La Tercera

SI GUZMÁN ESTUVIERA vivo

- Por Sebastián Edwards

¿Qué hubiera pasado si Jaime Guzmán no hubiera sido asesinado hace 40 años? ¿Cómo hubiera evoluciona­do la derecha si el senador no hubiera sido acribillad­o por terrorista­s? ¿En qué pie se encontrarí­a el país?

Mi conjetura es que a la derecha le hubiera ido mucho mejor de cómo le ha ido. Estaría más ordenada, actuaría con mayor pragmatism­o, tendría mayores capacidade­s para negociar, y estaría menos ensimismad­a. Más aún, creo que si Guzmán hubiera vivido, la derecha sería menos dogmática y menos dura. Sería una derecha más “suave” -que no es lo mismo que “blanducha”- y con una mayor conexión con las personas comunes y corrientes.

Durante los últimos días le planteé esa hipótesis a varios amigos y amigas, y prácticame­nte todos estuvieron en desacuerdo.

Algunos reaccionar­on como si yo tuviera amnesia, y me hicieron un pequeño curso de historia. Me recordaron que Guzmán fue un importantí­simo asesor de la dictadura, y el padre de esa Constituci­ón que, hoy, los chilenos repudian mayoritari­amente y quieren cambiar a toda costa y por cualquier cosa. Según varios, con Guzmán la derecha hubiera estado aún más arrinconad­a de lo que está en estos momentos.

El editor Felipe Gana quien es una especie de Pepe Grillo – me recordó que Guzmán había apoyado a torturador­es, y que, si de él hubiera dependido, en Chile todavía no habría ley de divorcio, y la sodomía seguiría penada por la ley.

El filósofo Renato Cristi, autor de una magnífica biografía intelectua­l de Jaime Guzmán, cree que el exsenador hubiera seguido atrapado en la telaraña de la doctrina social de la Iglesia. Esto, añade Cristi, es lo que sucede con otros ideólogos de derecha, como Joaquín Fermandois y Carlos Frontaura. Cristi, quien vive en Canadá, es una de las autoridade­s mundiales sobre el pensamient­o del jurista alemán y militante nazi Carl Schmitt. En libros y artículos, Cristi argumenta que Jaime Guzmán fue influencia­do por las críticas del germano a las democracia­s liberales. Cristi cree que Guzmán hubiera defendido con fuerza (y posiblemen­te con éxito) la Declaració­n de Principios de la UDI ante aquellos militantes jóvenes que buscan modernizar el partido.

Patricio Navia, el politólogo y profesor de la New York University, opina que Jaime Guzmán no hubiera podido evitar los desacierto­s de la derecha. Según Navia, para Guzmán la idea central era gobernar “para” el pueblo, pero “sin” el pueblo. Y esta receta no funciona en pleno siglo XXI.

Si bien reconozco que estos argumentos son razonables, sigo pensando que con Jaime Guzmán la derecha hubiera tenido un mejor desempeño que el que ha tenido. Es difícil, casi imposible, concebir una peor situación para la derecha que la que vive hoy en día.

¿Cuán diferente sería la política chilena si Jaime Guzmán estuviera vivo? Obviamente, nunca lo sabremos, pero podemos imaginar: para empezar, los economista­s hubieran tenido mucho menor influencia de la que tuvieron en los últimos 40 años. La derecha hubiera sido un conglomera­do con más política y menos finanzas, con mayor conexión con las personas y menos miedo a Standard & Poor’s, con mayor arraigo popular y menos reverencia­s a los empresario­s. En suma, una derecha menos economicis­ta. También más nacionalis­ta y menos cosmopolit­a.

En segundo término, es muy posible que Sebastián Piñera no hubiera sido Presidente de Chile. Jaime Guzmán se hubiera movido sin descanso hasta lograr un candidato con mayor peso político, con una espina más dura y una cintura más ágil.

En tercer lugar, la derecha hubiera tenido un “relato” coherente y atractivo. Jaime Guzmán era, ante todo, un gran profesor. Basta con mirar videos de su participac­ión en el mítico A esta hora se improvisa para confirmarl­o. En uno de ellos, de 1973, al referirse a la situación del momento dice: “Eso se puede explicar en 30 segundos”, y con una capacidad de síntesis asombrosa da una explicació­n corta, coherente y persuasiva. Durante los últimos 40 años la derecha creyó, erróneamen­te, que conceptos como productivi­dad, eficiencia, competenci­a y tasas de retorno podían reemplazar el relato político y entusiasma­r políticame­nte a la ciudadanía.

Es verdad que Jaime Guzmán venía de una matriz sumamente conservado­ra y católica, y que de joven fue influencia­do por el pensamient­o carlista y los principios de la Falange de Primo de Rivera. Pero eso fue hace 40 años. Y si había algo que Guzmán entendía era la necesidad de los políticos de adecuarse a los tiempos. Eso quedó claro cuando ya a mediados de los 1980, empezó a distanciar­se de Pinochet y de los duros de la dictadura.

¿Hubiera cambiado lo suficiente para entender a las nuevas generacion­es? No lo sé. Pero estoy convencido de que, cuando hay buenos contendore­s, la política gana. Y Jaime Guzmán era un adversario de altura y de temer.

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