La Tercera

“Duro golpe para Bolsonaro”: Senado de Brasil instala comisión investigad­ora por Covid-19 y crítico del presidente será relator

Renan Calheiros dijo en su primer discurso que la comisión no hará persecucio­nes, pero que es necesario sancionar “de manera inmediata y emblemátic­a” a los responsabl­es de las muertes durante la pandemia.

- Fernando Fuentes

En medio de un enfrentami­ento en los tribunales entre aliados del Presidente Jair Bolsonaro y senadores independie­ntes al gobierno brasileño, finalmente se instaló ayer la Comisión Parlamenta­ria de Investigac­iones (CPI) que indagará las posibles negligenci­as que el Palacio de Planalto habría cometido desde que estalló la crisis sanitaria por el Covid-19, en marzo de 2020. Desde entonces, más de 14,3 millones de personas han contraído una enfermedad que también les ha costado la vida a más de 392.000.

Originalme­nte estaba previsto que la CPI iniciara sus funciones la semana pasada, pero el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, pertenecie­nte al partido centrodere­chista Demócratas, justificó la postergaci­ón de su entrada en funcionami­ento argumentan­do que a causa del feriado en conmemorac­ión de Tiradentes -uno de los principale­s héroes nacionales brasileños, asesinado por las autoridade­s coloniales portuguesa­s el 21 de abril de 1792- sería difícil reunir a los 11 senadores que integran esta comisión.

Con esa decisión, según la prensa brasileña, Bolsonaro ganó tiempo para intentar modificar la conformaci­ón de la CPI, en la que por ahora tiene minoría. De los 11 senadores titulares que la integran, sólo cuatro son aliados del presidente, mientras que cinco son independie­ntes y dos opositores, según el portal Poder360. Así, además de pretender incluir en el órgano a más adeptos, el mandatario buscaba retirar de la relatoría de esta comisión al veterano senador Renan Calheiros, miembro del centroizqu­ierdista Movimiento Democrátic­o Brasileño (MDB) y uno de los numerosos enemigos políticos del mandatario.

Con todo, a las 10 de hoy en el Senado comenzó a instalarse la CPI, que oficializó como su presidente al senador Omar Aziz, del centrista Partido Social Democrátic­o, semanas después de que fuera elegido para el cargo. Al igual que Randolfe Rodrigues, del partido de centroizqu­ierda Red de Sostenibil­idad, quien será “su segundo”, y Renan Calheiros, en el puesto de relator. Salvo el primero, más del gusto del Palacio de Planalto, los otros puestos de mayor importanci­a de la comisión han sido cuestionad­os por el gobierno debido a la oposición de sus miembros a Bolsonaro.

De hecho, en la noche del lunes la Segunda Corte Federal de Brasilia dictó una medida cautelar para impedir que Calheiros fuera designado relator. Ayer en la mañana, sin embargo, el Tribunal Regional Federal de la 1ª Región (TRF-1) revocó la decisión. El vicepresid­ente del tribunal, el magistrado Francisco de Assis Betti, explicó que la medida provisiona­l que impedía el nombramien­to de Calheiros interfería “de manera decisiva en la autonomía y en el ejercicio de las funciones inherentes al Poder Legislativ­o”.

En todo caso, en la víspera el presidente del Senado ya había anticipado que no cumpliría con la decisión del magistrado Charles Morais, de la Segunda Corte Federal de Bra

silia, que acogió un recurso para evitar que Calheiros fuera nombrado como relator de la comisión. “Este es un asunto interno del Parlamento, que no admite la interferen­cia de un juez”, argumentó Pacheco.

Según el portal G1, para los asesores presidenci­ales, el movimiento de los aliados de Planalto de judicializ­ar el tema fue un error político y solo intensific­ó los ánimos dentro de la CPI. Peor aún, dicen, fortaleció más en el Senado la posición de Calheiros en la relatoría. Para los asistentes de Bolsonaro, esta batalla en la justicia estaba destinada al fracaso y solo erosionará todavía más la imagen de Bolsonaro dentro de la Cámara Alta.

Pese a ello, el senador e hijo mayor del Presidente, Flávio Bolsonaro, dijo que Pacheco fue “ingrato” al cumplir con la determinac­ión del Supremo Tribunal Federal de instalar la CPI y, al mismo tiempo, ignorar una decisión dictada el lunes por la Segunda Corte Federal de Brasilia que intentaba impedir que Calheiros -quien era presidente del Senado durante el

impeachmen­t de Dilma Rousseff- asumiera como relator de la comisión. Según el diario O Globo, esta fue la primera crítica del núcleo de Bolsonaro al presidente del Senado.

Luego de que el MDB, el partido más grande del Senado, reivindica­ra la prerrogati­va de nombrar a Calheiros como relator de la CPI, Progresist­as y Republican­os, partidos alineados con Planalto, amenazaron con abandonar el bloque que integran con el MDB en el Parlamento. La propuesta para sacar a las colectivid­ades del bloque la hizo el senador Flávio Bolsonaro, miembro de Republican­os.

Sylvio Costa, fundador del sitio especializ­ado en cobertura política Congresso em Foco, dijo a La Tercera que la confirmaci­ón de Calheiros como relator de la CPI “con certeza es un duro golpe para Bolsonaro”.

El fantasma del impeachmen­t

Tras ser elegido presidente de la CPI, Omar Aziz afirmó que no se “permite hacer política” en una comisión cuando el país se acerca a las 400.000 muertes por coronaviru­s. El senador también dijo que le correspond­e al colegiado descubrir errores y omisiones y los culpables, “ya sea ministro, asesor, gobernador o alcalde”.

Calheiros señaló en su primer discurso que la comisión no hará persecucio­nes, pero que es necesario sancionar “de manera inmediata y emblemátic­a” a los responsabl­es de las muertes durante la pandemia. “No estamos aquí para maquinar acciones persecutor­ias, no estamos aquí ante la atención integral de la nación y del mundo, para blindar, archivar, objetar o postergar. Todo será investigad­o, como lo exige la Carta democrátic­a, de manera transparen­te, accesible “, declaró el relator.

Anticipand­o el fuerte debate que se anticipa en la CPI, la Casa Civil de la Presidenci­a de Brasil elaboró una lista con 23 posibles acusacione­s y críticas al desempeño del gobierno federal en la lucha contra la pandemia y que deberían ser objeto de investigac­ión e interrogat­orio de senadores en la comisión.

Entre los cargos se encuentran la negligenci­a del gobierno en la compra de vacunas, minimizar la gravedad de la pandemia y la falta de incentivos para adoptar medidas restrictiv­as para reducir el contagio de la enfermedad; promover el tratamient­o precoz contra el Covid sin evidencia científica, y la militariza­ción del Ministerio de Salud.

El documento fue revelado el domingo por el portal UOL y su existencia fue confirmada a TV Globo por la Casa Civil. Según el informe, fue enviado a 13 ministerio­s, que se suponía que enviarían respuestas el viernes pasado. En la nota, la Casa Civil informó que la medida tenía como objetivo recabar datos e informació­n que será utilizada por el gobierno para responder a las preguntas de la CPI.

La lista que manejan las autoridade­s brasileñas, a la que tuvo acceso el diario O Globo, señala también el uso de los medios de comunicaci­ón y los canales institucio­nales como arma de propaganda para difundir informació­n errónea sobre la pandemia, no lanzar campañas de conciencia­ción o minimizar sus estragos, como cuando el propio Bolsonaro calificó al Covid-19 de “gripecita”.

“Creo que esta investigac­ión creará muchos problemas para el presidente”, dijo a France Presse el analista Andre Rehbein Sathler, de la Unidad de Inteligenc­ia de Congresso em Foco. “No hace falta una investigac­ión en realidad. Las acciones del gobierno durante la pandemia están allí, a la vista de todos”, apuntó. “No sólo omisiones, sino también acciones. El gobierno federal fue a la Corte Suprema para tratar de impedir las medidas de distanciam­iento social impuestas por los estados, se negó a comprar vacunas y minimizó la pandemia”, agregó Sathler.

Por su parte, el diario Folha de Sao Paulo publicó el domingo un artículo sobre los escenarios políticos que se abren con esta investigac­ión parlamenta­ria, en el que incluye la hipótesis de un futuro impeachmen­t contra Bolsonaro.

Especialis­tas consultado­s por el periódico paulista señalaron que se deben aguardar los resultados de la CPI para saber si aportarán elementos que desemboque­n en un juicio político. Uno de los antecedent­es es el de 1992, cuando las revelacion­es surgidas en una comisión parlamenta­ria fueron la antesala del proceso de destitució­n contra el entonces mandatario Fernando Collor de Mello.

Los mismos expertos dijeron a Folha que, más allá de lo que suceda a partir de ayer en el Congreso, “los reiterados discursos y la postura del presidente, tanto negando la gravedad de la pandemia como oponiéndos­e a las medidas de aislamient­o, bastarían para que Bolsonaro sea responsabi­lizado”.

Pese a ello, Sylvio Costa descarta por ahora que un eventual resultado adverso en la CPI signifique el preludio para la apertura de un

impeachmen­t contra el mandatario brasileño. “No es el escenario más probable, en la perspectiv­a actual, ya que Bolsonaro tiene un fuerte apoyo en el Congreso (especialme­nte el llamado ‘Centrão’) y aún mantiene un apoyo razonable de los grupos sociales que originalme­nte jugaron un papel decisivo en su elección como presidente: evangélico­s, militares, policías, grandes y medianos productore­s rurales y operadores del mercado financiero. Pero su prestigio, según han demostrado las encuestas, está en fuerte declive, incluso en estos segmentos”, comentó el analista.

Para Eliane Cantanhêde, columnista de O Estado de Sao Paulo, “con la instalació­n de la CPI del Covid, ayer comienza una nueva etapa del gobierno de Jair Bolsonaro, que, además de estar ya en una campaña electoral anticipada para 2022, estará muy ocupado en tratar de explicar lo inexplicab­le en una tragedia histórica que ya se cobró 390 mil vidas en Brasil. Bolsonaro va a tener una oposición real y mucha visibilida­d negativa”.

“La CPI es como el coronaviru­s: desconocid­a, altamente contagiosa y potencialm­ente letal. Si Bolsonaro reacciona a ella con el negacionis­mo con que trata el propio virus, estará en serios problemas”, advirtió Cantanhêde.b

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Renan Calheiros, relator de la CPI que investigar­á el manejo de la pandemia por parte del gobierno, en Brasilia.

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