Éxtasis: alerta por producción en Chile
Fiscalía en alerta por nuevas pastillas “made in Chile”
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Utilizando máquinas importadas a través de portales de ventas como AliExpress, algunas bandas comenzaron a fabricar comprimidos en territorio nacional. Según el Ministerio Público, se trata de un fenómeno que no tiene parangón en otros países de América Latina.
Entre la piedra color marrón, similar a un trozo de cera seco, que concentra la sustancia química denominada MDMA (metilendioximentanfetamina) y una dosis de éxtasis hay un proceso clave: la elaboración de la pastilla. Esta generará el tamaño, color y hasta el olor definitivo de la droga que se comercializará a nivel
“retail”. Y es justamente en este procedimiento, conocido en jerga policial como “tableteo”, que Chile se está convirtiendo en un pionero a nivel latinoamericano.
Esto fue detectado por primera vez en 2018, con un método bastante artesanal. Pero durante 2020 avanzó de manera vertiginosa -tanto en tecnología como en velocidad de producción-, por lo que se ha convertido en un nuevo foco de preocupación para las policías y el Ministerio Público.
De hecho, en la actualidad existen investigaciones reservadas que están estudiando esta modalidad. En estos casos, distribuidores que operan a través de portales de venta internacional -como el sitio web AliExpress- también juegan un rol clave, abasteciendo con la maquinaria necesaria para crear la pastilla. ¿Qué tan conscientes están los productores del destino final que están teniendo sus artículos? Esa es una de las aristas que aún quedan por aclarar en estas indagatorias penales.
Pero antes, un poco de historia: 2001 fue el año en que se registraron las primeras incautaciones de pastillas de éxtasis, escondidas en encomiendas enviadas desde Europa y cuyo destino era la venta en ambientes ligados a la escena electrónica. Durante los siguientes 12 años, el éxtasis y el LSD fueron las únicas drogas de síntesis que se detectaron en suelo nacional. Desde 2013 el mercado “se amplió”, y así, en los últimos ocho años, la PDI ha detectado 55 diferentes tipos de narcóticos producidos en laboratorios.
En esta evolución, lo ocurrido hace dos años marcó un hito. Luis Toledo, director de la Unidad Especializada de Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de la Fiscalía Nacional, cuenta que el boom de incautaciones de pastillas de éxtasis ocurrió durante 2019. “Se incautaron más de 180 mil pastillas para el consumo a nivel nacional. Desde ahí han ido bajando considerablemente estas incautaciones. Con la crisis social y particularmente con la pandemia del coronavirus, el año pasado esto bajó a menos del 10%. Sin embargo, en paralelo fuimos encontrando un crecimiento evidente en el aumento de incautación de laboratorios de producción de pastillas”.
El primer registro de un centro dedicado a la elaboración de comprimidos de éxtasis data de 2018, aunque la policía considera que esos primeros intentos eran solamente unas pruebas para determinar la factibilidad de realizar esas operaciones. La forma en que se elaboraban estos primeros productos consistía en un dispositivo manual con dos pistones. Al medio de este instrumento iba la mezcla que contenía el narcótico y para producir la compre
sión era necesario pegar a los pistones con un martillo. Un método muy diferente a la evolución que tendría el fenómeno el año pasado.
Manufacturas 2.0
El comisario Patricio Navarro, jefe del Departamento de Investigación de Sustancias Químicas Controladas (Disuq) de la PDI, dice que en 2020 han encontrado cuatro máquinas de funcionamiento eléctrico, con capacidad de producción de 3.500 a 4.000 comprimidos por hora de trabajo. “Eso, sin contar lo que está vigente en investigación”.
Toledo agrega que esas máquinas se ingresan a Chile como talabartería, compradas a través de plataformas virtuales. Son incautadas generalmente por Aduanas y, en realidad, son máquinas industriales para fabricar y compactar pastillas de éxtasis con insumos y materias primas que también llegan importadas. “Generalmente, ya no se encuentran pastillas, sino que lo que se halla es MDMA granulado en rocas o incluso líquido”, dice el fiscal. “En todos esos formatos es como más se encuentra, especialmente en el aeropuerto internacional y en otras partes de Chile”.
Según Toledo, esas máquinas se importan por cualquier importador extranjero, como por ejemplo AliExpress. “La manera de fabricar una pastilla se obtiene a través de la dark web, con tutoriales y formatos que los propios fabricantes encuentran. Los procedimientos dan cuenta de conexiones con organizaciones criminales que proveen desde España, desde Holanda, desde Colombia”. El abogado asegura, además, que el objetivo de estos productos es “redistribuirlos en Argentina, Uruguay y Perú”.
Navarro, por su lado, relata que “estas son máquinas que en algunos países son lícitas, entonces no tienen restricciones en su fabricación y venta, no obstante que nuestra legislación establece sanciones para quienes tengan en su poder elementos comúnmente utilizados para la manufactura de las sustancias que están controladas por la ley”.
La mayoría de los casos detectados tuvo sus orígenes en las sospechas que generó la entrada de estos productos al país. No obstante, se indagan causas en que la máquina se habría armado con la importación de distintas partes, cada una ingresada a Chile de manera independiente.
En un informe elaborado por la PDI y derivado al Ministerio Público durante el segundo semestre del año pasado, se indica que “este tipo de máquinas se pueden adquirir a precios accesibles y sin mayores requerimientos para su compra, lo que sumado a la tendencia del ingreso de drogas directo de la síntesis desde países productores, no solo de MDMA, sino también de metanfetamina y catinonas sintéticas, constituye un riesgo por la posibilidad de la instalación permanente de este tipo de procesos en Chile, por cuanto, como se ha discutido, dichas sustancias sicotrópicas han sido halladas en formato cristal en territorio nacional”.
El reporte adjuntó un pantallazo del sitio web AliExpress, con la imagen de una máquina destinada a la fabricación de pastillas y que se vendía por $ 340.472.
Chile, ¿país pionero?
La materia prima de este éxtasis ha sido hallada en encomiendas provenientes de países europeos y de Colombia, y las personas que han sido detenidas son tanto chilenas como extranjeras.
Por lo general, según aseguran fuentes que se encuentran indagando este fenómeno, los detenidos han optado por guardar silencio. Debido a lo anterior, hasta ahora se desconoce por qué esta técnica de producción de pastillas de éxtasis se está realizando en suelo nacional y no en países vecinos. Por eso, señalan personas ligadas a estos procedimientos, es que estaríamos frente a una “innovación” en América Latina.
El fiscal Toledo confirma que según la información que se maneja regionalmente a través de la red de fiscales antidrogas, esto está ocurriendo particularmente en Chile. También ha ocurrido en Brasil, pero en el Cono Sur es nuestro país el que está teniendo más incautaciones de pastillas y de la materia prima granulada. “El tema de las máquinas usadas para la elaboración de comprimidos tampoco ocurre en nuestros países vecinos”, advierte.
Ingerir estas pastillas “made in Chile” conlleva riesgos adicionales al consumo habitual de este narcótico. El comisario Navarro explica que la dosificación es muy compleja. Entonces, al tratarse de productores no expertos, es probable que no se logre una mezcla homogénea y esto puede traer como resultado la intoxicación aguda de quien consuma este “producto nacional”.
Fuentes conocedoras de estos procesos indican que para fabricar las pastillas se suman una serie de productos a la mezcla. Entre estos se encuentran sales de baño (las que incrementarían el efecto del narcótico), ketamina (un anestésico para caballos que, se presume, aumentaría el efecto alucinógeno), así como colorantes y, en algunos casos, saborizantes.
Preocupación
“Para nosotros constituye un tremendo desafío la persecución penal de esta nueva forma de traficar droga, ocupando este tipo de implementos”, resume Toledo. “El fenómeno de laboratorios de producción es relativamente nuevo, no lleva más de dos años”.
El abogado agrega que la detección de estos lugares no es sencilla, dado que en un espacio físico muy reducido se pueden fabricar miles de pastillas y con escasos insumos de materia prima. “También nos preocupan los componentes que le adicionan. Esto tiene que ver con otros insumos químicos, generalmente ketamina u otros adulterantes, que también son muy lesivos para la salud pública”, concluye el fiscal.
Navarro aclara que no se ha detectado producción en Chile de la materia prima MDMA. “Por eso es necesario que se fiscalicen los puntos de ingreso a Chile, y uno de esos son las cargas aéreas”, advierte. “Ahí se trabaja fiscalizando con la PDI y Aduanas, y se ha encontrado en pasajeros y cargas el ingreso de éxtasis en este formato”.
“Para nosotros constituye un tremendo desafío la persecución de esta nueva forma de traficar droga”.
Luis Toledo
Fiscalía Nacional
Tras superar una aguda crisis por adicción a los calmantes y recuperarse de Covid-19, el controvertido intelectual canadiense regresa al debate con nuevas reglas para vivir en su nuevo libro, Más allá del orden.
Cuando abrió los ojos, no podía moverse: se encontraba atado con correas a una cama. Jordan B. Peterson no entendía lo que pasaba y no sabía dónde estaba: a su alrededor solo veía personal médico extranjero. Era el 5 de febrero de 2020 y el psicólogo más célebre del mundo figuraba en una UCI en Moscú. Su último recuerdo lo conducía vagamente a un hospital en Toronto, donde había ingresado en diciembre debido a las complicaciones derivadas de su adicción a la benzodiacepina.
En los últimos tres años, Peterson (Edmonton, 1962) se apoyó en la benzodiacepina para enfrentar los altos niveles de estrés y ansiedad que comenzó a experimentar. Precisamente, cuenta, en “el periodo que pasé de tener una existencia tranquila como profesor universitario y psicólogo clínico a vivir la realidad tumultuosa de ser un personaje público”.
Exprofesor de Harvard y de la Universidad de Toronto, Peterson logró popularidad con sus clases y conferencias en YouTube, donde suele hablar de la Biblia, las ideologías y las políticas de identidad. En Canadá se opuso tenazmente a una ley que prohibía el uso de los pronombres binarios para quienes no se identifican con los géneros masculino y femenino. Inmediatamente, los seguidores su canal se multiplicaron.
En 2017 ofreció una conferencia de título proverbial, Políticas de identidad y la mentira marxista del privilegio blanco, que alcanzó cinco millones de reproducciones. En ella desacreditaba los estudios posmodernistas como un truco de manos hecho con los restos del marxismo. “Los posmodernos están equivocados, son filosóficamente ingenuos”, decía. Las políticas de identidad, nacidas al alero del posmodernismo, responden más bien a políticas del resentimiento, agregaba. “El racismo sistémico es un término que simplemente desprecio”.
“Liberal clásico”, según sus palabras, Peterson ha elaborado un discurso persuasivo en torno al caos, la oscuridad y el mal, que ha encontrado miles de admiradores que lo reconocen como un nuevo guía, un azote de lo políticamente correcto.
Con elocuencia, invoca los valores de la responsabilidad, la disciplina, el coraje y la verdad. Contrariamente, rechaza los términos igualdad, diversidad, inclusividad y equidad. Y se dirige a los jóvenes con la actitud propia de un líder carismático: “La responsabilidad le da sentido a tu vida… Ponte de pie, deja de lloriquear, no seas una víctima. El mundo acepta la responsabilidad; habla con la verdad, no te identifiques con tu maldito grupo. Percibirte como una víctima no te da derecho a una venganza resentida”.
Su libro 12 reglas para la vida vendió más de cinco millones de copias y lo volvió un intelectual de alcance global. Peterson recorrió el mundo, repletó teatros y auditorios, dio cientos de entrevistas y protagonizó debates que divulgaron sus posturas contrarias al feminismo, el ecologismo y las teorías de raza y género, las que -naturalmente- provocaron rechazo en amplios sectores.
Por entonces ya dependía de la benzodiacepina, y cuando su esposa fue diagnosticada con cáncer, aumentó su medicación. Durante 2019 intentó alejarse de la droga y los efectos fueron catastróficos: un viaje al infierno, como escribe en Más allá del orden: 12 nuevas reglas para vivir, su nuevo libro.
Tras permanecer internado en Estados Unidos y Canadá y luego de pasar de Moscú a una clínica especializada en Serbia, Peterson volvió a casa.
“Así que esto fue una lección de humildad, supongo”, explicó en un breve video en YouTube, donde agradeció el apoyo de su familia y amigos. “Mi trabajo, la clase de trabajo que hice, aunque solo se trató de escritura y no de contenido audiovisual, fue también muy útil para mí, ya que pude sostenerme a mí mismo al producir pensamientos que pudieran ser de ayuda, a pesar de mi angustia y a pesar de mi falta de esperanza por el futuro”.
Lanzado internacionalmente hace un par de semanas, el libro establece un diálogo con el volumen antede
rior. Desde luego, su escritura fue afectada por la crisis de salud que atravesó, que incluyó severos efectos por la abstinencia y pensamientos autodestructivos (por eso las correas en Moscú) y el Covid-19. “Me tuve que forzar a sentarme delante del ordenador. Durante los interminables meses en que estuve transido de terror, tuve que forzarme a concentrarme y a respirar, a no mandarlo todo al carajo. Y a duras penas lo conseguí. Me pasé la mitad del tiempo convencido de que iba a morir en alguno de los muchos hospitales en los que estuve ingresado. Y creo que si hubiera caído presa del rencor, por ejemplo, seguro que habría fallecido”, escribe.
A la luz de su experiencia, rescató “solo aquellas palabras que seguían siendo importantes aun en condiciones de sufrimiento extremo”.
Las ideologías
Si 12 reglas para la vida ofrece un discurso en torno al orden como antídoto al caos, el nuevo ensayo busca equilibrar el mapa de ruta. Admirador de los valores y las estructuras tradicionales, Peterson invita ahora a ir más allá, desde luego sin abandonar el terreno conocido: “Necesitamos mantener un pie en el orden mientras estiramos el otro a tientas hacia lo desconocido”, dice.
Entre sus nuevas reglas están: “No denigres a la ligera ni las instituciones sociales ni el logro creativo”; “imagina quién podrías ser y pon todo tu empeño en ello”; “no hagas lo que aborreces”; “al menos esfuérzate al máximo en una cosa y espera a ver qué pasa” y, por cierto, “abandona la ideología”.
La narrativa de Peterson cruza ideas deudoras de Freud y Jung con anécdotas personales, citas a Harry Potter, Disney, la mitología, dardos contra Foucault y Derrida y muchos pasajes de la Biblia. Es más, casi todos su argumentos conducen a la Biblia.
La relación de Peterson con la religión es antigua: creció en un hogar cristiano, pero se alejó de ese mundo en la adolescencia. Mientras comenzaba a preocuparse por su entorno y por los más desvalidos, abrazó el socialismo y abandonó a Dios. Ya en la universidad se propuso estudiar ciencias políticas, pero se desilusionó de sus compañeros de partido, en especial de los activistas, en quienes vio menos empatía por la clase trabajadora y más rencor hacia los ricos.
Eventualmente ese camino lo llevó a despegarse de las ideologías. “Mi fe en la ideología me abandonó cuando empecé a ver que la identificación ideológica en sí misma plantea un problema profundo y misterioso. No podía aceptar las explicaciones teóricas que me ofrecía mi campo de estudio, y ya no disponía de razones prácticas para seguir avanzando en la dirección que me había propuesto originalmente”, escribió en Mapas de sentido: la arquitectura de la creencia, su primer libro, un ambicioso ensayo de 800 páginas.
En medio de aquella decepción, confundido (“ya no les veía sentido a las cosas”), se encontró con Jung, Freud y los grandes mitos. De este modo abrió una nueva puerta y se reencantó con las antiguas religiones, los relatos sobre el mundo y sus lecciones morales. “Creo que los individuos y las sociedades que desdeñan esos absolutos (ya sea por ignorancia o por una oposición deliberada) están condenados a la desgracia y, tarde o temprano, a la disolución”, anotó en Mapas de sentido.
En su aprendizaje, Peterson descubrió que el mundo es un lugar inhóspito y cruel y que vivimos asediados por la maldad que hay en nosotros y en los demás. Así, el sufrimiento no es necesariamente culpa de los otros, sino acaso “una condición previa para la existencia de la vida” y, en consecuencia, debería ser “algo comprensible y aceptable”.
“La gente necesita principios rectores”, escribió hace tres años, de lo contrario “se impone el caos”. “Necesitamos rutina y tradición. Eso es orden”.
Ahora, se pregunta: “¿Cómo equilibramos un conservadurismo sensato con una creatividad revitalizante?”. Peterson defiende las jerarquías sociales, pero advierte sobre el peligro de anquilosarse. Del mismo modo, apunta la peligrosa “tendencia de las personas de mente progresista a ver solo lo negativo en instituciones bien arraigadas”. Más conciliador que en su libro previo, sugiere que se debe buscar un equilibrio. ¿Cómo? Con una de sus virtudes favoritas: la disciplina.
Por cierto, despliega sus argumentos contra las ideologías. “Todo se puede explicar mediante un algoritmo marxista. Los ricos son ricos porque explotan a los pobres. Los pobres son pobres porque son explotados por los ricos”, escribe. “Sin embargo, más allá de sus presuntas virtudes, la aplicación del marxismo fue un desastre en todos los sitios donse probó; y eso ha espoleado intentos de sus supuestos adeptos de hoy, que no han aprendido nada y que presentan sus ideas bajo nuevas fachadas, y siguen como si nada importante hubiera cambiado”.
“La reducción ideológica de este tipo es el sello distintivo de los pseudointelectuales más peligrosos”, afirma. ¿La lección? “Ten cuidado con los intelectuales que erigen un monoteísmo con sus teorías de la motivación”.
El resentimiento
Uno de los aspectos que Peterson suele discutir es la ira y el resentimiento. “Quizá si viviéramos como habría que vivir, no tendríamos problemas en reconocer nuestro carácter frágil y mortal, sin caer en el victimismo ofuscado que genera primero resentimiento, luego envidia y, finalmente, deseo de venganza y destrucción”, afirma.
En su opinión, el resentimiento nace de buscar culpables fuera de uno mismo. “Por ejemplo, si el problema es la riqueza y los ricos se perciben como la razón de la pobreza y del resto de los problemas del mundo, entonces se convierten en el enemigo (...). Si el problema es la masculinidad, todo hombre (o incluso el concepto de varón) se debe atacar y denigrar. Esta división del mundo en el diablo exterior y el santo interior justifica el odio maniqueísta, exigido por la moralidad del propio sistema ideológico”, afirma. Ciertamente, Peterson relativiza el discurso de los grupos oprimidos y sus grandes reivindicaciones. “Es imposible combatir el patriarcado, reducir la opresión, promover la igualdad, transformar el capitalismo, salvar el medioambiente, eliminar la competitividad, disminuir la intervención del gobierno”, escribe. “Dicho en sencillo, estos conceptos son demasiado ambiguos”.
Bajo esa luz, la ideología está muerta, según Peterson: “Los excesos sanguinarios del siglo XX la mataron”. En cambio, propone el camino del rigor: “Ten un poco de humildad. Ordena tu cuarto”, sugiere. “Cuida la familia. Haz caso a lo que dicta la conciencia. Endereza tu vida. Encuentra algo productivo e interésate en qué hacer y comprométete a hacerlo. Cuando tengas todo eso resuelto, busca un problema más grande y trata de solucionarlo si te atreves. Si también lo consigues, pasa a proyectos aún más ambiciosos. Y como primer paso para ello... abandona la ideología”.
Con todo, y después de sobrevivir a su crisis, Peterson cierra su libro relevando el poder de los afectos. Sin renunciar al coraje, este debe subordinarse al amor, dice. En medio de un mundo sombrío, el amor puede operar milagros. “Eso es algo por lo que puedes atreverte a estar agradecido. Eso es algo en lo que puedes hallar parte del antídoto al abismo y la oscuridad”, afirma. “Muestra gratitud a pesar de tu sufrimiento”.