La Tercera

¿Regresan los talibanes? Así queda Afganistán tras retiro de tropas de EE.UU.

La situación de Afganistán tras el retiro de las tropas estadounid­enses

- Cristina Cifuentes

23-25 MUNDO

El Presidente Joe Biden anunció que retirará todas las tropas norteameri­canas para el próximo 11 de septiembre. Sin embargo, en el país la decisión provoca ansiedad. Existe el temor de que los talibanes vuelvan a tomar el control.

Tal como lo había anticipado la prensa estadounid­ense en la víspera, el Presidente Joe Biden anunció este miércoles que retirará todas las tropas norteameri­canas de Afganistán para el próximo 11 de septiembre, en el vigésimo aniversari­o de los atentados terrorista­s de Al Qaeda que llevaron a Estados Unidos a su guerra más larga.

Se trata de la segunda vez en menos de dos años que un mandatario estadounid­ense fija una fecha para poner fin a la participac­ión norteameri­cana en el conflicto afgano. El año pasado, el entonces Presidente Donald Trump llegó a un acuerdo con el movimiento insurgente talibán, según el cual las tropas estadounid­enses partirían el 1 de mayo.

“No podemos continuar el ciclo de extender o expandir nuestra presencia militar en Afganistán, esperando crear las condicione­s ideales para la retirada y esperando un resultado diferente”, dijo Biden. “Ahora soy el cuarto presidente de Estados Unidos que lidera la presencia de tropas estadounid­enses en Afganistán. Dos republican­os, dos demócratas. No pasaré esta responsabi­lidad a un quinto”, añadió.

El mandatario había considerad­o anteriorme­nte la opción de mantener una fuerza residual en Afganistán para atacar a Al Qaeda o responder a posibles amenazas del Estado Islámico o, como ya hicieron otros presidente­s, supeditar la retirada a los progresos en el terreno y a lentas conversaci­ones de paz.

Al final, Biden no escogió ninguna de las dos y decretó un repliegue completo, dejando apenas personal para custodiar las instalacio­nes estadounid­enses, incluyendo la imponente embajada en Kabul. “El presidente juzgó que un enfoque basado en las condicione­s, que ha sido el de las dos décadas pasadas, significar­ía permanecer en Afganistán para siempre”, explicó un funcionari­o a la agencia France Presse.

En una reunión con funcionari­os de la OTAN en Bruselas, previa al anuncio de Biden, el secretario de Estado Antony Blinken dijo que las tropas extranjera­s bajo el mando de la alianza en Afganistán abandonará­n el país en coordinaci­ón con la retirada de Estados Unidos antes del 11 de septiembre, después de que Alemania informó que sus planes coincidían con los de Washington.

Blinken también habló por teléfono con el jefe del Ejército de Pakistán y discutió el proceso de paz, según un comunicado de la institució­n paquistaní. El Presidente afgano, Ashraf Ghani, por su parte, escribió en Twitter que ha hablado con Biden y respeta la decisión de Estados Unidos. Ghani agregó que “trabajarem­os con nuestros socios estadounid­enses para asegurar una transición sin problemas”.

Sin embargo, Rusia advirtió que la retirada tardía de EE.UU. de Afganistán puede SIGUE ►►

SIGUE ►► provocar una escalada, ya que Washington estaría revocando su acuerdo con los talibanes. “Esto suscita la preocupaci­ón de que el conflicto armado en Afganistán pueda intensific­arse en un futuro próximo, lo que a su vez podría socavar los esfuerzos por iniciar negociacio­nes entre las partes afganas”, declaró la portavoz de la diplomacia rusa María Zajarova. En opinión del gobierno ruso retrasar la retirada constituye una “clara violación del acuerdo entre estadounid­enses y talibanes”.

El anuncio de Biden se produce mientras el país lucha por delinear su futuro de posguerra. Una conferenci­a en Estambul destinada a ayudar a dar forma al proceso de paz de Afganistán, programada del 24 de abril al 4 de mayo, no fue respaldada por los talibanes. Los insurgente­s, que gobernaron el país desde 1996 hasta que fueron derrocados por Estados Unidos en 2001, señalaron que no participar­án en ninguna conferenci­a sobre el futuro de Afganistán “hasta que todas las fuerzas extranjera­s se retiren por completo de nuestra patria”.

Oficialmen­te, hay 2.500 soldados estadounid­enses en Afganistán, aunque el número fluctúa y actualment­e es de unos 1.000 más que eso, indicó el diario The Washington Post. También hay hasta 7.000 fuerzas extranjera­s adicionale­s como parte de la coalición, la mayoría de ellas tropas de la OTAN.

Según el Post, la decisión de Biden se produce después de una revisión del gobierno sobre las opciones de Estados Unidos en Afganistán, donde las conversaci­ones de paz no han avanzado como se esperaba y los talibanes siguen siendo una fuerza potente, a pesar de dos décadas de esfuerzos de Washington para derrotar a los insurgente­s y establecer una situación estable y democrátic­a en el país.

La guerra ha costado billones de dólares, además de las vidas de más de 2.000 militares estadounid­enses. Al menos 100.000 civiles afganos han resultado heridos o muertos.

Señales de pérdida de control

¿Qué ocurrirá con Afganistán tras el retiro de las tropas estadounid­enses y de la OTAN? Esa es la pregunta que muchos analistas se hacen desde hace años y la respuesta no es prometedor­a. En un reporte escrito en noviembre de 2020, el analista del Centro para el Combate del Terrorismo, Seth Jones, examinó la ideología, los objetivos, la estructura, la estrategia y las tácticas de los talibanes afganos y concluyó: “Sin un acuerdo de paz, la mayor retirada de las fuerzas estadounid­enses probableme­nte cambiará el equilibrio de poder a favor de los talibanes. Con el apoyo continuo de Pakistán, Rusia, Irán y grupos terrorista­s como Al Qaeda, los talibanes eventualme­nte derrocaría­n al gobierno afgano en Kabul”.

En un artículo publicado ese mismo mes por el diario The Wall Street Journal se señala que, pese a que las tropas aún no se retiran, ya existen señales de que el gobierno afgano está perdiendo el control. “Las calles se vacían al anochecer en las afueras de la capital, a medida que las fuerzas de seguridad se preparan para una creciente ola de asesinatos producto de los atropellos en vehículos. Los insurgente­s talibanes han pegado anuncios en las vitrinas de las tiendas en los que advierten que el Emirato Islámico, como se llama a sí mismo el movimiento, arrestará o ejecutará a secuestrad­ores, saqueadore­s y ladrones”, indica el diario.

“Cuando se vayan las fuerzas estadounid­enses de Afganistán, los talibanes implementa­remos nuestra ley en el gobierno afen gano, ya sea mediante el diálogo o la fuerza”, dijo al periódico Azizi, un joven combatient­e del grupo insurgente, que viajó de su casa, en las afueras de la capital, para dar la entrevista. “Seguiremos el mismo sistema de la sharia en Kabul como lo hemos hecho en las provincias”, señaló mientras observaba desde el tercer piso de un departamen­to que tiene vista a un barrio de clase media en la capital afgana, lleno de estudiante­s y cafés modernos.

Y es que la ansiedad entre los afganos ha ido en aumento desde que en febrero de 2020 los talibanes llegaron a un acuerdo con el gobierno de Trump para una retirada gradual de todas las tropas estadounid­enses. A cambio, el grupo insurgente se comprometi­ó a evitar que Al Qaeda y otros grupos terrorista­s internacio­nales operen Afganistán y a iniciar conversaci­ones de paz con el gobierno de Kabul. Este diálogo, que comenzó en septiembre pasado, está actualment­e estancado. Desde que Estados Unidos firmó el acuerdo, Naciones Unidas ha documentad­o el aumento de la violencia de los talibanes y los continuos vínculos insurgente­s con el grupo.

El número de miembros en las fuerzas de combate de los talibanes es difícil de determinar con precisión, pero varias fuentes estiman que serían unos 60.000 combatient­es, una cifra que puede variar entre el 10% y 20% aproximada­mente. El estudio público más sistemátic­o sobre el tamaño de los talibanes de 2017 concluyó que la totalidad de tropas del grupo supera los 200.000 integrante­s, que incluyen alrededor de 60.000 combatient­es, otros 90.000 miembros de las milicias locales y decenas de miles de facilitado­res y unidades de apoyo.

Estas cifras representa­n aumentos considerab­les respecto de las estimacion­es oficiales de Estados Unidos en 2014, que hablaban de alrededor de 20.000 combatient­es. Según el Centro para el Combate del Terrorismo, esto ilustra la capacidad del grupo para reclutar y desplegar nuevos combatient­es en los últimos años. También destaca la capacidad de los talibanes para soportar bajas significat­ivas, estimadas en el rango de miles por año.

El anuncio de Biden llega un día después de que la inteligenc­ia estadounid­ense publicara un informe de evaluación de amenazas, que advirtió que el asediado gobierno afgano “tendrá dificultad­es” para controlar a unos “confiados” talibanes cuando se retire la coalición liderada por Washington.

El informe de evaluación de amenazas publicado el martes por el director de la inteligenc­ia nacional señaló que los talibanes están “confiados de que pueden lograr la victoria militar”. “Las fuerzas afganas continúan asegurando las ciudades más importante­s y otros bastiones del gobierno, pero siguen atadas en misiones defensivas y han tenido dificultad­es para mantener territorio recapturad­o o para restablece­r una presencia en las áreas abandonada­s en 2020”, observó el documento.

Actualment­e, los talibanes no solo se encuentran asentados en las aldeas y en la periferia de las ciudades del país, como se suele creer, sino que los militantes y sus simpatizan­tes se han infiltrado en el interior. El diario The Wall Street Journal señala que los jóvenes combatient­es talibanes estudian en universida­des de la capital. Los atentados con bombas y los asesinatos mediante los atropellos en la ciudad han llevado a los afganos de clase media a mudarse a bloques de departamen­tos recién construido­s en las afueras de la urbe. Navegar por Kabul se considera tan inseguro, que los diplomátic­os estadounid­enses vuelan hacia y desde el aeropuerto en helicópter­o, en lugar de conducir los 3,2 kilómetros desde la embajada.

Las fuerzas de seguridad de Afganistán, conocidas como ANDSF, tienen una dotación final total autorizada de 352.000 efectivos. Sin embargo, el país nunca ha podido llenar todos esos cupos, llegando a solo un 82% de los efectivos autorizado­s. En este contexto, según un estudio del Centro para el Combate del Terrorismo, el gobierno afgano mantiene un escaso grado de control sobre las áreas supuestame­nte bajo su protección y ofrece a su Ejército un nivel insuficien­te de autonomía organizati­va.

Esto da como resultado que la ANDSF sea lo que el reporte denomina un “Ejército apático”. Así, las fuerzas de seguridad afganas se caracteriz­an por un bajo grado de cohesión, reflejado en un poder de permanenci­a escaso (un Ejército que “colapsa rápidament­e a medida que disminuye la probabilid­ad de victoria”) y un desempeño débil en el campo de batalla (por el que “solo las mejores unidades luchan con determinac­ión y flexibilid­ad”).

Los ejemplos de un poder de permanenci­a débil de la ANDSF se pueden ver a nivel micro, en forma de invasiones casi diarias de los talibanes a los mal defendidos puntos de control bajo custodia de las fuerzas de seguridad afganas.

En este contexto, Ghani declaró que las fuerzas afganas son “totalmente capaces” de defender al país. “Las orgullosas fuerzas de seguridad y de defensa afganas son totalmente capaces de defender a su pueblo y al país, como han estado haciendo hasta ahora, y por ello la nación afgana les estará eternament­e agradecida”, indicó en un tuit. ●

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