Estrategia de vacunación en el país
Pese al buen ritmo que lleva el proceso, preocupa que comience a observarse cierto rezago, sobre todo en población más joven. Si ello persiste, no cabe descartar la opción de abrir la vacunación sin esperar un determinado calendario.
Desde que el proceso de vacunación general en contra del Sars Cov-2 se inició a comienzos de febrero, ya se contabilizan más de 7,7 millones de personas que han sido inoculadas, de las cuales más de cinco millones han recibido su segunda dosis. El país ha logrado asegurar las vacunas necesarias para lograr que a fines del primer semestre 15 millones de personas hayan logrado ser inmunizadas. Se espera que durante esta semana comiencen a llegar las primeras dosis de AstraZeneca, con lo cual ya serían tres las vacunas en aplicación.
A estos importantes logros -a los que cabría añadir los encomiables esfuerzos desplegados por el gobierno, hospitales y clínicas privadas para aumentar fuertemente el número de camas críticas- se une el reciente estudio que fue dado a conocer por el Ministerio de Salud, en el cual se evaluó la eficacia de la vacuna Coronavac en el país. Los resultados han sido ampliamente satisfactorios, dando cuenta que presenta 67% de efectividad para prevenir Covid sintomático, 85% para prevenir hospitalización, 89% para prevenir el ingreso a una unidad de cuidados intensivos, y 80% para evitar decesos. Esta evidencia debería ser suficiente para despejar las dudas o resquemores de algunos por posibles efectos secundarios o por su falta de efectividad.
Resulta, sin embargo, preocupante que el ritmo de vacunación haya mostrado algunas señales de ralentización en las últimas semanas. Pese al alto número de adultos mayores que ya han recibido ambas dosis, todavía sigue habiendo un porcentaje rezagado, y ahora que el calendario de vacunación llegó a quienes tienen 50 años o menos, pareciera observarse una cierta caída.
Las razones del fenómeno pueden deberse a múltiples factores. Una de las hipótesis que se han planteado sugiere que los centros de salud han estado privilegiando las segundas dosis, a fin de asegurar que no se pierda la cadena de inmunización. El hecho de que en paralelo se haya iniciado la vacunación contra la influenza podría ser otro factor adicional. Pero algunos expertos también han hecho presente que ello puede deberse a cierta dejación o escasa conciencia del riesgo en la población más joven, que no ve problema en postergarla o incluso prescindir de ella.
En otros países con procesos muy exitosos de vacunación, como el caso de Israel, se ha observado cierta ralentización en la población más joven. Este es un tema que debe ser observado con detención por las autoridades de salud, porque mientras más demore en alcanzarse la población objetivo, la circulación viral seguirá siendo elevada, con todas las secuelas que implica. Para ello será necesario ensayar distintas estrategias, no pudiendo descartarse que en algún momento la vacuna -o en su defecto el PCR- sean exigidos obligatoriamente para cierto tipo de actividades, así como implementar sanciones más drásticas para quienes insistan en conductas irresponsables.
Por ahora el Ministerio de Salud ha descartado flexibilizar el calendario de vacunación y abrirlo a grupos que por edad aún no les corresponde. Es una medida que no cabría descartar de plano. Si en definitiva se confirmara que cada vez hay más rezagados, abrir la vacunación para cualquiera que la requiera -independientemente de su edadparecería plausible, a fin de no desaprovechar las capacidades instaladas. Países como Estados Unidos ya han abierto la vacunación para cualquier grupo, una vez inoculados los de mayor riesgo o de servicios esenciales.