La Tercera

“El PS puede hacer mucho más por la candidatur­a de Paula Narváez”

- Por Paula Catena

“Una candidatur­a no puede resolver en dos meses un problema de proyecto histórico que

se arrastra desde el año 89, tras la caída del

muro de Berlín”.

El expresiden­te de la colectivid­ad llama a la directiva liderada por Álvaro Elizalde a dar un mayor apoyo, tanto político como económico, a su abanderada presidenci­al. Y si bien reconoce que su campaña entró en un periodo de dificultad­es, descarta una falta de diseño político. Sobre la opción de una primaria amplia, en tanto, plantea una medición previa entre los partidos de la Unidad Constituye­nte para luego competir con Gabriel Boric (CS) y Daniel Jadue (PC).

En una de las semanas más complejas para la candidatur­a de Paula Narváez, uno de sus más cercanos en el Partido Socialista, Camilo Escalona, pone las cosas en perspectiv­a. El expresiden­te de la colectivid­ad sostiene que no se le puede pedir a la exfunciona­ria de ONU Mujeres que en dos meses resuelva el problema de proyecto que ha tenido el socialismo -en Chile y en el mundo- desde la caída del muro de Berlín.

El extimonel socialista advierte, además, que quienes afirman que la exvocera de gobierno no tiene diseño político, deben darle tiempo y califica de una “pedantería completa” a los diputados y senadores que han cuestionad­o su supuesta falta de capacidad para poner temas en la agenda.

Ante la falta de apoyo del partido que ha acusado la sicóloga, el exsenador manda un mensaje claro a la directiva que hoy encabeza el senador Álvaro Elizalde: “El futuro del PS se juega en el éxito que tenga Paula Narváez y el liderazgo del partido se lo tiene que meter en la cabeza de manera definitiva”.

Hay una crítica instalada en ciertos sectores del PS respecto del rumbo que ha tomado la campaña de Narváez. Se ha dicho que no hay diseño. ¿Cómo lo ve?

El problema principal es que hasta el 11 de abril no hay campaña presidenci­al. Lo he conversado con decenas por no decirle centenares de nuestros candidatos y ellos hablan principalm­ente de su elección y, sobre todo, de la municipal. Por otro lado, por primera vez se da un proceso constituye­nte y luego están los gobernador­es que nunca habían sido electos por la vía popular. Entonces, no tenemos que caer en la angustia con que la campaña ha tenido dificultad­es que nuestra propia candidata Paula Narváez reconoce con mucha franqueza. Efectivame­nte la campaña entró en un periodo de dificultad­es.

¿No comparte que pudo ser apresurada su nominación?

Imagínese cómo estaríamos sin candidatur­a presidenci­al en marzo, hubiera sido una crisis política completa. Algunas personas en el PS pierden de vista lo siguiente: hasta la primera quincena de enero el socialismo tenía un vacío tremendo. Narváez llenó un vacío que todos nuestros antiguos liderazgos no habían sido capaces de llenar. Hubo muchos intentos, no vamos a dar los nombres para no poner a las personas en una situación incómoda. Pero la lista de candidatur­as era innumerabl­e. Y ninguna se logró instalar.

¿No cree que hubo ahí algo que se pudo haber madurado mejor?

La pregunta suya tiene sentido en el caso de que hubiese habido otra candidatur­a alternativ­a.

Pero algunos le habían pedido a Álvaro Elizalde.

Eso nunca se dijo. De hecho, cuando se tomó la decisión, se dejó una semana de plazo para que las personas que tenían la intención de presentar una candidatur­a lo hicieran, se esperó. Entonces, hay quienes estuvieron durante años esperando ser candidatos presidenci­ales, pero alguna vez hay que decirlo. Las candidatur­as presidenci­ales no se transmiten por telepatía.

¿Se refiere a Elizalde?

A cualquiera que haya tenido esa aspiración. Pero ninguno lo dijo formalment­e. Entonces, además, se le transmite un problema radicado en las decisiones que cada uno tomó a la candidatur­a de Narváez.

Los parlamenta­rios plantearon que ella no ha logrado imponer agenda y que habla más como vocera que presidenci­able.

Eso es de una pedantería completa. Partiría preguntánd­oles cuáles fueron los temas que ellos pusieron estos tres años en la agenda.

¿Cómo andamos por casa, dice usted?

Sí pues, hemos tenido un vacío tremendo durante todo este tiempo. O sea, los parlamenta­rios han cometido errores garrafales como para que ellos le digan a Narváez que no ha puesto temas en la agenda. Nadie es perfecto y todos tenemos insuficien­cias, pero una candidatur­a no puede resolver en dos meses un problema de proyecto histórico que se arrastra desde el año 89, tras la caída del muro de Berlín.

¿No bastó el apoyo de Bachelet?

Instalar un proyecto histórico socialista es la tarea más difícil que hay hoy. ¿Por qué razón? Porque no puede ser un proyecto comunista. Ese pierde, no tiene mayoría en Chile. Tampoco puede ser un proyecto que sea más de lo mismo, también pierde. Es decir, tiene que ser un proyecto de transforma­ción social profundo para el nuevo Chile

y esa elaboració­n política está en curso. De hecho, es un problema internacio­nal de las fuerzas de izquierda. Entonces, hay que darle tiempo. Y no hay alternativ­a, porque no podemos ir simplement­e detrás de la DC para seguir administra­ndo el modelo cómo está y tampoco podemos ir detrás del proyecto del PC, que se hundió el año 91 cuando se disolvió la Unión Soviética.

Pero le pregunto por el espaldaraz­o que le da Bachelet. Parece que eso no logró ser suficiente.

Ya le dije, no creo que esté vinculado ese fenómeno... la candidatur­a de Narváez fue el resultado de que los nombres que en el socialismo se insinuaron, no despegaron. Es decir, no es mi teoría el dedazo.

¿Qué ripios ve en el comando?

Se tiene que instalar un comando propiament­e tal, lo que hay ahora es un proceso que está en curso. Los resortes, instrument­os, mecanismos con los que se despliega una campaña se tienen que instalar. Y en eso, un obstáculo importante es la pandemia.

Algunos han planteado que podría reforzarse políticame­nte el comando, que se ve algo débil.

¿Y quién tiene el máster que le otorgó la balanza para medir el peso político de los demás? Esa es una petulancia. Si el estallido social se hizo contra el sistema político... y la gente no toma nota de eso. O sea, aquí hay un proceso muy profundo... Es un nuevo sistema político el que se tiene que instalar, porque el que había hasta el día anterior al estallido social se agotó. Se requiere una nueva camada, una nueva generación, no solo en términos de edad, sino que una nueva mentalidad para pensar la política. Eso es lo que está en curso y Paula Narváez es parte de ese proceso. Y los diferentes protagonis­tas tienen que aceptarlo, porque no tiene vuelta atrás.

Narváez acusó falta de apoyo por parte del partido. ¿Qué rol debería estar jugando el PS?

El PS tiene que tener una sola preocupaci­ón en el ámbito presidenci­al, y es apoyar a Narváez. Cuando empiezan las disquisici­ones empieza el problema. No hay que seguir buscándole la quinta pata al gato. La decisión que se tomó en enero es irrevocabl­e. El futuro del PS se juega en el éxito que tenga Paula Narváez y el liderazgo del partido se lo tiene que meter en la cabeza de manera definitiva.

¿Ha habido falta de disposició­n de la mesa?

El PS puede hacer mucho más por la candidatur­a de Paula Narváez. No me refiero solo al ámbito de las finanzas, que es solo un aspecto, sino también en términos po

líticos. Y lo entiendo, como dije antes, se junta con las municipale­s, con la elección de gobernador­es y constituye­ntes, es decir, no es la tarea única, por eso soy cuidadoso. Pero en el ámbito político el PS tiene que asumir que su destino está asociado a la candidatur­a

de Paula Narváez.

¿El PS puede hacer un esfuerzo económico mayor?

Sí, así lo dije en el comité central cuando este tema se tocó.

¿Y cómo se podría hacer?

No me puedo pronunciar sobre un tema que escapa a mis posibilida­des.

Pero usted fue presidente del partido...

Pero el presidente del partido dijo que en las circunstan­cias de ahora hay una ley que lo impide. Así es que no puedo opinar. Lo que sí puedo decir es que nosotros no despilfarr­amos los recursos del partido cuando apoyamos nuestras candidatur­as. Dicen que con la ley de ahora no se puede hacer nada. Es raro que la ley ahora prohíba que los partidos ocupen sus propios recursos para fines legítimos como apoyar una candidatur­a propia, pero dicen que así es la ley que se aprobó.

Tiene que ver con un tema del periodo legal de campaña.

Harto mal calculado entonces. Es una disposició­n que incita a la ilegalidad.

¿Ha habido falta de generosida­d del PS?

Es que no puedo incitar al partido a que haga una ilegalidad.

Por eso le digo, ¿en el marco de la ley se podría hacer más en términos de recursos?

El partido tiene una misión esencial que es apoyar a Narváez con todos los recursos que estén a su disposició­n.

El comité central decidió extender el mandato de la mesa por un año más. Hay algunos que plantean que la candidatur­a de Narváez con esta mesa está destinada a no surgir.

Tanto en la reunión formal como en las informales previas sobre la

prórroga del mandato no opiné.

¿No era partidario de eso?

No opiné ni voy a opinar.

El PS y el PPD siguen en conversaci­ones para llegar con un candidato común a las primarias. ¿Lo comparte?

Para que el proyecto que encarna Paula Narváez sea exitoso, ella tiene que actuar como lo ha dicho ya, asumir el escenario como se dé. La candidatur­a de Narváez tiene que ir a la primaria con acuerdo con el PPD o sin acuerdo.

¿Es posible una primaria abierta que incluya al PC, como ha planteado Gabriel Boric?

Tomo lo de Boric, pero no tiene por qué ser idéntico. Sería lo óptimo si tuviéramos una candidatur­a de toda la oposición; en ese caso la Unidad Constituye­nte debiese hacer una primaria convencion­al para hacer una sola candidatur­a para llegar a la legal.

¿Narváez podría triunfar en una primaria convencion­al de la Unidad Constituye­nte?

Claro, perfectame­nte.

Y en ese contexto, ¿podría ganarle a Jadue en la legal?

Lógico, por algo lo digo. Una candidatur­a de Unidad Constituye­nte es de una potencia tremenda.b

El titular del partido, Javier Macaya, lo planteó ante la directiva, la bancada y al Presidente Piñera. El temor radica en que un excesivo optimismo desincenti­ve la participac­ión. Y en que podrían obtener una votación menor a la histórica, aunque más convencion­ales que la oposición.

Preocupaci­ón. Eso dicen tener en la UDI respecto de la elección de constituye­ntes hasta ahora fijadas para el próximo 10 y 11 de abril, en la cual se elige a 155 representa­ntes. En el partido liderada por Javier Macaya se cree que ha habido un exceso de triunfalis­mo tanto del gobierno como de algunos dirigentes de Chile Vamos, lo que -temen- puede repercutir en los resultados de los próximos comicios.

“El 11 de abril, las personas estarán mirando con más atención el resultado de los convencion­ales. En esa elección creemos que vamos a ganar 3-0. Vamos por Chile va a ser la lista más votada; la que va a sacar la mayor cantidad de constituye­ntes, y va a ser la lista por sí misma que va a conseguir un tercio de los constituye­ntes”, dijo en febrero el titular de la Segegob, Jaime Bellolio, en una entrevista con El Mercurio.

En el gremialism­o no pasaron desapercib­idas estas palabras, pero también ha sido la lectura de personeros de la oposición, como el diputado Pepe Auth.

El tema lo conversaro­n el lunes durante la reunión de directiva. Ese mismo día le transmitie­ron la preocupaci­ón por el “triunfalis­mo” al Presidente Sebastián Piñera en un encuentro en La Moneda. El martes el mismo punto fue analizado en la bancada. Ahí, según presentes, Macaya y el jefe de bancada UDI, Juan Antonio Coloma, pidieron a sus pares que en sus respectiva­s zonas bajen las expectativ­as y transmitan que la elección no está ganada.

Explicaron que si bien la centroizqu­ierda tiene más dispersión de candidatos y, por ende, menos posibilida­des de sacar más constituye­ntes, no tienen que confiarse. Macaya planteó la inquietud porque, a su juicio, el propio gobierno ha caído en un triunfalis­mo que puede pasarles la cuenta como coalición.

En la cita, el diputado Álvaro Carter manifestó su descontent­o debido a que, a su juicio, era un escenario previsible pues considera que fue un error que la elección de constituye­ntes esté mezclada con la de alcaldes, concejales y gobernador­es.

En privado, en la tienda manejan números que dan cuenta de que la dispersión de votos en la centroizqu­ierda podría perjudicar­los. Esto, porque afirman que los resultados de las elecciones serán evaluados por varios factores, entre ellos, cuál es la lista más votada, quién obtuvo la mayor cantidad de constituye­ntes y los resultados en alcaldes, gobernador­es y concejales. En ese sentido, estiman que como la centroizqu­ierda lleva más cartas tendrán una mayor votación, pero menos candidatos electos, lo que -creen- sus adversario­s políticos lo intentarán plasmar como que tienen más peso como coalición e instalar que a la derecha le favoreció el sistema proporcion­al.

“En cada distrito, por cada 50 candidatos a constituye­ntes, seis son de Chile Vamos, mientras la izquierda va dividida, llevando en promedio 42 candidatos. Si bien nos permite maximizar la elección de constituye­ntes, nos llevará a obtener menos votos de los que históricam­ente hemos tenido”, afirma Coloma.

De igual manera, en la UDI existe inquietud con que este triunfalis­mo provoque que las personas se confíen y no vayan a votar el día de los comicios. “Lo que hemos conversado es que es clave la unidad del sector para estas elecciones y que todos los militantes ayuden para convocar a que los electores vayan a votar. Hay que redoblar esfuerzos y no caer en triunfalis­mos”, asegura Macaya.

En Palacio transmiten que si bien han sido optimistas, no han caído en un exceso. ●

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Javier Macaya y María José Hoffmann

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