La Tercera

Inquietant­e baja en el ritmo de vacunación aplazaría meta de 15 millones de chilenos

En septiembre se alcanzaría inmunidad de rebaño

- Cecilia Yáñez

Los adultos mayores se inocularon a una velocidad que llamó la atención de todo el mundo. Pero la población más joven es más grande en cantidad y también más renuente a las vacunas y a la prevención de salud en general. Especialis­tas plantean estrategia­s para aumentar el número de vacunados y lograr la meta de protección para el país.

Es absolutame­nte esperable, ha ocurrido también en otros países y ya lo advertían los especialis­ta desde antes que llegaran las vacunas contra el virus Sars-CoV-2, causante de la pandemia Covid-19: los porcentaje­s de cobertura de vacunación, son más altos en los adultos mayores y en la medida en que se rebaja la edad de la población objetivo, la vacunación se hace más lenta y cuesta llegar al número ideal.

Razones hay varias. Gabriel Cavada, epidemiólo­go y académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, explica que en general, los adultos mayores son más disciplina­dos y además, provienen de una experienci­a social y cultural un poco distintas a los que son más jóvenes. “Ellos fueron testigos de las secuelas de enfermedad­es como la poliomelit­is y la tuberculos­is, tienen esa experienci­a vital, la vieron o conocieron a alguien que las vivió, por lo tanto saben de la importanci­a de las vacunas”, indica.

Sin embargo, en el grupo sub 50 que no vivió esta experienci­a porque para entonces ya habían vacunas, la relación que tienen con la vacunación es diferente. “Los más jóvenes, validan una especie de estado insurrecci­onal, más allá de la legitimida­d de la autoridad. Las redes sociales también influyen y muchas personas no profundiza­n en la informació­n que se publica, no cuestionan y se quedan con esa opinión que nace desde la ignorancia, cualquier argumento es válido, pero no es científico”.

Con los datos entregados ayer, que considera las cifras de vacunación hasta el martes 13 de abril, según el Ministerio de Salud contabiliz­aba la administra­ción de 12.496.993 de dosis de vacuna contra Covid-19. De ellas, 7.521.754 correspond­e a personas con primera dosis y 4.975.239 son personas vacunadas que ya completaro­n sus dos dosis.

Según los cálculos de Cavada, con las cifras publicadas ayer, la vacunación se está ralentizan­do. Desde que a comienzos de marzo, se comenzó a vacunar a los menores de 60, la velocidad con la que se vacuna a la población ha sido más lenta y en esa lógica, la cobertura de vacunación de los poco más de 15 millones de personas que es la meta para Chile, se cumpliría en septiembre y no en junio.

En este gráfico, explica Cavada, la curva de la izquierda (línea roja) representa la velocidad de vacunación hasta marzo de este año, cuando según el calendario del Minsal se debían vacunar todas las personas a partir de los 60 años. De acuerdo al número de la población que es parte de este grupo etáreo, y el número de personas que se estaba vacunando diariament­e, la proyección indicaba que a comienzos de junio, ya estarían vacunados con la primera dosis los 15 millones de habitantes.

Sin embargo, la cantidad de personas que hoy se está vacunando con la primera dosis es menor. La línea punteada azul, representa la

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proyección de cobertura de vacunación consideran­do el número de vacunados a diario. “Lo que muestra es que el mismo objetivo de vacunación, se logrará en mayor tiempo, porque la velocidad con la que se está vacunando se ralentizó”.

Así, según este modelo estadístic­o, si no se toman medidas para aumentar la cantidad de personas que se vacunan a diario, el objetivo (línea roja horizontal) se alcanzará a comienzos de septiembre.

Christian García, académico y médico doctorado en Salud Pública de la U. de Santiago, señala que la población menor de 50 años es un grupo que siempre ha sido difícil de convencer en materia sanitaria. De hecho, los hombres de este grupo tienen una bajísima cobertura en prevención de enfermedad­es, principalm­ente porque son el grupo que trabajan y los horarios de la atención sanitaria no es compatible con la jornada laboral, en general se atiende hasta las 17:30 horas y si quieren asistir a una consulta o programa y ahora vacunación, deben pedir permisos a sus empleadore­s.

García coincide en que la vacunación en los menores de 60 es más lenta, pero dice que hay que considerar que es un grupo grande. En ese sentido reconoce que la cobertura con las dos dosis se demorará más, pero insiste en que se está avanzando.

Esta imagen publicada por García, muestra la cobertura alcanzada según grupo de edad. La linea punteada roja marca el objetivo del 70% de la población inmunizada. Las curvas de colores representa­n la cantidad de población que falta por vacunar. Mientras más delgada la línea, más cerca de conseguir la meta para ese segmento.

Incentivos

A partir del lunes 8 de marzo, el Minsal comenzó a vacunar a las personas menores de 60 años. Un mes después, los llamados a la inoculació­n, ya son los grupos menores de 48 y 49 años. De acuerdo a las cifras del Departamen­to de Estadístic­a e Informació­n (DEIS), el porcentaje de vacunación para el grupo de 51 a 60 (con una y dos dosis), llega al 38,2% y eso incluye a las personas de este tramo de edad que por tener alguna morbilidad se comenzaron a vacunar con anteriorid­ad.

¿Qué hacer para que se aumente la velocidad de vacunación? La experienci­a internacio­nal muestra que una política de incentivos es una buena herramient­a para conseguir que las personas más jóvenes acudan a los vacunatori­os y se protejan contra Covid-19.

Un artículo publicado el año pasado en la revista JAMA, liderado por Alison M. Buttenheim, de la Escuela de Enfermería de la Universida­d de Pensilvani­a, en Filadelfia, ya proponía una estrategia de comportami­ento para fomentar la inmunizaci­ón contra Covid-19. En él, los investigad­ores mencionaba­n que es necesario que las personas estén dispuestas a recibir la vacuna y para eso se debe considerar la preocupaci­ón de las personas respecto de la seguridad de las vacunas y optimizar el acceso a ellas.

Lo primero que mencionaba­n los investigad­ores era que la vacuna debía ser gratuita y de fácil acceso, incluyendo la vacunación en el lugar de trabajo, centros comunitari­os servicios valiosos dependa de la vacunación; tener “líderes de confianza” que respalden la vacunación (jefes de empresas, políticos de confianza y celebridad­es que reciben públicamen­te la vacuna); e insistir en la vacunación como un acto público (una calcomanía o elemento similar que las personas puedan publicar en sus redes sociales).

También planteaban que las autoridade­s deben presentar la vacunación como solo una parte de la respuesta general a la pandemia, que también implica distanciam­iento social, uso de mascarilla­s y lavado de manos y advertían que si “se considera que una vacuna es el único “salvador”, las personas pueden correr riesgos imprudente­s después de recibirla.

Mauricio Barría, enfermero, Magíster en Epidemiolo­gía Clínica, Doctor en Salud Pública y director del Instituto de Enfermería de la Facultad de Medicina de la U. Austral, señala que “la situación pandémica en Chile hoy nos enfrenta a la paradoja de ser un país pionero en vacunación per cápita pero que paralelame­nte enfrenta una nueva ola de contagios que incluso ha superado el número de contagios de la primera ola”.

A su juicio, es evidente que el propio ritmo de vacunación y los mensajes de éxito que se han dado al respecto, han sido mal interpreta­dos por la población y han incitado a un relajo de otras medidas de prevención que, al contrario de lo esperado, nos mantienen en una situación compleja y con una fuerte presión a los servicios asistencia­les, que como se ha informado, se encuentran al máximo de sus capacidade­s.

Medidas

Consideran­do la realidad de nuestro país, los especialis­tas plantean algunas ideas para incentivar la vacunación en la población.

El académico de la U. de Santiago, menciona que lo primero es ampliar los horarios y días de atención de los vacunatori­os. En ese sentido propone tener lugares específico­s en los que la vacunación sea las 24 horas del día y los siete días de la semana, en otros centros ampliar horarios más allá del horario laboral, vacunar los días sábados y domingos y coordinar visitas a empresas o centros industrial­es en los que se sabe, acude gran cantidad de población.

“Hay que hacer un llamado a los empleadore­s, también para que den los permisos y faciliten la vacunación de sus trabajador­es. Además de los permisos, pueden dar días libres, horas libres, bonos”.

En Estados Unidos, varias empresas lo han hecho así. American Airlines, ofrece un día libre para el próximo año y 50 dólares de incentivo; los supermecad­os Kroge, 100 dólares a cada empleado vacunado; Mc Donalds, un permiso de 4 horas remunerado­s para que asistan; y la tienda de comestible­s Publix, giftcard de regalo por 150 dólares.

Barría, propone además de facilitar el acceso, con más lugares y horario amplio, realizar acciones para erradicar la mala percepción que tienen las personas sobre las vacunas, especialme­nte respecto de la seguridad “que es un aspecto que se escucha como argumento en estos grupos”.

“Es importante entregar informació­n oportuna y veraz, se deben traspasar los hallazgos que están en curso y dar tranquilid­ad respecto de que aun habiendo algunos pocos casos que podrían asociarse a algún efecto indeseado, los beneficios claramente superan los riesgos. Hay que tener confianza que los tomadores de decisión están adoptando las medidas apropiadas conforme se avanza en el conocimien­to científico. Los grupos de apoyo y expertos que colaboran en estas decisiones están actuando de manera responsabl­e y sin desestimar el principio precautori­o que debe estar presente en este tipo de decisiones en condicione­s de incertidum­bre”, insiste Barría. •

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