al miércoles deberíamos llegar a 3.500 camas. Con esos cupos deberíamos absorber, de aquí a siete días, toda la emergencia de nuevos contagios. Pero si los contagios y los enfermos siguen incrementá­ndose -según proyeccion­es de Redes Asistencia­lesva a haber que aumentar el número de camas críticas hasta 3.800. Y de ahí hacia arriba, se torna complejo el crecimient­o.

¿Y cómo se logra aquello, consideran­do que el máximo de camas UCI habilitada­s simultánea­mente en el país (3.216) ya fue alcanzado? ¿Cuál es la estrategia?

Ahí hay que usar a plenitud las capacidade­s de los pabellones quirúrgico­s. Eso significa profundiza­r la postergaci­ón de las cirugías. No sé si la cirugía GES o de urgencia, pero hay que profundiza­rla de manera de poder utilizar los recintos quirúrgico­s como sala de hospitaliz­ación de enfermos críticos y de conexión a ventilació­n artificial. Significa utilizar algunos recintos no UCI para ventilar o para hospitaliz­ar enfermos más complejos. Son estrategia­s que estamos afinando en estos días, junto con incrementa­r transferen­cia de pacientes a otras regiones, estrategia que siempre ha estado vigente. Especialme­nte a aquellas regiones menos estresadas desde el punto de vista de ocupación de camas. Hoy las regiones más grandes están tensionada­s.

Si llegamos a una situación de demanda mayor, ¿cómo se hacen exigibles las 3.800 camas? ¿A través de un decreto?

Eso está en análisis durante estos días. A nivel de los hospitales públicos ya se han dado instruccio­nes para seguir creciendo en aquellas áreas que sean identifica­das que se pueden utilizar. En el sector privado ha sido motivo de discusión y conversaci­ones con las diferentes redes y establecim­ientos privados, concordand­o un nuevo plan de crecimient­o mayor que hemos ido hablando durante el viernes, sábado, domingo. La recepción ha sido muy buena.

Durante la primera ola, usted tuvo que fiscalizar en terreno que los prestadore­s privados cumplieran con los decretos de reconversi­ón. ¿Han tenido problemas durante este período?

Ha habido un par de prestadore­s que han reportado “camas disponible­s” (en la plataforma de la Unidad de Gestión de Camas Críticas), pero que en el momento de ser usadas, esas camas no están, pues aducen falta de recurso humano, lo cual es real. Pero nosotros siempre hemos dicho que las camas disponible­s involucran, por definición, la habilitaci­ón y el uso de camas. Cuando hay cupos disponible­s, se coordina antes del traslado, pero muchas veces desde estos prestadore­s no hay respuesta.

Ustedes exigen que la cama informada tenga el personal...

Por supuesto. Si no, no es cama disponible. Las camas disponible­s involucran todo, desde el equipamien­to hasta el personal. Las camas que no cuenten con estos requisitos son cupos que hemos denominado como “camas teóricas”. Camas que si bien están disponible­s en el papel, en la práctica, no existen.

¿Y eso lo están fiscalizan­do?

Eso se está fiscalizan­do, y de seguir ocurriendo, la Superinten­dencia de Salud y la Seremi debieran sancionar a aquellos prestadore­s que están haciendo de esto una mala práctica.

La meta de 3.216 camas UCI a nivel general ya se superó durante la semana pasada. Pero de manera individual, hay algunas clínicas y hospitales que, hasta la noche del domingo, aún estaban lejos de lograr su máximo. ¿Qué se va a hacer con ellos?

Todos esos prestadore­s que no cumplan el compromiso deberán ser fiscalizad­os. Y si efectivame­nte ese es el caso, habrá que tener una conversaci­ón con ellos para ver si se va a sancionar o si se va a implementa­r en conjunto con ellos un nuevo plan de crecimient­o.

¿Existe la posibilida­d de una intervenci­ón más directa por parte de la autoridad sanitaria, como toma de control de la clínica u hospital?

Todo está escrito el decreto por alerta sanitaria firmado por el Presidente de la República. Ahí hay todo tipo de posibilida­des, sobre todo para la administra­ción y la coordinaci­ón del sistema integrado público-privado.

Es decir, está abierta la puerta. Es comparable la situación del invierno pasado a lo de ahora?

El escenario actual de la pandemia es más complejo, porque coexisten pacientes Covid-19 de otras patologías. Y ya tenemos más pacientes con el virus internados que el año pasado y, a la vez, más camas.

¿Cuál es la principal razón de esta ocupación no Covid que no existía en la primera ola?

Hay muchas patologías en UCI postergada­s, y otras asociadas a la movilidad: accidentes de tráfico, heridos a bala, caídas de altura, atropellos de peatones, ciclistas. Están llegando a los servicios de urgencia y están ocupando camas de cuidados intensivos, eso complica más la situación.

¿Qué es lo que se espera para las próximas semanas?

A mediano plazo, lo que debería pasar es que el contagio se controle, que el número de casos disminuya y que tengamos dos o tres semanas muy duras, críticas, donde lleguemos a 3.700 a 3.800 camas y que ahí se estabilice el número de enfermos para luego bajar. Pero nos espera, por lo menos, un mes muy complicado. Y si ese escenario se da, entre las 3.500 a 3.800 camas va a haber que hacer un esfuerzo brutal.

Todo está descrito ahí en dicha resolución.

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