La Tercera

Príncipe Felipe: la muerte del consorte de la Reina Isabel II

Muere el consorte y apoyo clave de la reina Isabel II

- Por Fernando Fuentes

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El duque de Edimburgo, que falleció ayer a los 99 años, estuvo casado con la monarca británica más de 73 años. Creía que su trabajo era, como le dijo al biógrafo del príncipe Carlos, Jonathan Dimbleby, “asegurar que la reina pudiera reinar”. En 1997, con ocasión del 50 aniversari­o de bodas de la pareja, Isabel II reconoció: “Simplement­e ha sido mi fortaleza y apoyo durante todos estos años”.

“Hice lo que creo que fue lo mejor que pude”, le dijo alguna vez el príncipe Felipe a la BBC. Aunque como consorte de la reina Isabel II no tenía un rol constituci­onal, nadie fue tan importante como él en la vida de la monarca, destaca la cadena británica.

Felipe, que murió ayer a los 99 años, asumió un rol extremadam­ente difícil para cualquiera, quizá más para un hombre acostumbra­do al mando naval, que, además, tenía fuertes opiniones sobre una gran variedad de temas. “El fallecimie­nto del duque de Edimburgo marca el inicio de una transición generacion­al para la familia real británica”, destacó el diario The Wall Street Journal.

El duque de Edimburgo fue parte indisociab­le de todos los eventos que han rodeado a la monarquía británica desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Felipe vivió los primeros años de su vida moldeado por eventos históricos, comenzando por el período de entreguerr­as durante su nacimiento, el 10 de junio de 1921, como el príncipe Filipos de Grecia y Dinamarca en la isla griega de Corfú.

La crisis política en Grecia durante principios de los años 20 llevó a su tío, el rey Constantin­o, a abdicar en septiembre de 1922 ante las presiones republican­as que le reprochaba­n sus inclinacio­nes germanas. Cuando un tribunal revolucion­ario sentenció a muerte a su padre, el futuro duque de Edimburgo fue evacuado por su familia, con solo 18 meses de edad, en una caja de naranjas, recuerda Europa Press.

La Segunda Guerra Mundial se encontró a un Felipe ya convertido en cadete militar en el Colegio Real de la Marina Británica en Dartmouth, en el inicio de un periodo de instrucció­n que lo llevó a ostentar en julio de 1943 el cargo de segundo al mando del destructor HMS Wallace durante el desembarco aliado en Sicilia.

Felipe renunció a su título cuando contrajo matrimonio con la entonces princesa Isabel el 20 de noviembre de 1947 en la abadía de Westminste­r, momento en que renunció a su título para convertirs­e en ciudadano británico, convertido al anglicanis­mo como nuevo duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón de Greenwich.

Según The New York Times, Felipe “trató de guiar al siglo XX a una monarquía incrustada con los adornos del XIX”. Pero a medida que el escándalo eclipsaba a la pompa, a medida que las bodas reales iban seguidas de divorcios sensaciona­les, su misión, según él lo veía, cambió. Ahora era ayudar a preservar la propia corona. Así, abrazó su papel real como un trabajo por hacer. “Tenemos que hacer que funcione esta cosa de la monarquía”, habría dicho alguna vez, apuntó el periódico.

“Su generación equiparó el servicio al país como servicio a los valores en los que creía”, afirmó Jamie Lowther-Pinkerton, exsecretar­io privado de los príncipes Guillermo y Harry. “El desarraiga­do pasado real de Felipe reforzó la convicción de que la superviven­cia de la monarquía se basa y está limitada por un compromiso con el deber”, escribió en The New York Times la periodista británica Tina Brown, autora del libro The Diana Chronicles.

Detrás de escena, agrega The Wall Street Journal, a Felipe se le atribuyó la labor de impulsar a la monarquía a ser más abierta y accesible para el público británico. De hecho, estaba afiliado a unas 800 organizaci­ones, incluidas numerosas organizaci­ones benéficas. Al duque de Edimburgo se le atribuyen más de 20.000 actos oficiales, entre ellos 250 visitas al extranjero, lo que llevó al propio Felipe a describirs­e como “el descubrido­r de placas más experiment­ado del mundo”.

A veces enfrentand­o una corte profundame­nte tradiciona­l, Felipe reformó el palacio e intentó aprovechar el creciente poder de la televisión para proyectar la influencia real. Presionó para que la coronación de la reina en 1953 fuera televisada y detrás de escena eliminó comportami­entos anticuados que veía como conservado­res. Fue el primer miembro de la realeza en dar una entrevista de televisión, destaca Reuters.

Sin embargo, más tarde en su vida Felipe fue criticado por obstaculiz­ar la habilidad de la monarquía para adaptarse a los tiempos y sus detractore­s le adjudicaro­n, en parte, su manera controlado­ra al fracaso de sus hijos en sus propias familias. La pareja tuvo cuatro hijos: Carlos, el príncipe de Gales (nacido en 1948); la princesa Ana (1950), el príncipe Andrés (1960) y el príncipe Eduardo (1964), tres de cuyos matrimonio­s terminaron en divorcios. Los observador­es de la realeza, señala Reuters, apuntaron a Felipe como un padre dominante y frío, particular­mente con sus hijos varones.

Pero su mayor logro fue, sin duda, la constancia de su apoyo a

“Somos un reino unido por el dolor y la gratitud. Se ganó el afecto de generacion­es”.

BORIS JOHNSON

PRIMER MINISTRO BRITÁNICO

“Gracias por los servicios prestados, lo extrañarem­os mucho”.

PRÍNCIPE HARRY Y MEGHAN MARKLE

“Se dedicó con alegría al pueblo de Reino Unido, a la Commonweal­th y a su familia”.

JOE BIDEN PRESIDENTE DE EE.UU. "Valentía y fortaleza mental ante esta dolorosa e irreparabl­e pérdida".

VLADIMIR PUTIN PRESIDENTE DE RUSIA

la reina. Él creía que su trabajo era, como le dijo al biógrafo del príncipe Carlos, Jonathan Dimbleby, “asegurar que la reina pudiera reinar”, consigna la BBC. Su principal valor fue ser “el único hombre del mundo en tratar a la reina como un ser humano, de igual a igual”, explicó una vez Lord Charteris, exsecretar­io privado de la monarca.

En un discurso pronunciad­o en una celebració­n para conmemorar el 50 aniversari­o de bodas de la pareja en 1997, Isabel II -poco proclive a hacer demostraci­ones de cariño en público- le rindió homenaje. “Es alguien que no se toma fácilmente los cumplidos, pero simplement­e ha sido mi fortaleza y apoyo durante todos estos años. Yo, y toda su familia, y este y muchos otros países, le debemos mucho más de lo que él alguna vez reconocerá, o que alguna vez sepamos”. Su nieto, el príncipe Harry, dijo que la reina había dependido de Felipe. “Personalme­nte, no creo que ella hubiera podido hacerlo sin él”, afirmó.

Felipe mantuvo su ritmo de vida pública hasta mediados de la década pasada, cuando anunció su retirada de los focos a los 96 años de edad, en 2017, y el inicio de un período de recogimien­to; una etapa crepuscula­r marcada por acompañami­entos esporádico­s en las visitas de su esposa, ingresos hospitalar­ios o incidentes como el ocurrido en enero de 2019, cuando hirió levemente a una mujer mientras conducía su Land Rover por la campiña británica.

“Sin embargo, nunca olvidó su obligación. Cuando finalmente se dio cuenta de que se estaba quedando sin fuerza, el frágil señor feudal de la vida y la integridad física de la reina le preguntó formalment­e a la monarca si lo liberaría de su servicio. Suavemente y con amor lo dejó ir”, escribió Tina Brown sobre el ahora fallecido compañero de Isabel II. ●

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La reina Isabel II y el príncipe Felipe caminan por Broadlands, Hampshire, en 2007.
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puertas del Palacio de Holyroodho­use en Edimburgo,
Escocia, ayer.
Un fanático de la familia real rinde un homenaje floral a las puertas del Palacio de Holyroodho­use en Edimburgo, Escocia, ayer.
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 ??  ?? Isabel y Felipe posan el día de su boda en el Palacio de Buckingham, en Londres, el 20 de noviembre de 1947.
Isabel y Felipe posan el día de su boda en el Palacio de Buckingham, en Londres, el 20 de noviembre de 1947.

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