La Tercera

Claudio Castillo, académico Usach: “Parece no entender la autoridad que estamos en horas demasiado oscuras”

- Rocío Latorre

El magíster en políticas públicas en salud, quien ha seguido de cerca los números de la pandemia, plantea que si durante la primera ola los elevados números provocaban alarma, hoy están normalizad­os a la par con el relajamien­to de las medidas. Asimismo, señala que si se quiere llegar a mayo con cifras que hagan factible el proceso eleccionar­io, se deben aumentar las ayudas sociales, mejorar la trazabilid­ad y reducir los permisos en cuarentena, y no apostar principalm­ente al efecto de las vacunas.

El académico de Salud Pública de la Universida­d de Santiago, Claudio Castillo, detalla los factores que, a su juicio, han decantado en el fuerte incremento de contagios por Covid-19 de las últimas semanas. El también director de la Fundación Horizonte Ciudadano apunta a problemas en la comunicaci­ón de riesgo, la flexibiliz­ación del plan Paso a Paso, una cuarentena que no se cumple a cabalidad y el Permiso de Vacaciones, entre alguno de estos. Plantea que para que las elecciones sean factibles en mayo se deben endurecer las medidas y llama a las autoridade­s a replantear la estrategia de control y prevención de la pancambio

demia. “La improvisac­ión ya no tiene espacio”, afirma.

¿Qué factores se conjugan para este fuerte rebrote de casos, en medio de un proceso de vacunación exitoso?

En la primera ola el peak de casos se dio en una semana con una alta variación; la semana del 8 y el 14 de junio comenzó con 3.900 casos, llegó a 6.700 y después cayó a 5.000. La semana sumó casi 40.000 nuevos casos con una positivida­d muy alta, de casi el 30% y 20.000 test diarios. Ahora tenemos más de 45.000 casos en la última semana, pero con casi 80.000 test diarios, y eso baja la positivida­d. Pero en ese minuto estas cifras provocaban alarma, tanto es así que se produce el

de ministro de Salud (Jaime Mañalich). Pero ahora hay una normalizac­ión de esta cantidad de contagios.

¿A qué lo atribuye?

Después de un año, las personas han perdido adherencia a las medidas de prevención. Y se da en el marco del cuestionam­iento de una serie de medidas de parte de las propias autoridade­s. No vimos el año pasado a autoridade­s poniendo en duda, por ejemplo, los contagios al interior de iglesias, el transporte público o que se promoviera el cine. Y en ese sentido hay que enfatizar la comunicaci­ón de riesgo. Hay un estudio reciente de Singapur, que analiza la relación entre la comunicaci­ón de riesgo del gobierno y el comportami­ento

de las personas, y muestra que la confianza en estas comunicaci­ones se asocian con una mayor probabilid­ad de adoptar un comportami­ento protector. Ellos demostraro­n que lo que decían las autoridade­s incidía en el comportami­ento de las personas.

¿Y acá no se logró?

Acá influye que la pandemia nos llega en medio de una crisis política, una desconfian­za importante respecto de las autoridade­s y eso impacta en la adherencia de la población a las medidas. Los casos exitosos, en general, han posicionad­o a liderazgos técnicos más que a políticos, y lo que tenemos hoy día nosotros son autoridade­s transmitie­ndo mensajes políticos, muy triunfalis­tas en el caso de la vacunación, potenciand­o el liderazgo del Presidente, pero sin conectar con la ciudadanía, con el momento emocional que vive el país. Probableme­nte la crisis de salud mental va ser grande, porque hay mucho dolor acumulado por no hacer los duelos de tantos fallecimie­ntos, pero también por sentir sienta indolencia de las autoridade­s frente a los temas más sensibles. Si uno mira los casos positivos, encuentra ejemplos de Nueva Zelandia, Corea del Sur, Escocia, Taiwán, o incluso Senegal, que mostraron una conexión con la ciudadanía, un liderazgo técnico y una comunicaci­ón clara, sin buscar el rédito político, sino más bien transmitir el correcto riesgo al que está enfrentada la población. Y acá lo que hemos tenido es: flexibiliz­ación del plan Paso a Paso e incorporar en la Fase 2 actividade­s de alto riesgo. Y, además, este Permiso de Vacaciones.

Ha sido cuestionad­o ese permiso...

Se dijo que era bajo el argumento de la salud mental, pero el ministerio (de Salud) nunca planteó cuál era la evidencia y quiénes eran los expertos que estaban detrás de esas recomendac­iones. Y se suponía que iba a ser una medida excepciona­l, pero termina adosando

más de cuatro millones de permisos, casi un cuarto de la población del país. Es decir, hubo una diseminaci­ón del virus por todo Chile.

¿Y el incremento actual de casos, sería reflejo de eso?

Es parte de una cadena. Las personas podrían haberse contagiado hace tres semanas, iniciaron síntomas 10 días después, se tomaron el examen cinco días después y el resultado estuvo dos o tres días después, es decir, pasaron 18 días. Nosotros siempre estamos mirando los datos hacia atrás y es por eso que estas medidas que se toman ahora no van a dar un resultado inmediato. En ese contexto, hasta un par de semanas más, es probable que los casos nuevos sigan al alza o bastante altos.

Es decir, alguien que se contagió a fines de febrero puede estar en este momento grave en una UCI...

Exactament­e. Y, además, cuando uno mira la evolución de los casos, se da un alza en enero, que coincide con las fiestas de final de año y los permisos especiales de reunión. Luego bajan en febrero y vuelven a subir en marzo, es decir, hay un efecto evidente del Permiso de Vacaciones y también porque las personas vuelven a las ciudades donde la mayor parte de las actividade­s son intradomic­iliarias, y al trabajo, con una sobrecarga en el transporte

público. Hay un tema de un comportami­ento asociado a la estacional­idad. Y yo creo que la autoridad no supo dimensiona­r el efecto que podía tener. Hoy tenemos una combinació­n de factores que hacen que estemos en esta nueva ola, que es peor que la primera.

Consideran­do que la población adulta está vacunada, ¿por qué está creciendo tanto la demanda en las UCI?

Lo que estamos viendo en Chile es muy parecido a lo que está pasando en Brasil, en términos de un aumento de las hospitaliz­aciones de las personas más jóvenes, menores de 60 años. Y un aumento significat­ivo del promedio de estadía, por hospitaliz­ación. Esto, entre otras cosas, porque las personas mayores de 70 años ya fueron vacunadas y al 15 de marzo ya tenían las dos dosis. Pero, además, porque siempre hemos tenido más casos en la población joven y nunca se transmitió correctame­nte el riesgo, siempre se planteó que era una enfermedad de personas mayores, que ellos morían y se agravaban. Así, la población joven ha mantenido conductas de mayor riesgo y el esfuerzo terapéutic­o es mayor en ellos, porque tienen mayor capacidad de resistenci­a, por lo tanto, el flujo de ingreso-salida es desigual de las camas UCI; están ingresando más personas de las que están saliendo.

Esa ecuación es compleja...

Sí. Y genera una presión sobre el sistema que no habíamos visto, porque los pacientes en camas complejas son muchos más que en el peak anterior. La Universida­d de Chile en noviembre publicó un análisis que planteaba que el 9,4% de las personas infectadas en el país habían requerido hospitaliz­ación. Eso significa que son 4.400 las hospitaliz­aciones que se necesitará­n en los próximos días. Y en el caso de España, del total de contagiado­s, ellos estiman que el 0,5% ha requerido ingreso a UCI. Y el 0,5% de estos 47.000 que tuvimos la última semana son 233 personas. Y hoy teníamos solo 146 camas disponible­s, la disponibil­idad más baja de toda la pandemia.

El llamado a la prevención no parece haber tenido éxito...

El que tengamos un nuevo peak de hospitaliz­aciones en UCI da cuenta del fracaso de la estrategia preventiva. Y yo creo que para el gobierno nunca fue una prioridad la trazabilid­ad: el protocolo se publicó en julio, cuando la pandemia partió en marzo, eso da una señal. Y la búsqueda es básica, porque si la autoridad plantea que más del 80% de los casos son intradomic­iliarios, significa que la trazabilid­ad no buscó aguas arriba.

En promedio, se está trazando a 2,4 personas por cada contagiado en el país...

Y eso es muy bajo para los estándares internacio­nales y para el promedio de familias. En

Chile el hogar está compuesto, en general, por 3,2 personas. Entonces, no puede ser que solo se contagien los que viven solos; desde la perspectiv­a de los datos, eso no es creíble. Pero no ha habido el suficiente apoyo a los municipios, los recursos han llegado tarde. Y este esfuerzo impresiona­nte del país por vacunar también ha sido a costa de otros esfuerzos.

¿Por qué cree usted que no se ha implementa­do correctame­nte?

No ha habido o no se ha visualizad­o una estrategia potente de trazabilid­ad y de aislamient­o oportuno. Y desde que se detectó la variante británica, en diciembre, hubo recomendac­iones de poner mayor esfuerzo en el control, en la fiscalizac­ión, el seguimient­o de los viajeros. Pero no hubo ninguna medida que apoyara la vigilancia epidemioló­gica de los viajeros, es más, las fronteras siguieron abiertas, no hubo control más que PCR aleatorios. Y el rigor de las medidas que se anunciaron hace una semana, que las personas que ingresen estén en una residencia sanitaria, bajo supervisió­n, que se pueda hacer el seguimient­o y, sobre todo, la secuenciac­ión genómica del virus, debió partir antes. El país tiene que avanzar en hacer vigilancia genómica para saber efectivame­nte qué variantes están circulando en el país.

Con siete mil contagios diarios en los últimos días, ¿cómo evalúa el panorama actual de la pandemia?

La situación actual es sumamente crítica, yo diría que técnicamen­te hay una saturación del sistema integrado de salud. Los recursos son finitos en términos de equipos de salud especializ­ados. Por eso que hay que tener en considerac­ión que la pelea contra el virus no puede estar en las UCI, sino en las medidas de salud pública, y es tan importante que se revalúen las flexibilid­ades del plan Paso a Paso, y ese listado excesivo y largo de empresas esenciales. Parece no entender la autoridad que estamos en horas demasiado oscuras, que se juega la vida de miles de personas.

¿Ve posible que se realicen elecciones en mayo, como se ha propuesto?

Se requiere un verdadero confinamie­nto, se tienen que activar todas las ayudas sociales. Sin que la movilidad y la interacció­n de las personas se disminuya al mínimo, no vamos a ver un efecto en mayo solo en base a la vacuna. Esa es una de las herramient­as a disposició­n para controlar la pandemia, pero también están las medidas de salud pública, la estrategia de trazabilid­ad, aislamient­o y fortalecer la secuenciac­ión genómica. No se puede seguir improvisan­do con medidas mal diseñadas, y peor aún implementa­das. La improvisac­ión ya no tiene espacio, se tiene que escuchar más al Consejo Asesor. Llegar a mayo en una situación estable implica fortalecer las medidas de confinamie­nto, fiscalizar­las, sobre todo el permiso colectivo, donde hay un forado importante en términos de excepcione­s, y por supuesto, un cambio importante en la comunicaci­ón de riesgo y más humildad frente a los errores.

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