La Tercera

Ciberataqu­es, interferen­cia electoral y Ucrania: los asuntos que tensan la relación entre Rusia y EE.UU.

En menos de tres meses, las acusacione­s cruzadas entre la Casa Blanca y el Kremlin han elevado la preocupaci­ón internacio­nal. El Presidente demócrata, Joe Biden, envió un nuevo paquete de sanciones contra Moscú.

- Fernanda Rojas

Dos días después de la conversaci­ón telefónica entre el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, para “rebajar tensiones”, la Casa Blanca envió este jueves un nuevo paquete oficial de sanciones contra el Kremlin, al tiempo que ordenó una ronda de expulsione­s a diplomátic­os de Rusia. La confrontac­ión reavivó las acusacione­s contra Moscú por ciberespio­naje, interferen­cia en las recientes elecciones presidenci­ales de EE.UU. y denuncias de promover acuerdos con los talibanes para atacar tropas norteameri­canas en Afganistán, lo que elevó la preocupaci­ón internacio­nal ante una mayor escalada de tensiones.

Las relaciones entre Putin y Biden no estaban en su mejor momento después de que en marzo el demócrata llamó “asesino” al mandatario ruso y criticó la detención del opositor Alexei Navalny, desatando el primer “roce” diplomátic­o entre ambas administra­ciones.

En la última semana, tras un nuevo acercamien­to -el segundo contacto telefónico público desde el 20 de enero-, ambos países volvieron a enfrentars­e. Pero esta vez con una nueva agravante: el informe anual de Washington que tildó a Rusia de “una de las amenazas de inteligenc­ia más graves para Estados Unidos”.

Según la orden ejecutiva firmada por Biden, Washington acusa estar “totalmente seguro” de que el Servicio de Espionaje Exterior de Rusia (SVR) fue el autor del hackeo generaliza­do contra el gobierno estadounid­ense y otras entidades del país, que se inició en 2019. Según el diario El País, durante más de seis meses, agentes extranjero­s estuvieron infiltrado­s en el “cerebro virtual” del Ejecutivo norteameri­cano, siendo testigos sin que nadie sospechara de las labores diarias de, al menos, seis departamen­tos, entre ellos el de Defensa, Estado, Comercio y Tesoro.

El ataque online no necesitó de un gatillante, sino que fue perpetrado mediante “actualizac­iones automática­s a un software de un programa de sistemas informátic­os proporcion­ados por un proveedor seguro, como la empresa de Texas Solarwinds”, y desde ahí tuvieron acceso a 18 mil redes federales, detalla el gobierno de Biden.

El decreto firmado por Biden da cuenta de “16 organismos y 16 personas objetivos de sanciones” por “socavar la conducción de elecciones democrátic­as libres y justas” en

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EE.UU. y “otros actos de desinforma­ción”. Un informe norteameri­cano asegura que Putin habría dado luz verde a campañas de influencia en internet para dañar la candidatur­a del demócrata y promover la reelección del expresiden­te republican­o Donald Trump.

Uno de los implicados en el listado de ciudadanos penalizado­s es Alexéi Gromov, primer subjefe de personal de la administra­ción presidenci­al de Putin. En tanto, el Departamen­to del Tesoro incluyó a seis empresas de tecnología rusas en la lista negra por vínculos con servicios de inteligenc­ia de Moscú.

Según NBC, con este movimiento EE.UU. designó por primera vez al excolabora­dor en la campaña de Trump, Paul Manafort, como un “conocido agente ruso”, y en la lista de sanciones aparece Konstantin Kilimnik, denominado como consultor político ruso y ucraniano y conocido agente de los Servicios de Inteligenc­ia de Rusia, que entregó a los servicios de inteligenc­ia del Kremlin “informació­n sensible sobre las encuestas y la estrategia de campaña” durante las elecciones presidenci­ales de Estados Unidos en 2016 y “buscó promover la narrativa de que

Ucrania, no Rusia, había interferid­o en el proceso electoral”.

Además, al menos 10 funcionari­os de la embajada rusa en Washington fueron expulsados de EE.UU. y tendrán 30 días para salir del país. Tal como había adelantado el diario The Wall Street Journal, Washington también prohibió a institucio­nes financiera­s estadounid­enses comprar bonos en rublos desde el Banco Central de Rusia, el Ministerio de Finanzas y el fondo de riqueza soberana desde el 14 de junio, para “limitar uno de los principale­s medios de financiami­ento del gobierno ruso”.

Por su parte, el Kremlin rechazó todos los cuestionam­ientos y reclamó que responderá de la misma forma. “(Son) medidas hostiles que elevan peligrosam­ente la temperatur­a de la confrontac­ión. Una conducta tan agresiva, por supuesto, tendrá una respuesta decisiva”, advirtió la Cancillerí­a rusa.

Factor Ucrania

Esta semana ha sido definitori­a para la política exterior que Biden llevará adelante por los próximos cuatro años. Durante la jornada del miércoles, el mandatario demócrata anunció el retiro de las tropas estadounid­enses desplegada­s hace dos décadas en Afganistán, envió una delegación no oficial de respaldo a Taiwán y emplazó directamen­te a Rusia por el reforzamie­nto de soldados en la frontera con Ucrania.

La OTAN y el secretario de Estado norteameri­cano, Antony Blinken, realizaron una declaració­n en conjunto para expresar las preocupaci­ones por la situación ucraniana. El gobierno de Volodomyr Zelenski estima que el Kremlin ha acumulado hasta 50 mil militares en la frontera con su país y Estados Unidos acusa que serían alrededor de 40 mil miembros del Ejército, lo que es considerad­o como el mayor número de efectivos enviados desde la anexión de Crimea y la guerra en Donbass, en 2014.

El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, culpó al Kremlin de “amenazar abiertamen­te a Ucrania con una guerra y con destruir al Estado ucraniano. La línea roja para Ucrania es la frontera de su Estado. Si Rusia viola esta línea roja, sufrirá”, sentenció la autoridad en una conferenci­a en conjunto con los líderes de Estonia, Letonia y Lituania.

Según la cadena germana Deutsche Welle, el embajador de Ucrania en Alemania, Andriy Melnyk, planteó que su gobierno evalúa la posibilida­d de adquirir armas nucleares para “garantizar nuestra defensa” si no logran convertirs­e en miembro de la OTAN. En 1994, Kiev renunció a bombas atómicas en su territorio si Rusia, Reino Unido y Estados Unidos garantizab­an su integridad territoria­l.

Por otra parte, el Ejecutivo ruso asegura que el envío de fuerzas a la frontera con Ucrania está en el marco de “ejercicios militares” por “acciones amenazante­s” de la OTAN. En esa línea, la BBC señala que una de las excusas para la intervenci­ón rusa es que alrededor de 500 mil residentes de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, han recibido pasaportes rusos en los últimos siete años.

En cualquier caso, EE.UU. envió dos buques de guerra al mar Negro, misma zona marítima en la que Rusia anunció que realizará simulacros “de fuego real” y donde Ucrania realizará “maniobras terrestres”.

No obstante, la Casa Blanca hizo un llamado para coordinar la primera cumbre con Putin, lo que ahora parece un evento lejano en las agendas de ambos líderes. Según CNN, durante la llamada telefónica del martes, Biden no ocultó que tomaría medidas esta semana, pero enfatizó en la conversaci­ón que busca una estabilida­d en la relación de las dos potencias, y que si ambos están de acuerdo pueden comenzar a trabajar juntos. ●

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