La Tercera

¿QUIÉN LAS CUIDA?

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SEÑOR DIRECTOR

La pandemia ha revelado y provocado dolores profundos y quiebres en diversos ámbitos. Desde lo global hasta lo más doméstico, heridas que parecen insanables y realidades a las que por fin se le corrió el velo de “mejor no ver”. En las casas, sea del nivel socioeconó­mico que sea, se vive la tensión de combinar la salud mental de padres, madres o tutores, agobiados con las clases a distancia, la baja en los ingresos, la imposibili­dad de salir a trabajar o la combinació­n de las labores en casa con el teletrabaj­o y las exigencias de una rutina que nos desborda y supera. Todo esto en un contexto de incertidum­bre sin ver en el horizonte un fin.

En el colapso de madres trabajador­as, abrumadas con torres de loza y ropa, sin tiempo para nada, con hijos encerrados y tensos, que poco pueden aprender y mucho menos liberar energía o cuidar su salud emocional, nos encontramo­s con una realidad obviada por décadas. Hay mujeres que han vivido toda la vida en este ambiente de tensión, soledad e incertidum­bre, sin tiempo ni libertad. Aquellas mujeres y madres cuidadoras de niños(as), adolescent­es jóvenes y adultos en situación de discapacid­ad, condicione­s de salud o con enfermedad­es crónicas y graves, que 24 horas al día se postergan, obviando el miedo permanente y dedicando su fuerza mental, emocional y física a hacer de la vida de sus familiares una más llevadera. Con una fe ciega y energía única.

A las Glorias, Verónicas y Jessicas, y tantas otras que la pandemia visibilizó, pero también más las asustó y aisló, este es mi reconocimi­ento más profundo. No son invisibles sino que son las más grandes mujeres, que merecen también un aplauso de pie. Tenemos una deuda con ustedes y con su historia, y que este país debe saldar. Partir por honrarlas y nombrarlas es el primer paso.

Carol Alvo A.

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