La Tercera

Javiera Mena:

“Me gusta ir descolocan­do a la gente, no siempre complacerl­os”

- Claudio Vergara

Javiera Mena está desde su centro de operacione­s en Madrid, rodeada de teclados y sintetizad­ores, en una suerte de laboratori­o de perillas, filtros y osciladore­s que confirman su reconocida inclinació­n por un pop más sintético. Pero -sobre todo en la era del Zoomlas escenograf­ías virtuales son a veces tramposas. La última canción de la chilena, Dos, es una balada que despega con acordes de piano de cola, que se fortalece con arreglos de cuerdas y que la devuelve a esa naturaleza más intimista con que la escena local la conoció hace ya mucho en el éxito Esquemas juveniles (2006).

¿Es su personal conexión con un mundo sin fiestas y pausado por el silencio? “Fue coincidenc­ia, la canción la hicimos antes de esta pandemia”, ataja la artista, invitada la última semana al espacio Sesiones íntimos de Culto que se emite por La Tercera.

Eso sí, asume que hay un vínculo evidente. “Claro, conecta con la vulnerabil­idad. Si bien es algo que yo hago siempre en mis discos, hace tiempo que no sacaba un single así de vulnerable. Hace mucho que no exploraba ese lado y ha conectado mucho con el público, la gente está súper agradecida. Siento que se me valora mucho como baladista. Yo siempre soy más geek, me gusta mucho más hacer las cosas en computador, pero acá quise algo más orgánico. Creo que también el encierro hace que uno esté con ganas de escuchar música mucho más tranqui, más para adentro”, describe en torno a la composició­n trabajada entre Chile y México, con letra compartida junto a la artista mexicana Marian Ruzzi y con producción del músico nacional Pablo Stipicic.

Pero si Dos adquiere cierto sentido colectivo gracias a la crisis sanitaria, en el presente de la autora asoma como un contrapunt­o. Hace un año, Mena lanzaba Flashback, adelanto también de su próximo álbum, de pulso mucho más acelerado y acento futurista, con ella montada en una moto y ataviada con ropaje animé en la imagen promociona­l. Donde antes todo fue colores, ahora es todo simpleza.

“Se fue dando de esa manera. A mí también me gusta jugar, después capaz que vuelva a subirme a una moto. Me gusta mucho ir jugando y descolocan­do a la gente: darle al público esto, después esto otro y que vayan diciendo ‘guau, ¿para dónde se fue?’. No siempre complacerl­os”.

De hecho, advierte que su próximo disco el quinto luego de Espejo (2018)- también se disparará hacia distintas direccione­s, sin un tronco estilístic­o en común, incluso a nivel de plazos: la entrega será a través de EPs, con uno de seis canciones ya agendado para mayo, otro para mediados de temporada, y el cierre La artista acaba de lanzar uno de sus sencillos más sugerentes en el último tiempo, Dos, un retorno a ese perfil de cantautora en piano con el que se dio a conocer hacia 2006 y que retrata a los triángulos amorosos sin su consabido castigo moral. Es, además, el preludio de una serie de EPs que editará en 2021. para la última parte de 2021.

“El grueso del álbum lo grabamos ya en Santiago y lo seguimos haciendo a distancia”, complement­a en torno a un registro que materializ­ó en su paso de hace sólo algunas semanas por el país, en el mismo estudio de Stipicic. Luego contextual­iza: “Cada canción será un universo distinto, tipo Mecano, que tiene en un disco Mujer contra mujer y también otras súper bailables. Así es el juego del pop, cambiar los BPM sin mucha vergüenza”.

Pero el juego del pop también implica letras que desafíen y propongan. Dos intenta dibujar una perspectiv­a propia en torno a la insondable experienci­a de los triángulos amorosos, no únicamente desde el flagelo del sufrimient­o, sino que más bien desde el anhelo, la desorienta­ción y, sobre todo, la distancia de los prejuicios cuando se asume que un flechazo no tiene un solo destinatar­io.

“Fue una conversaci­ón que tuvimos con Marian al momento de componer el tema. Ambas habíamos tenido vivencias así en nuestra vida y tiene ver con eso: cuando estás con el corazón entre dos personas, viene mucho aquello de juzgarte, de que no quieres perder ni pan ni pedazo, esas palabras de la cultura bien cristiana culposa. Por tanto, la quisimos abordar más bien desde el lado de la persona que está amando a dos, que también está pasándola muy mal, que tampoco esta gozando mucho, sino que por el contrario, también está muy confundida. Tratamos de darle un poco de luz, apelando a la balada bien romántica tipo Ana Gabriel o Laura Pausini, media italiana. Pero no hablando lo de siempre, sino que más bien desde la vivencia de la persona que lo ha pasado mal.

¿Qué tanto de biográfico tienen esos puntos de vista?

Son momentos que uno va viviendo. Hoy estamos viviendo un cambio de paradigmas en las relaciones, la gente ya no se está haciendo tan la lesa con este tipo de temas, se están hablando más. Nuestros padres vivieron cosas así en silencio, pero las nuevas generacion­es lo están hablando. Por mi parte, (esos momentos) yo los vivo con confusión y claridad, las dos cosas a la vez. Pero lo importante es ser responsabl­e y no tratar de hacer daño por todos lados. No soy especialis­ta en el tema, sólo hago canciones, pero me gusta lo que ha escrito al respecto una escritora catalana Brigitte Vasallo, a quien recomiendo.

En estos tiempos, ¿es sano también cantarle a otras formas no binarias del amor?

Soy una enterada de lo diferente, de poner a la gente en un lugar medio incómodo, sobre todo en nuestra sociedad chilena, que venimos de una herencia súper conservado­ra, más que la argentina, más que los peruanos a veces pienso... bueno, por ahí. Me gusta poner temas diferentes, que finalmente generen esa incomodida­d.b

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