ESPACIO FISCAL: MÁS VOLUNTARISMO QUE RACIONALIDAD
SEÑOR DIRECTOR
Frente a las diversas propuestas de medidas sociales planteadas por parte de los distintos sectores políticos, así como de los potenciales candidatos presidenciales, es deseable y necesario sincerar cuáles son las reales posibilidades de financiamiento con que podría contar el país en el mediano plazo.
Los ingresos fiscales factibles de obtener representan actualmente alrededor de 21,5% del PIB y, en un escenario de crecimiento del PIB tendencial cercano a 2% anual, los ingresos fiscales hacia fines de la presente década podrían alcanzar cerca de 23,0% - 23,5% del PIB. Por otra parte, el gasto público, sin considerar el gasto adicional por la pandemia, se elevaría actualmente hasta la cercanía de 24,5% a 25,0% del PIB.
Es decir, el crecimiento económico de tendencia de 2% anual no entrega espacio para aumentar el gasto social si además se busca la sostenibilidad fiscal, por ende, se requiere que la economía crezca a un mayor ritmo en tendencia o de nuevas fuentes de ingreso. En el evento que la economía retomase tasas de crecimiento de 3% anual, eso implicaría que la deuda bruta como porcentaje del PIB se podría estabilizar a finales de la década en torno a 50% mientras el déficit fiscal se ubicaría alrededor de 1,5% del PIB, entregando espacio de mayor gasto público en algo más de 1 punto del PIB, o sea alrededor de US$3.000 millones anuales.
Este ejercicio demuestra el acotado espacio que existe para financiar cualquier propuesta adicional a la de pensiones. Luego, el deseo de elevar el gasto social requerirá de mayores ingresos permanentes, los cuales deberán venir fundamentalmente de lograr que la economía chilena retome tasas de crecimiento del PIB tendencial de al menos 3% anual, así como también de medidas que busquen elevar la carga tributaria en los siguientes años. En esto último, para ordenar la discusión en materia de nuevo gasto social, es fundamental dimensionar cuál es la real capacidad que tiene nuestra economía para elevar su recaudación tributaria, de modo de no generar falsas expectativas producto de un voluntarismo excesivo respecto a los potenciales ingresos fiscales.
La discusión actual en este tema, lamentablemente, solo refleja el bajo compromiso que exhiben las autoridades políticas con los equilibrios de largo plazo.
Patricio Rojas Economista