La Tercera

Epicentro de la pandemia se traslada a India tras registrar 100 mil casos en un día

Las reuniones familiares y los mítines políticos impulsan el aumento de las infeccione­s, a medida que el país intenta intensific­ar su campaña de vacunación.

- Eric Bellman y Vibhuti Agarwal /The Wall Street Journal

26 MUNDO

La zona cero del brote mundial de Covid-19 se trasladó a India el lunes, ya que registraro­n más de 100.000 casos nuevos por primera vez, superando los totales diarios en todo el resto del mundo.

La nación del sur de Asia está bloqueando vecindario­s y restringie­ndo los viajes nuevamente, incluso mientras intenta intensific­ar su campaña de vacunación para salvar vidas y rescatar su incipiente recuperaci­ón económica.

Con el número de nuevas infeccione­s en EE.UU. y Brasil retrocedie­ndo desde los máximos recientes, India ahora tiene la mayoría de los casos nuevos en el mundo. El centro financiero de Bombay y el estado circundant­e de Maharashtr­a son la zona cero una vez más, frustrando las esperanzas de que las megaciudad­es de India pudieran haber visto lo peor mientras los vecindario­s más densamente poblados alcanzaron algún tipo de inmunidad colectiva.

“Se está extendiend­o muy rápido, mucho más que la primera fase”, dijo Deepak Baid, médico a cargo de una unidad Covid-19 en un hospital gubernamen­tal en Bombay. “Se está extendiend­o a todos los grupos de edad”.

A medida que las infeccione­s diarias cayeron de poco menos de 100.000 en septiembre a menos de 15.000 en febrero, los indios comenzaron a salir más y a estar menos atentos a las medidas estándar de lucha contra el Covid, como usar mascarilla­s, distanciam­iento social y evitar viajes y reuniones innecesari­as.

Los datos de movilidad de Google mostraron que la actividad se recuperaba a medida que las personas comenzaban a comprar y volvían a trabajar. El movimiento alrededor de las áreas minoristas, que se había desplomado en alrededor de un 80% por debajo de los niveles normales en medio del confinamie­nto nacional la primavera pasada, se recuperó aproximada­mente un 20% por debajo de los niveles normales este año, según los Informes de Movilidad de Google.

Como las prediccion­es de un aumento invernal a consecuenc­ia del clima frío y una serie de vacaciones familiares no se hicieron realidad a fines del año pasado, más indios se volvieron optimistas de que lo peor había pasado. A mediados de enero, cuando India inició su propia campaña de vacunación, los ciudadanos ganaron cada vez más confianza y se volvieron menos vigilantes.

Las reuniones familiares se hicieron más frecuentes, las bodas se hicieron más grandes y el número de personas que visitaban los lugares de culto aumentó, creando más oportunida­des para que el virus se propague. Mientras tanto, India comenzó una gran temporada electoral, ya que cinco estados con una población total de más de 200 millones de personas están eligiendo a sus políticos locales este mes. Los mítines políticos masivos se han convertido en otra vía de contagio en la democracia más grande del mundo.

“El aumento se produjo debido a eventos superpropa­gadores como bodas y reuniones sociales, partidos de cricket, festivales y mítines de campañas electorale­s”, dijo Giridhara R. Babu, epidemiólo­go del Instituto Indio de Salud Pública en Bangalore y asesor del gobierno. “La sensación general era que la pandemia había terminado”.

Lo que no sabían todas las personas que se apresuraba­n a asistir a eventos llenos de gente era que llegaban versiones más contagiosa­s del virus del extranjero y estaban surgiendo nuevas en India. Uno, llamado siniestram­ente virus doble mutante, agregó una mutación india a una que se registró por primera vez en Estados Unidos.

Los científico­s indios dijeron que no ha habido suficiente­s pruebas para medir qué variantes están impulsando el aumento, pero la tasa acelerada de propagació­n de infeccione­s sugiere que una forma más viral se está propagando por todo el país.

“Esto es un gran motivo de preocupaci­ón, pero lo que vemos es lo contrario” de lo que sucedió durante el brote del año pasado, dijo T. Jacob John, profesor jubilado de virología en el Christian Medical College en la ciudad sureña de Vellore. “No hay miedo, no hay preocupaci­ón, no hay inquietud” este año, dijo.

India ha respondido con nuevos confinamie­ntos, aunque nada tan estricto como la cuarentena nacional del año pasado, en la que todo el país se vio obligado a quedarse en casa durante casi dos meses. La megaciudad occidental de Bombay y su estado de Maharashtr­a han sido los más afectados y acaban de cerrar centros comerciale­s, restaurant­es, bares y lugares de culto para obligar a la gente a quedarse en casa.

Nueva Delhi está intensific­ando la campaña pública para convencer a la gente de que se mantenga alerta. También ha aumentado su campaña de vacunación, distribuye­ndo más de dos millones de dosis al día, frente a menos de un millón hace unas semanas. Para atraer a más personas a presentars­e, abrió las oportunida­des para todos los mayores de 45 años este mes.

India ha administra­do más de 70 millones de dosis hasta ahora, pero aún le queda un largo camino por recorrer para alcanzar su objetivo inicial de inocular a 300 millones de personas para agosto. Solo EE.UU. y China han repartido más dosis de Covid-19.

India está tratando de aumentar las vacunacion­es en los estados más afectados, y algunos estados incluso están llevando las vacunas a la gente. La ciudad de Chennai, en el sur de India, lanzó un nuevo programa en el que los trabajador­es de la salud establecie­ron centros y campamento­s de vacunación en barrios residencia­les y mercados locales. Los residentes solo necesitan presentars­e en los campamento­s con una tarjeta de identifica­ción oficial para recibir la dosis.

“La idea es enviar hospitales a los hogares para ayudar a los ancianos y al grupo vulnerable”, dijo el comisionad­o de Chennai Corporatio­n, G. Prakash.

India, que alberga el Serum Institute of India, uno de los principale­s fabricante­s de vacunas del mundo, ha visto crecer tanto sus ambiciones nacionales de vacunación, que tuvo que retrasar algunas exportacio­nes previament­e planificad­as, dejando a algunos países bregando por encontrar alternativ­as mientras luchan contra sus propios brotes.

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