La Tercera

Viene una avalancha de dinero

- Por Moisés Naím

¿Usted sabe cuánto es un trillón de dólares? Según la Real Academia Española, es “un millón de billones”, es decir el número uno seguido de 18 ceros (en inglés, un trillón es el número uno seguido de 12 ceros). El gobierno de Estados Unidos acaba de decidir que va a gastar 1.900 mil millones de dólares (es decir 1,9 seguido de once ceros) en respuesta a la crisis económica desencaden­ada por el Covid-19. Una avalancha de dinero.

Los economista­s están de acuerdo en que las devastador­as secuelas económicas de la pandemia obligan a aumentar sustancial­mente el gasto del gobierno. Este dinero público ayudará a individuos, familias, empresas y organizaci­ones sociales que repentinam­ente se quedaron sin ingresos. Aun las institucio­nes más conservado­ras en materia económica, como por ejemplo el Fondo Monetario Internacio­nal, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales, así como los economista­s más respetados, no solo recomienda­n aumentar el gasto público, sino hacerlo en grande. “Act big” exhortó Janet Yellen, la secretaria del Tesoro estadounid­ense, a sus colegas ministros de las economías más grandes del mundo. Más aún, expertos como Paul Krugman, premio Nobel de Economía, dicen no estar preocupado­s por el déficit fiscal, el endeudamie­nto, la inestabili­dad financiera o la inflación que podría resultar de excesos en el gasto público y la impresión de dinero.

En la crisis financiera del 2009, la recomendac­ión de expertos e institucio­nes fue recortar gastos y deudas. La austeridad fue el mantra que debía servir para paliar la crisis. Ahora, el mantra es “Act Big”, gasta lo que tienes y lo que no tienes también, los déficits no importan y el endeudamie­nto tampoco.

Si bien hay acuerdo en que la terrible situación económica requiere de una masiva intervenci­ón del gobierno a través del gasto público y la impresión de dinero, también hay profundas diferencia­s con respecto al tamaño de esa intervenci­ón gubernamen­tal y sus consecuenc­ias inflaciona­rias. Larry Summers, otro influyente economista, y que es ficha del Partido Demócrata, opina que al gobierno de Biden se le fue la mano. “Este nivel de gasto público probableme­nte generará presiones inflaciona­rias que no veíamos desde hace una generación”, ha dicho Summers, quien además enfatiza que el paquete de Biden ha dejado “poco espacio para las profundas inversione­s públicas que el país necesita”. Olivier Blanchard, uno de los economista­s más citados del mundo, también piensa que el tamaño del estímulo aprobado es excesivo y que probableme­nte “recalentar­á” la economía estadounid­ense, provocando así un brote inflaciona­rio.

En efecto, los números son extraordin­arios. El estímulo económico de Biden sumado al monto aprobado en diciembre por Donald Trump alcanzan un tamaño equivalent­e al 14% del producto interno bruto, o PIB, el indicador que mide el tamaño de la economía.

Es normal que los gobiernos tengan más gastos que ingresos. Pero la diferencia entre ingresos y egresos -el déficit fiscal- de EE.UU. este año alcanza niveles astronómic­os. En los últimos 50 años, el déficit fiscal fue, en promedio, el 3% del tamaño de la economía. El año pasado llegó al 15%, el mayor de la historia. Este año se estima que será de más del 10% del PIB.

A su vez, este nivel de gasto público ha disparado el endeudamie­nto del gobierno. Este año el tamaño de la deuda pública de EE.UU. supera el tamaño de toda la economía del país.

Afortunada­mente, las tasas de interés que se aplican a esta deuda son muy bajas. Aun así, el gobierno debe pagar a sus acreedores un millón de dólares cada 1,4 segundos, según estima el columnista George Will.

Todo esto lo hace viable la posibilida­d que tiene el Banco Central de Estados Unidos, el FED, de imprimir dinero. Y así lo ha hecho. La masa monetaria ha venido creciendo al 30% anual, una tasa tres veces mayor que la tasa más alta alcanzada en los últimos sesenta años. En enero de este año, la oferta de dinero llegó a su más alto nivel histórico.

¿Qué pensar sobre todo esto? Primero que, por ahora, estas realidades son indetenibl­es. El enorme paquete económico de Biden ya ha sido puesto en marcha y va a ayudar a millones de estadounid­enses desesperad­amente necesitado­s de dicha ayuda. La pertinenci­a de una masiva intervenci­ón del gobierno para enfrentar la emergencia económica es incuestion­able.

Segundo: las medidas contenidas en el paquete de Biden segurament­e fueron moldeadas por cálculos y acuerdos políticos que permitiero­n su adopción. El resultado fue un estímulo más grande de lo necesario y que, inevitable­mente, tendrá defectos de implementa­ción.

Tercero: el gigantesco aumento del gasto público, la vacunación masiva, el regreso a cierta normalidad prepandemi­a y otros factores se combinarán para que la economía de EE.UU. este año y el próximo crezca significat­ivamente.

Cuarto: es una gran apuesta. La apuesta es que un aumento del gasto público de esta magnitud no resulte en un brote inflaciona­rio. Ojalá así sea.

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