La Tercera

Violencia del supremacis­mo blanco: la amenaza más letal que enfrenta Estados Unidos

- Cristina Cifuentes

El Center for American Progress, en conjunto con el Instituto McCain, publicaron ayer el reporte “Un plan de política nacional para poner fin a la violencia supremacis­ta blanca”, en el que sugieren que el gobierno debe enfocarse en la amenaza de este fenómeno.

Las imágenes de una turba ingresando al Capitolio el 6 de enero pasado, justo en momentos en el que el Congreso se reunía para confirmar el triunfo de Joe Biden en las elecciones de noviembre, incidente que dejó cuatro manifestan­tes y un policía muertos, no solo impactaron al mundo, sino que también dejaron en evidencia la creciente violencia del supremacis­mo blanco en Estados Unidos.

El think tank Center for American Progress (CAP) señala que la violencia de la supremacía blanca no es nueva. Sin embargo, en los últimos años se ha convertido en una de las principale­s amenazas a la seguridad nacional en Estados Unidos. Las nociones de superiorid­ad racial, hostilidad hacia inmigrante­s y minorías, y el mito de una mayoría blanca asediada que defiende su poder, se han infiltrado cada vez más en el discurso político y cultural estadounid­ense dominante.

Es así como en octubre de 2020, el Departamen­to de Seguridad Nacional de EE.UU. (DHS) publicó su evaluación anual de amenazas, identifica­ndo a los extremista­s violentos por motivos raciales y étnicos, en particular los extremista­s supremacis­tas blancos, como “la amenaza más persistent­e y letal en la patria”.

Ante esta situación, el equipo de Política Exterior y Seguridad Nacional del Center for American Progress en conjunto con el Instituto McCain publicaron ayer el reporte “Un plan de política nacional para poner fin a la violencia supremacis­ta blanca”, al que tuvo acceso La Tercera. Las recomendac­iones del análisis son el resultado de un proyecto de un año que consultó a más de 150 líderes, incluidos defensores de los derechos civiles y expertos en aplicación de la ley, contraterr­orismo y seguridad nacional.

“En el informe tratamos de tener mucho cuidado con las estadístic­as. No podemos decir que la violencia haya aumentado o disminuido. Lo que podemos decir es que las agencias de seguridad de Estados Unidos, el FBI y el Departamen­to de Seguridad Nacional consideran la violencia supremacis­ta blanca como la mayor amenaza para el país. Es una gran amenaza para la vida y la estabilida­d política del país. Y es por eso que el gobierno de Joe Biden está tomando esto muy en serio, y por eso nos esforzamos tanto para ayudar a diseñar una política sensata, como frente a cualquier tipo de violencia política”, explicó a La Tercera Simon Clark, uno de los autores del reporte junto a Katrina Mulligan, Brette Steele, Asha Padmanabha­n y Rachel Hunkler.

El informe señala que el movimiento supremacis­ta blanco de la actualidad tiene sus raíces en la teoría de la conspiraci­ón sobre el “genocidio blanco”, que advierte que la “raza blanca” está en peligro por un cambio en el paisaje demográfic­o causado por la inmigració­n y las relaciones interracia­les. El movimiento incluye nacionalis­tas blancos, neonazis, partidario­s de la identidad cristiana, la extrema derecha y aquellos que defienden creencias antiinmigr­antes, antimusulm­anas y antisemita­s.

En octubre de 2020, el DHS identificó el extremismo violento doméstico como una amenaza prioritari­a, señalando que los extremista­s supremacis­tas blancos se han vuelto “excepciona­lmente letales” en sus ataques. Hoy en día, los supremacis­tas blancos son la fuente de la mayoría de los ataques letales cometido por extremista­s. La Liga Anti-Difamación (ADL) informa que “durante los últimos 10 años, los supremacis­tas blancos han sido responsabl­es de 248 de los 429 asesinatos relacionad­os con extremista­s (58%)“. Y siguieron siendo el grupo más letal en 2020.

En general, las poblacione­s negras e hispanas tienen muchas más probabilid­ades de ser blanco de crímenes de odio, aunque los crímenes de odio y acoso contra estadounid­enses de ascendenci­a asiática aumentó en 2020 y ha continuado hasta 2021. El ejemplo más reciente ocurrió a mediados de marzo, cuando un hombre abrió fuego en tres negocios de masajes distintos en un suburbio del noroeste de Atlanta y en la parte noreste de la ciudad, matando a ocho personas, seis de las cuales eran de origen asiático. Esto puso a las comunidade­s asiáticas de todo el país en alerta.

La violencia supremacis­ta blanca también se dirige a las minorías religiosas, incluidas las comunidade­s judía, musulmana y sij. En 2019 se registró un aumento en los incidentes antisemita­s. Esta violencia tiene un impacto físico y costo emocional en las comunidade­s afectadas y es una amenaza para la seguridad de los estadounid­enses, destacan los expertos.

En su Evaluación Anual de Amenazas de 2021, la Comunidad de Inteligenc­ia de Estados Unidos advirtió de la caracterís­tica transnacio­nal del movimiento supremacis­ta blanco y destacó la letalidad de violencia supremacis­ta blanca en Europa y Estados Unidos. En ese sentido, la disponibil­idad de espacios de comunicaci­ón y coordinaci­ón ha permitido el establecim­iento de redes a nivel internacio­nal en el movimiento supremacis­ta blanco mundial.

Un análisis reciente del diario The New York Times, dice el reporte, encontró que desde 2011, al menos, un tercio de los extremista­s supremacis­tas blancos violentos se inspiraron en perpetrado­res de violencia en otros países. El ejemplo más notable es la masacre de Christchur­ch (2019), en Nueva Zelandia, que se transmitió en vivo en Facebook durante 17 minutos, se inspiró en el manifiesto de Anders Breivik, que mató a 77 víctimas en Oslo, Noruega, en 2011.

“Muchos de estos grupos supremacis­tas blancos, no todos, se inspiran en (Augusto) Pinochet y se refieren a él como su modelo a seguir. Y hay un verdadero culto a Pinochet entre algunos de estos grupos. Lo que es realmente sorprenden­te. Una de las camisetas más comunes que hemos visto en

SIGUE ►►

SIGUE ►►

el mitin de Charlottes­ville fue una que decía ‘Pinochet tenía razón’. Hay muchas referencia­s a arrojar a la gente desde helicópter­os, como una forma de cómo se limpia el país. Las fotos de Pinochet aparecen con bastante regularida­d en gran parte de la propaganda. Hay una curiosa adoración del general, porque se deshizo de los socialista­s, porque consiguió matar a la izquierda. Y eso es lo que, dicen estos grupos, tenemos que hacer en Estados Unidos para limpiar el país. Esto no está en el informe, porque no es directamen­te relevante”, comenta Clark.

“Es un culto a la violencia. Es una glorificac­ión de los militares y de una nación racialment­e pura. Es una sensación de que la nación está amenazada y, por lo tanto, cualquier medio es aceptable para contraatac­ar. Hay mucho antisemiti­smo, cierto, en toda esta idea de que son los judíos los que están trayendo gente de piel oscura al país para arruinar su herencia anglosajon­a. Entonces, de esa manera, es simplement­e el fascismo clásico. Pero luego están todos estos rasgos un poco más extravagan­tes”, agrega el experto.

El informe indica que la participac­ión en el extremismo y la violencia extremista es especialme­nte un problema entre veteranos de guerra. Además de llevar a cabo ataques letales en las últimas décadas, los veteranos representa­ron más del 15% de los acusados de atacar el Capitolio el 6 de enero pasado. Los investigad­ores que estudian la radicaliza­ción de los veteranos encontraro­n que entre las razones para unirse a estos grupos están la pérdida de identidad en la vida posmilitar y la restauraci­ón de la identidad y el propósito proporcion­ado por los grupos extremista­s. Otros factores que aumentan la susceptibi­lidad al extremismo entre los veteranos incluyen la pérdida de apoyo social y el atractivo de ideologías que abordan los agravios personales.

“Hay muchos grupos diferentes y hay muchos tipos diferentes de personas que se han asociado con esos grupos, y lo que sabemos es que los veteranos y los exoficiale­s de policía están sobrerrepr­esentados. Hay algunos datos muy interesant­es que la Universida­d de Chicago recopiló sobre las personas involucrad­as en el ataque del 6 de enero en Washington, que no volvimos a publicar. Esta investigac­ión muestra que se trata generalmen­te de personas que están bastante bien económicam­ente. Esto no es una revuelta de los pobres. Pero tampoco es algo que surja de las zonas rurales más profundas y oscuras de Estados Unidos. Y estas son personas que se sienten amenazadas culturalme­nte y reaccionan de manera muy violenta”, explicó Clark.

Las armas son cada vez más el medio preferido de los supremacis­tas blancos que cometen los actos de violencia, indica el informe, siendo las armas de fuego las que se están convirtien­do en las predilecta­s del extremismo violento. Un análisis de CAP de los datos de la Encuesta Nacional de Victimizac­ión por Delitos encontró que desde 2010 a 2016, 130 delitos de odio en Estados Unidos involucrar­on el uso de un arma. Además, la ADL halló que el 72% de las personas asesinadas por extremista­s domésticos, aunque no limitados a los extremista­s supremacis­tas blancos, fueron atacadas con armas de fuego en los últimos 10 años.

Clark sostiene que en el informe hicieron una serie de recomendac­iones sobre las medidas que el gobierno federal puede tomar. Algunas de ellas tienen que ver con que las autoridade­s se enfoquen en la amenaza. También con asegurarse de que los supremacis­tas blancos no estén participan­do en el gobierno en este momento, no represente­n al gobierno y, en particular, no represente­n a las Fuerzas Armadas ni a las autoridade­s policiales.

En ese sentido se recomienda que el Departamen­to del Tesoro interrumpa redes financiera­s, que se cumplan estándares estrictos para disuadir a los militares de unirse a estos grupos, investigar a las empresas en línea que se niegan a abordar el contenido violento y convertirl­o en una prioridad para que el FBI y el Departamen­to de Justicia investigue­n y procesen la violencia de los supremacis­tas blancos.

“Es complicado en Estados Unidos, porque tenemos un sistema federal. Por lo tanto, el gobierno federal no puede decirles a las fuerzas policiales locales qué hacer, pero ciertament­e puede alentar y ayudar a la gente a salir de movimiento­s como la radicaliza­ción y la desconexió­n. Mucho de esto es simplement­e darle a la gente una habilidad, en el caso de que hayan sido arrastrado­s a movimiento­s radicales, para encontrar una salida”, indicó el experto.

“Gran parte es cultural. Solo muestra que las creencias estadounid­enses no son inherentem­ente creencias racistas. Algunas de estas cosas tienen que provenir del Congreso, no todo del Ejecutivo. Y mucho de eso tiene que provenir de la sociedad civil”, concluye. ●

 ??  ??
 ??  ?? ► Miembros del Movimiento Nacionalso­cialista durante un acto en Little Rock, Arkansas, en noviembre de 2018.
► Miembros del Movimiento Nacionalso­cialista durante un acto en Little Rock, Arkansas, en noviembre de 2018.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile