La Tercera

El desfondami­ento

- Por Héctor Soto

Ya lo dijo la expresiden­ta: cada día puede ser peor. No está de más recordarlo tras la semana en que el escenario político dio otro paso más a su degradació­n. Quizás la cautela y el realismo sugieren no sobredimen­sionar lo sucedido. Efectivame­nte, es difícil, muy difícil, para los parlamenta­rios que van a la reelección oponerse a una iniciativa como el tercer retiro de los fondos de pensiones. En no pocos casos esa decisión equivale a perder, ahora ya, la reelección. En los menos, algunos diputados tienen todavía algún margen de maniobra. Siendo así, hacer mucho caudal de la agonía y deserción en fuga de las huestes de Chile Vamos a raíz de este episodio puede ser una exageració­n. Hay mucho de eso, claro. El decoro se fue al diablo. La política, sin embargo, salvo casos bien excepciona­les, pocas veces tiene que ver con la decencia y casi nunca con el comportami­ento heroico. Así y todo, no obstante, hechos los descuentos del caso, lo ocurrido es un indicador del extremo al que hemos llegado. Ya no mandan las razones. Tampoco hay liderazgos que ordenen. Lo que digan los expertos importa un rábano. Da lo mismo si se trata de buena o mala política pública. Da lo mismo que, a partir de este resquicio abierto por las reformas constituci­onales, grandes sectores de la población se están comprando un problema de enormes proporcion­es para el día en que tengan que pensionars­e. Lo importante es soltar plata fresca ahora y salir en la foto a como dé lugar. Lo importante es no desentonar en la manada. Lo importante es asestar una derrota contundent­e al gobierno y continuar cavando la tumba definitiva, ahora por la vía del desfondami­ento, del sistema privado de pensiones.

Obviamente el triunfo del proyecto en la Cámara de Diputado es un triunfo para la diputada Pamela Jiles, que no solo es quien más se jugó por la iniciativa, sino también quien más complica al arco opositor. Medio mundo en ese sector reconoce que no es bueno legislar así. El otro medio no oculta su incomodida­d de aparecer en el mismo carro que ella encabeza. Pero, curiosamen­te, todos se someten a su libreto al momento de la verdad y, al hacerlo, terminan respaldand­o no solo su populismo desembozad­o, sino también su estilo de hacer política. Hasta aquí la oposición estaba complicada por la amenaza electoral de la parlamenta­ria. Ahora, simplement­e se dejó secuestrar por ella, entre otras razones porque es difícil explicarle a la ciudadanía que el liderazgo de la diputada es tóxico mientras su proyecto emblema es ovacionado por los mismos políticos que intentan vetarla de entrada. En qué quedamos, se pregunta la gente con razón, mientras ella sigue subiendo en todos los sondeos de la elección presidenci­al.

Si habrá o no tercer retiro dependerá mucho de los términos en que puedan operar las institucio­nes. El gobierno ya anticipó que acudirá al Tribunal Constituci­onal. El único consuelo para La Moneda es que fracasó la reforma al articulado permanente, que pretendía suspender la iniciativa exclusiva presidenci­al en temas económicos y previsiona­les durante estados de catástrofe. Para esto no alcanzaron los votos díscolos del oficialism­o. La posibilida­d, por lo mismo, de que el tercer retiro se caiga en la suprema instancia constituci­onal es atendible. El tribunal ya declaró fuera de la ley esta iniciativa parlamenta­ria con el voto dirimente de María Luisa Brahm. Y si ahora resuelve otra cosa, porque hay mucho mar de fondo en esa magistratu­ra, bueno, el Presidente habrá hecho lo que le correspond­ía y significa que el país quiere seguir estrujando el horizonte operaciona­l de las AFP.

La oposición ya manifestó que la consulta al Tribunal Constituci­onal no será gratis. Algo parecido anunció Renovación Nacional. En el peor de los casos el Presidente se expone a una nueva acusación constituci­onal. A la anterior, a fines del 2019, le faltaron solo seis votos para derrocar al gobierno. El pronóstico ahora es más incierto. El desfondami­ento también es político. Pero hay que dejar que las institucio­nes funcionen y es sano que el Parlamento -antes de ponerse a fraguar el cuarto retiro, porque a eso vamos- de una vez por todas comience a tomar un poco más en serio sus responsabi­lidades.

Es verdad: lo que estamos viendo es un circo. Un circo que tiene varias pistas, con malabarist­as, equilibris­tas, trapecista­s, prestidigi­tadores, tránsfugas y payasos. El espectácul­o no habla muy bien de esta legislatur­a y el asunto podría ser anecdótico si no coincidier­a con la peor crisis social, con la peor crisis sanitaria y con la peor crisis económica que Chile ha tenido en el último medio siglo.

Justo ahora era cuando Chile merecía y necesitaba una escena política de mayor calidad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile