Elevando la discusión: los debates que marcaron la semana
De vuelta al punto de partida
Esta semana, Brasil superó los 3.000 muertos diarios por coronavirus, la Unión Europea endureció sus restricciones de exportación de vacunas para asegurar su proceso de inmunización –que sigue siendo el más lento del mundo desarrollado- y en nuestro país toda la Región Metropolitana entró en cuarentena. ¿Cuándo nos va a tocar a nosotros?, se deben preguntar las comunas del país que aún no están en Fase 1, porque el destino parece inevitable. Definitivamente, las cosas no se ven bien. Y pensar que hace sólo un mes creíamos que los vientos soplaban a favor. Todo eso ha seguido alimentando por estos lados el debate sobre la eventual suspensión de las elecciones del 10 y 11 de abril. Incluso, pese a la negativa inicial del gobierno y de gran parte de la clase política, nadie logra espantar el fantasma de una postergación y la dirección del viento parece estar cambiando. Un dilema difícil de resolver, según Max Colodro, porque “no es fácil, por decir lo menos, mover el proceso electoral de abril”. Pero tampoco, como escribió el domingo pasado, “está claro qué hacer si las actuales cifras de contagio y estrés hospitalario siguen empeorando en las próximas semanas”. Hay algo de Ley de Murphy en todo esto. “Cuando las cosas pueden ir mal, irán peor”. Por eso, la pregunta de Héctor Soto en su columna el domingo pasado es más válida que nunca: ¿Nos queda saldo? Porque considerando, según él, que “hasta aquí parece muy improbable que la agenda pueda modificarse, no queda mucho más que encomendarnos a la excepcionalidad chilena para que el desenlace nos conduzca al mejor resultado y no al peor”. “Han sido varias”, dice, “las veces en que este país se jugó su destino en condiciones de gran adversidad y… las cosas… terminaron saliendo bien”. Habrá que ver si sucede también esta vez.
Y volviendo a la pandemia –que finalmente es la que ha trastocado toda nuestra realidadpareciera que estamos atravesando la tormenta “justo antes del amanecer”, como escribió Daniel Matamala el domingo pasado. Según él, “podemos cerrar los ojos y acostumbrarnos a que un avión se estrelle todos los días; a que sus pasajeros mueran… O unirnos en un último gran esfuerzo nacional, hasta que el efecto de las vacunas… haga que el sol salga de nuevo”. Sus palabras suenan a llamado a una responsabilidad ciudadana, que para ser honestos, no ha abundado en estos tiempos de emergencia sanitaria.
¿La era de la abundancia?
La crisis financiera de 2008 dividió a Europa entre los que promovían un mayor gasto y los que defendían la austeridad como respuesta. La canciller alemana -hoy de salida, ironías de la vida, tal vez- encabezaba por entonces el frente de la austeridad. Hoy, la misma naturaleza de la crisis ha hecho que esa discusión parezca añeja, porque el regreso en gloria y majestad del keynesianismo ha venido de la mano de los paquetes de estímulos económicos más abultados de la historia. Basta pensar en esos US$ 1,9 billones de Joe
Biden. Sólo imaginarlo resulta difícil. La revista The Economist habla de la “gran apuesta” del presidente de Estados Unidos y de los riesgos que plantea para el mundo. “Este experimento no tiene paralelos desde la Segunda Guerra Mundial”, dice, y “el peligro para Estados Unidos y para el mundo es que la economía se sobrecaliente”. Ronda el fantasma de la inflación y los ecos de otros tiempos. Lo dice también Moisés Naím en una columna en La Tercera: “La apuesta es que un aumento del gasto público de esta magnitud no resulte en un brote inflacionario, ojalá así sea”. Todos lo esperamos.
El mantra que plantea Naím y que prima hoy -“Act Big” (Actúa a lo Grande)- parece también haber llegado por acá, con el anuncio de un nuevo paquete de ayuda del gobierno por US$ 6 mil millones, equivalente al 2% del PIB y que se suma a los US$ 12 mil millones acordados el año pasado. Es decir, más del 6% del PIB destinado para enfrentar la crisis. Estamos entre los países que más han gastado en ayudas financieras durante la pandemia, según The Economist. Es cierto que algunos piden más, pero finalmente… “en pedir no hay engaño”. Nunca se hace suficiente. Basta pensar que, a falta de uno, ya son seis los proyectos por un tercer retiro de las AFP. Las cuentas se siguen vaciando, pero eso parece no importarles a varios, de uno y otro lado. Y como de jubilaciones estamos hablando, en el debate de las pensiones, la idea de una pensión básica universal, instalada por la nueva presidenta de la Asociación de AFP sigue en la palestra y es hoy motivo de nuestro Frente a Frente (ver pág. 10).
Sobre política y campañas
De vuelta a la política, fines de marzo nos encuentra con el elenco completo para las elecciones presidenciales. Es cierto que varios irán cayendo en el camino y las primarias de julio serán decisivas, pero todavía nadie sabe al menos del centro hacia la izquierda- quiénes estarán en esas primarias. La semana pasada, el último en incorporarse a la carrera fue Gabriel Boric, quien insiste en una primaria amplia. Un punto que también había puesto Paula Narváez. Pero como dijo Miguel Crispi a La Tercera PM, parece no haber “ánimo” en la Unidad Constituyente para tomar ese camino. Allí, el dilema es otro: hacer o no una primaria entre el PS-PPD. El tiempo corre y la claridad escasea. Y eso, sin considerar que en el PS los ánimos no son de los mejores por el lento crecimiento en las encuestas de su candidata, que sigue relegada. La tensa reunión entre Paula Narváez y los parlamentarios del partido revelada esta semana en La Tercera es prueba de ello. Y hoy en una entrevista, el expresidente de la colectividad Camilo Escalona pide a la directiva más apoyo para la candidata (ver pag 30). Pero volviendo a la discusión de fondo, la del desorden que reina en ese sector, Ascanio Cavallo insistió el domingo pasado en otro punto, el de los supuestos que hoy guían el actuar de los candidatos opositores. Según él, los presidenciables operan a partir de sus propias interpretaciones de lo ocurrido el 18-O. Pero ninguna de ellas ha sido confirmada, porque a fin de cuentas, como todo en democracia, son los votos los que dirán quién tiene la razón. Y para eso aún falta.
Pero no sólo el creciente debate presidencial copó la agenda. Esta semana, otra discusión motivó más de una columna en nuestras páginas, la de los polémicos dichos de la presidenta del Colegio Médico, en los que calificó de “infelices” a los representantes del gobierno. Más allá de las disculpas posteriores, para el abogado Gabriel Zaliasnik, el episodio es reflejo del Chile actual, de nuestro propio descenso al corazón de las tinieblas del que escribió Joseph Conrad. “En palabras de Judith Shklar”, escribe, “mientras cada parte trate de destruir la credibilidad del rival, la política se convierte en una fábrica de simulación y desenmascaramiento”. Para él, eso fue lo que sucedió con Siches. Sin embargo, para el exdirector de la Secom Juan Carvajal es otro el foco de esa discusión, el de la necesidad de abordar los planteamientos de fondo de la presidenta del Colmed. Su “humilde reconocimiento... de haber cometido un ‘error’” no debería tomarse como excusa para no discutir sobre la necesidad de “mejorar el manejo sanitario de la pandemia”, aseguró. Dos miradas de una entrevista que alimentó el debate semanal.