Más señales que fútbol: la nueva era parte con un escuálido triunfo
La Selección vence a Bolivia por 2-1. Si bien el marcador fue ajustado, en la cancha se vio amplia superioridad de la Roja. Lo goles de Jiménez y Meneses, además de la capitanía de Bravo, marcan el debut de Lasarte.
Un estreno lleno de símbolos. Poderosos y trascendentes. El primer partido de Martín Lasarte como entrenador de la selección chilena no fue uno más. Caras nuevas, la jineta en el brazo izquierdo de Claudio Bravo y dos goles en los primeros 20 minutos. Señales positivas que cimentaron el triunfo de la Roja ante Bolivia en Rancagua por 2-1.
Nadie puede discutir la debilidad del rival, hoy por hoy, el peor combinado de Sudamérica. Pero ojo, en cancha, Chile no le pudo ganar en los dos últimos enfrentamientos, incluyendo esa derrota de 2017 en La Paz, por las Eliminatorias, que fue una de las dagas que dejaron a la generación dorada fuera de Rusia 2018. Por eso el valor de la victoria, para responder a las interrogantes que quedaron del proceso que Reinaldo Rueda dejó inconcluso con su partida a Colombia.
Los tantos de Jiménez (otro hito) y Meneses a los 12 y 20 , valiosos. Pasaron 36 partidos para que el Equipo de Todos lograra esta marca, cuando Pizzi todavía era el DT. Durante la última parte del argentino y en toda la era Rueda, nunca se anotó con tanta rapidez. El gol se ha convertido en una de las grandes deudas de esta escuadra y Lasarte, quien debe trabajar en eso, partió bien en ese sentido.
En el juego, algo se vio de las ideas del adiestrador uruguayo. Priorizar el juego asociado, a ras de suelo. Una sociedad interesante entre Pinares y Meneses, cargados a la izquierda. La inteligencia de Jiménez como 9 falso, para moverse entre los centrales, pero también asociarse con sus compañeros en el medio. Eso fue lo bueno. ¿Lo malo? El juego aéreo. Así llegó el empate parcial de Moreno Martins, quien se elevó entre Vegas y Galdames para doblegar la pobre respuesta de Bravo. Fue una de las pocas aproximaciones del conjunto altiplánico, que en el cualquier escenario del partido, siempre jugó a defenderse y no ser goleado.
También faltó más sorpresa. Más pasada de los laterales, especialmente de Erick Wiemberg, debutante que dejó en la banca a Beausejour (a propósito de señales) y que mostró la misma proyección que exhibe en Unión La Calera. Meneses y Pinares, especialmente en el primer tiempo, fueron las únicas cartas seguras en el mano a mano. También aprobaron Alarcón y Galdames, muy intensos y con dinámica en el medio.
Ahí estuvo otra diferencia importante respecto a la etapa anterior. Había más intensidad por recuperar la pelota. Aunque claro, Bolivia nunca tuvo un interés real por controlarla.
En el complemento, cuando el partido ya entró en la modorra de estos amistosos, Chile siguió manejando el compromiso, pero sin chispa. El cambio de ritmo llegó con el ingreso de Carlos Palacios, quien con dos o tres toques demostró de entrada que es un jugador con cualidades distintas a las de un jugador común. La Roja se acercó a la tercera anotación, lo mínimo que merecía.
Pero ese gol no llegó. Faltaron precisión e ideas para romper el cerco boliviano. Quedará para la estadística el marcador, escuálido. Poco brillo para un debut, dirán los más exigentes. Y con razón, porque Chile debe ser capaz de marcar mayores diferencias contra adversarios de un nivel menor. Lasarte sacará sus conclusiones. Qué corregir, qué mejorar. Hay mucho trabajo para el entrenador, porque los desafíos que se le vienen no son sencillos.b
“La capitanía es una situación puntual de un brazalete, el liderazgo es compartido, hoy le tocó a Claudio”. MARTÍN LASARTE DT DE LA SELECCIÓN
“El profe me dijo que tenía la libertad para hacer lo que quisiera (...) Se notó un cambio en la actitud y en la intensidad”. JEAN MENESES DELANTERO DE LA ROJA