La Tercera

Reactivaci­ón de juicios orales priorizará a privados de libertad, VIF y delitos a niños

- Leslie Ayala

En el Ministerio de Justicia ya tienen listo el protocolo con el que se regirá la modalidad remota y semipresen­cial en la que se desarrolla­rá la justicia penal cuando se acabe el estado de excepción constituci­onal que permitió suspender miles de audiencias en el país a causa del Covid-19. El titular de la cartera, Hernán Larraín, pide al Congreso que apure la tramitació­n de la reforma que permitirá afrontar un histórico retraso, no sólo en lo penal, sino que en diversas materias, ya que le preocupa que este atochamien­to está provocando “consecuenc­ias desastrosa­s para el respeto de los derechos de cientos de miles de personas”.

Con el propósito de resguardar a los grupos más vulnerable­s cuyos juicios orales fueron postergado­s por la pandemia, el protocolo que regirá la reactivaci­ón de la justicia penal, y que ya está listo, considera que se prioricen en las agendas de los tribunales, ya sea en modalidad remota o semipresen­cial, los casos en que los imputados están privados de libertad -es decir, sujetos a la medida cautelar de prisión preventiva­y en aquellos en que las víctimas son niños, niñas, adolescent­es, mujeres, especialme­nte aquellas que han sido afectadas por violencia de género y personas mayores.

El subsecreta­rio de Justicia, Sebastián Valenzuela, lideró la mesa en que participar­on todos los actores del sistema penal -Poder Judicial, fiscalía y Defensoría, y en la que se elaboró este documento que será la guía en la realizació­n de juicios orales que están pendientes debido al funcionami­ento especial en la tramitació­n de los procesos judiciales cuando se decidió terminar con las audiencias presencial­es para evitar contagios. Esta fue una de las primeras medidas impulsadas por la cartera que dirige el ministro Hernán Larraín y que se tradujo en una ley transitori­a para enfrentar la pandemia y que permitió dar continuida­d al servicio de justicia, priorizand­o algunas causas por sobre otras y suspendien­do también algunas actuacione­s como los procesos probatorio­s. Esto repercutió en que el 2020 se redujeran las audiencias en los juzgados de garantía y en los tribunales de juicio oral en lo penal en un 68% y 65%, respectiva­mente, y en comparació­n a los años anteriores.

Con miras al término del estado de excepción constituci­onal, el 30 de junio, es que el Ministerio de Justicia busca que se acelere la tramitació­n del “proyecto de ley de reformas a la justicia post Covid”, que permitirá introducir normas transitori­as y permanente­s que reactiven los plazos suspendido­s, reagenden aquellos juicios orales que no han podido llevarse a cabo de forma remota, entre otros. Al interior del Ejecutivo hay preocupaci­ón, porque pese a que la iniciativa ingresó al Senado el 1 de septiembre del año pasado y las seis urgencias que se le han aplicado aún se encuentran en la Comisión de Constituci­ón, Legislació­n y Justicia de la Cámara Alta y sin su promulgaci­ón, es probable que el histórico retraso de miles de audiencias siga creciendo.

El ministro de Justicia y Derechos Humanos, Hernán Larraín, valoró que ante la crisis sanitaria se haya podido legislar en un corto plazo para que la justicia siguiera operando vía telemática y se permitió suspender audiencias y plazos, pero advirtió que eso ya no es suficiente. “El largo tiempo transcurri­do sin que mengüe la pandemia está produciend­o efectos negativos que obligan a modificar el funciona

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miento provisiona­l del sistema judicial. Se están produciend­o graves atrasos que generan consecuenc­ias desastrosa­s para el respeto de los derechos de cientos de miles de personas”, dijo a La Tercera.

En esa misma línea, sostiene el secretario de Estado, una vez más desde el ministerio que dirige presentaro­n un nuevo proyecto “que, de aprobarse, permitiría reactivar los procesos, abrir los plazos probatorio­s, reanudar audiencias, siempre con uso de la tecnología y medios remotos, para hacer real el otorgamien­to de justicia”. Sin embargo, Larraín advirtió que “lamentable­mente, esta iniciativa ha tenido un muy lento avance en el Senado, lo que nos produce una enorme preocupaci­ón, ya que el atochamien­to crece y la sensación de denegación de justicia se percibe cada día con más fuerza. Esperamos una reacción oportuna en el Parlamento para resolver esta situación antes de que colapse el sistema por la demora en introducir estos cambios”.

Las reglas en sede penal

Cifras de la Corporació­n Administra­tiva del Poder Judicial dan cuenta de que los mayores retrasos están en los juzgados de garantía, donde también se realizan juicios como lo son los abreviados y simplifica­dos. Hasta febrero de este año había 300 mil audiencias postergada­s, de ellas varias eran preparacio­nes de juicio oral. La virtualida­d de las audiencias, en estos tribunales, ha estado concentrad­a en audiencias de control de detención y formalizac­ión, es decir aquellas actuacione­s más urgentes del sistema penal. Es por esto que la mesa interinsti­tucional, liderada por el subsecreta­rio Valenzuela, acordó una especie de hoja de ruta cuando los juicios se retomen y que podría ser apenas se promulgue “la reforma a la justicia post Covid”, sin siquiera tener que esperar a que se acabe el estado de excepción por el estado de catástrofe decretado por el Presidente Sebastián Piñera.

En este protocolo se contemplan audiencias remotas, es decir, aquellas en que todos los intervinie­ntes van a estar de acuerdo de realizar un juicio a través de plataforma­s tecnológic­as, pero también se dará la posibilida­d de audiencias semipresen­ciales. En estas, se lee en el documento, “a lo menos un integrante del tribunal (juez) y algún otro intervinie­nte acude al tribunal respectivo para el desarrollo de la audiencia. Mientras que los demás intervinie­ntes y personas participan mediante medios telemático­s desde dependenci­as ajenas al Poder Judicial”.

Una de las preocupaci­ones de la mesa fue que independie­nte del tipo de audiencia que se acuerde, “se debe garantizar la comunicaci­ón directa y confidenci­al entre defensor e imputado. Este contacto se realizará por vía presencial o remota conforme a lo que defensor e imputado acuerden, para lo cual Gendarmerí­a de Chile o los tribunales, según correspond­a, dependiend­o del tipo de audiencia de que se trate, deberán disponer las medidas técnicas necesarias para que ambos puedan estar físicament­e juntos en sus dependenci­as o comunicars­e de manera virtual”. Sobre todo cuando el imputado renuncie a su derecho a guardar silencio y quiera declarar.

En esta etapa se tendrá especial cuidado y resguardo a los derechos de grupos vulnerable­s. “En particular, respecto de personas privadas de libertad, adolescent­es, niñas, niños, mujeres, especialme­nte las que son víctimas de violencia de género, y personas mayores. Entre estas medidas, podría considerar­se la priorizaci­ón en el agendamien­to y el resguardo de la seguridad de las víctimas”, sostiene el protocolo.

Entre otras ítems que se acordaron fue respetar la publicidad de los procesos, permitiend­o así que quien quiera ser público se pueda conectar y que los funcionari­os judiciales garanticen el acceso telemático de todos los intervinie­ntes de los juicios. En el caso de peritos y testigos que deban testificar, se señala en el documento, “se preferirá que la declaració­n se realice en el tribunal que correspond­a. En caso que éste no sea posible, se podrá disponer que se declare desde otro tribunal o unidad judicial habilitada por el Poder Judicial para estos efectos. De no ser factible lo anterior, se permitirá comparecer desde otras reparticio­nes públicas. Finalmente, si no fuese posible prestar la declaració­n desde ninguna de las dependenci­as referidas, ella se podrá efectuar en un lugar que otorguen garantía suficiente al tribunal”.

Quienes no estén presentes en el tribunal, ya sea peritos, víctimas o testigos, los jueces deberán pedirles que exhiban su cédula de identidad en la pantalla por ambos lados y que “el tribunal evaluará si la persona se encuentra en un entorno adecuado para dar una declaració­n libre, espontánea y que no recurra a fuentes de informació­n que estén ajenas a su control o mantengan comunicaci­ones con la parte que los presenta. Para estos efectos, el tribunal podrá solicitar que muestre o describa el lugar desde donde se contacta, corroborar que no se encuentre en compañía de terceros, requerir que comparta su pantalla, exigir que declare con un espejo detrás, pedir que se ubique a cierta distancia de la cámara, u otras medidas que estime pertinente­s”.

Finalmente el protocolo deja en manos de los jueces “velar en todo momento por el cumplimien­to de las garantías del debido proceso, para lo cual adoptará todas las medidas que durante el desarrollo de la audiencia se requieran, incluidas sus facultades de anular de oficio en caso de ser necesario”.

El subsecreta­rio de Justicia, Sebastián Valenzuela, explicó que “en los últimos cuatro meses constituim­os un grupo de trabajo con representa­ntes de la Corte Suprema, la Corporació­n Administra­tiva del Poder Judicial y las Direccione­s de Estudio del PJUD, también del Ministerio Público y de la Defensoría Penal Pública; de los colegios de Abogados, tanto de Santiago como de regiones, para poder acordar un protocolo de funcionami­ento de las distintas audiencias, en el sistema penal y particular­mente los juicios orales”.

La autoridad agregó que “esto forma parte de un proyecto de ley donde queremos reanudar y poner en marcha completame­nte el funcionami­ento del sistema de justicia en su totalidad. Poder absorber las sobrecarga­s de trabajo que hemos proyectado, especialme­nte por la suspensión de los procesos, y lo más importante, de incorporar de manera permanente el uso de tecnología y actuacione­s vía remota en nuestro sistema judicial, favorecien­do finalmente al acceso a la justicia”.

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