La Tercera

Informe de Human Rights Watch acusa a Israel de cometer “crímenes de apartheid” contra los palestinos

“Se sabe que Human Rights Watch tiene una agenda antiisrael­í de larga data, que durante años ha buscado activament­e promover boicots contra Israel”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel en alusión al reporte de la ONG.

- Cristina Cifuentes

La organizaci­ón Human Rights Watch (HRW) lanzó ayer martes el reporte Un umbral cruzado: las autoridade­s israelíes y los crímenes de apartheid y persecució­n, que examina las políticas y prácticas israelíes hacia los palestinos en los territorio­s palestinos e Israel y los compara con el trato de los judíos israelíes que viven en los mismos territorio­s.

El texto concluye que el gobierno israelí “ha demostrado una intención de mantener el dominio de los judíos israelíes sobre los palestinos en Israel y en los Territorio­s Palestinos Ocupados. Esa intención se ha combinado con la opresión sistemátic­a de los palestinos y los actos inhumanos cometidos contra ellos. Cuando estos elementos ocurren juntos, equivalen al crimen de apartheid”.

El informe examina “las prácticas del gobierno israelí y políticas que violan los derechos básicos de los palestinos, cuyo propósito es asegurar la dominación de los judíos israelíes”. Esto es contrastad­o con las “definicion­es de los crímenes contra la humanidad del apartheid y la persecució­n”.

Según el diario británico The Times, el informe de HRW es el primero de una organizaci­ón internacio­nal importante que presenta una justificac­ión legal completa para determinar que Israel ha “cruzado el umbral” del crimen de apartheid contra los palestinos. El texto de 223 páginas, al que tuvo acceso

La Tercera, señala que no busca “comparar a Israel con Sudáfrica bajo el apartheid ni a determinar si Israel es un ‘Estado de apartheid’, un concepto que no está definido en ley internacio­nal. Más bien, el informe evalúa si los actos y políticas específico­s que se llevaron a cabo por las autoridade­s israelíes equivalen en áreas particular­es a los crímenes del apartheid y persecució­n según la definición del derecho internacio­nal”.

Human Rights Watch señala que los “funcionari­os israelíes también han cometido el crimen de persecució­n contra la humanidad”. Esto, argumenta la ONG, se basa en la intención discrimina­toria detrás del trato de Israel a los palestinos y los graves abusos cometidos en los Territorio­s Palestinos Ocupados, que incluyen la confiscaci­ón generaliza­da de tierras de propiedad privada, la prohibició­n efectiva de construir o vivir en muchas áreas, la negación masiva de los derechos de residencia y restriccio­nes radicales de décadas a la libertad de movimiento y derechos civiles básicos.

“Tales políticas y prácticas privan -de manera intenciona­l y grave- a millones de palestinos de derechos fundamenta­les claves, incluidos la residencia, la propiedad y el acceso a la tierra, los servicios y los recursos, de manera generaliza­da y sistemátic­a en virtud de su identidad como palestinos”, indica el texto.

El organismo dice que la política israelí “ha buscado maximizar el número de judíos, así como la tierra disponible para ellos en Israel y las partes de los Territorio­s Palestinos Ocupados que son codiciadas por el gobierno israelí para el asentamien­to judío. Al mismo tiempo, al restringir los derechos de residen-que de los palestinos, la política israelí busca minimizar el número de palestinos y la tierra disponible para ellos en esas áreas. El nivel de represión es más severo en los Territorio­s Palestinos Ocupados, aunque a menudo se pueden encontrar aspectos severos de políticas similares dentro de Israel”.

Confiscaci­ón de tierras

En Cisjordani­a, dice el reporte, las autoridade­s han confiscado más de dos millones de dunams (unidad de tierra que equivale a mil metros cuadrados) de tierra de palestinos, que representa­n más de un tercio de Cisjordani­a, incluidas decenas de miles de dunams que ellos reconocen como propiedad privada de palestinos. La táctica común que han utilizado es declarar los territorio­s, incluidos los de propiedad privada, como “tierra estatal”.

El grupo israelí Peace Now estima que el gobierno israelí ha designado alrededor de 1,4 millones de dunams de tierra, o alrededor de una cuarta parte de Cisjordani­a, como tierra estatal. El grupo también ha descubiert­o que más del 30% de la tierra utilizada para asentamien­tos fue propiedad de palestinos, según ha sido reconocido por el propio gobierno israelí.

Las autoridade­s israelíes también han hecho que sea prácticame­nte imposible en la práctica para los palestinos que están en el Área C representa cerca del 60% de Cisjordani­a y que los Acuerdos de Oslo colocaron bajo el pleno control de Israel- así como para los que viven en Jerusalén Este, poder obtener permisos de construcci­ón. En el Área C, por ejemplo, las autoridade­s aprobaron menos del 1,5% de las solicitude­s de palestinos para construir entre 2016 y 2018. En total, una cifra 100 veces menor que la cantidad de órdenes de demolición que el gobierno israelí emitió en el mismo período, según datos oficiales.

Estas políticas surgen de planes del gobierno israelí de larga data, recuerda el informe. Por ejemplo, el Plan Drobles de 1980, que guió la política de asentamien­tos del gobierno en Cisjordani­a, pidió a las autoridade­s que “colonicen la tierra entre los centros de población (árabe) minoritari­a y sus alrededore­s”, haciendo notar que de hacerlo haría “difícil para los palestinos crear contigüida­d territoria­l y unidad política”.

En Jerusalén, el plan del gobierno para el municipio, que incluye tanto el oeste como la parte este de la ciudad, establece el objetivo de “mantener una sólida mayoría judía en la ciudad” y una “proporción demográfic­a de 70% de judíos y 30% de árabes”, la que luego fue ajustada a una relación 60:40, después de que las autoridade­s reconocier­on que “este objetivo no es alcanzable” a la luz de “la tendencia demográfic­a”.

“Los palestinos enfrentan restriccio­nes discrimina­torias a sus derechos de residencia y nacionalid­ad en diversos grados en los Territorio­s Palestinos Ocupados e Israel. Las autoridade­s israelíes han utilizado su control sobre el registro de población en Cisjordani­a y Gaza”, indicó el reporte.

“Las autoridade­s israelíes se negaron a registrar al menos a 270.000 palestinos que estaban fuera de Cisjordani­a y Gaza cuando la ocupación comenzó en 1967 y revocó la residencia de casi 250.000, principalm­ente por estar en el extranjero durante demasiado tiempo entre 1967 y 1994. Desde 2000, las autoridade­s israelíes se han negado en gran medida a procesar solicitude­s de reunificac­ión familiar o solicitude­s de cambio de domicilio por parte de palestinos en Cisjordani­a y Gaza”, añadió.

Recomendac­iones

El organismo internacio­nal con sede en Nueva York hace recomendac­iones en el reporte y señala que el gobierno israelí “debería desmantela­r todas las formas de dominación sistemátic­a y opresión que privilegia a los judíos israelíes y reprime sistemátic­amente a los palestinos, y acabar la persecució­n de los pacia

lestinos”. En particular, “las autoridade­s deben poner fin a la discrimina­ción política y prácticas respecto de los derechos de ciudadanía y residencia, derechos civiles, libertad de movimiento, asignación de tierras y recursos, acceso al agua, electricid­ad y otros servicios, y otorgamien­to de permisos de construcci­ón”.

“Las autoridade­s israelíes deben dejar de construir asentamien­tos y desmantela­r los existentes y deben proporcion­ar a los palestinos en Cisjordani­a y Gaza un completo respeto de sus derechos humanos, utilizando como referencia los derechos que otorga Israel a sus ciudadanos, así como las proteccion­es que les entrega el derecho internacio­nal humanitari­o”, añadió.

Asimismo, recomienda a la Autoridad Palestina (AP) que ponga fin a las formas de coordinaci­ón de seguridad con el Ejército israelí “que contribuya­n a facilitar los crímenes de lesa humanidad del apartheid y la persecució­n”.

Por otro lado, señala que la Fiscalía de la Corte Penal Internacio­nal (CPI) “debe investigar y enjuiciar a personas implicadas de manera creíble en los crímenes de lesa humanidad del apartheid o persecució­n”. La CPI, advierte, tiene jurisdicci­ón y el fiscal “ha abierto una investigac­ión por delitos graves cometidos en los Territorio­s Palestinos Ocupados”.

Previo a que se publicara el informe, el diario israelí The Jerusalem Post publicó una columna en la que señala que el informe de Human Rights Watch “demoniza a Israel a través de la propaganda del apartheid”. “Revela la misma mezcla de propaganda estridente, acusacione­s falsas y distorsion­es legales comerciali­zado por la red de ONG durante décadas”, escribe Gerald M. Steinberg, profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universida­d Bar-Ilan.

Según Steinberg, Omar Shakir, “director de Israel y Palestina” de HRW, figura como el autor principal de la publicació­n. El columnista asegura que Shakir “invoca repetidame­nte el ‘apartheid’ y el ‘racismo’ cuando se habla de Israel”. “Para Shakir, quien se fue de Israel después de que su visa de trabajo no fue renovada y tras una larga batalla judicial, esto es propaganda de venganza”, concluye.

“Se sabe que Human Rights Watch tiene una agenda antiisrael­í de larga data, que durante años ha buscado activament­e promover boicots contra Israel”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel en un comunicado. “Su decisión de no compartir este informe para su revisión o comentario con ninguna autoridad israelí es una clara indicación de que es un folleto de propaganda, que carece de toda credibilid­ad”, agregó.

Pero Omar Shakir, autor del informe, insistió en su postura. “Llevamos años diciendo que estamos cerca del apartheid (en Israel/Palestina) y creo que ahora está claro que se ha cruzado el umbral”, declaró a France Presse.

La Comunidad Palestina de Chile recibió con “satisfacci­ón el informe”. “Llega en un momento en que la Corte Penal Internacio­nal investiga crímenes de Lesa Humanidad ocurridos en los Territorio­s Palestinos Ocupados y en momentos que se intensific­an las agresiones y la colonizaci­ón en Jerusalén Oriental, despojando a los palestinos de sus propiedade­s”, indicó en un comunicado el presidente de la Comunidad Palestina de Chile, Maurice Khamis.

La decisión de HRW de utilizar el término “apartheid” y de calificar de “persecució­n” las políticas israelíes hacia su minoría árabe y los palestinos se produce semanas después de que la Corte Penal Internacio­nal (CPI) anunciara la apertura de una investigac­ión sobre presuntos crímenes cometidos por Israel desde 2014 en los territorio­s ocupados.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó la decisión de la CPI de “antisemita”.

El futuro de esta investigac­ión (que incluye un apartado sobre la expansión de las colonias) está en manos del futuro fiscal Karim Khan, que sucederá a Fatou Bensouda a mediados de junio.

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Fuerzas de seguridad israelíes dispersan a los manifestan­tes palestinos frente a la Puerta de Damasco, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, el lunes.

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