La Tercera

Luces en la ciudad

- Decano Facultad de Arquitectu­ra UDD

Cuando la clase política, el Ejecutivo y todos los poderes del Estado presentan los peores niveles de aprobación, se instalan las odiosas funas como formas de presión y miles de familias viven las cuarentena­s hacinados o expulsados a campamento­s, advertimos que se avecinaba una larga y oscura noche. Sin embargo, en el ámbito urbano comienzan a brillar algunas luces, pequeños faroles que, -si podemos seguirlos-, nos permitirán corregir el rumbo y llegar seguros a casa.

La primera luz se encendió con el anuncio de la esperada licitación de los terrenos de EFE en la ex estación San Diego del barrio Franklin, donde privados construirá­n cerca de 1.000 departamen­tos para renta, de los cuales más de 300 quedarán protegidos para subsidio al arriendo. Gracias al plan de Regeneraci­ón de Áreas Centrales RAC del Minvu, un terreno fiscal vacante hace décadas, acogerá a nuevas familias y antiguos allegados que enriquecer­án la identidad y vida urbana del barrio. Este proyecto, que reinicia la gestión del Estado en el Banco de Suelos, será pronto acompañado por similares en Valparaíso, Talca y Valdivia.

Al día siguiente, en estas páginas, más de 55 urbanistas, ingenieros, arquitecto­s y dirigentes, junto al Consejo Nacional de Desarrollo Urbano hicimos un llamado para avanzar con determinac­ión en la creación de Agencias o Corporacio­nes de Ciudad, que permitan agilizar proyectos como los RAC, así como una planificac­ión armónica, proactiva y descentral­izada de nuestros centros urbanos.

El miércoles pasado, el Senado acordó avanzar en la firma de un acuerdo transversa­l para enfrentar unidos el desafío de los campamento­s, tomas y allegados.

Finalmente, y haciendo eco de los llamados anteriores, el ministro de Vivienda se la jugó con el inicio de un “Diálogo Nacional por la Vivienda y la Ciudad”. Una mesa donde participar­emos actores públicos, privados, academia, dirigentes y organizaci­ones sociales; que en un plazo de 60 días tendremos que presentar medidas concretas a corto plazo para enfrentar las urgencias habitacion­ales-urbanas, y una agenda de largo plazo para asegurar continuida­d y sostenibil­idad en el desarrollo de la vivienda y la ciudad.

El Minvu espera entregar cerca de 50 mil soluciones habitacion­ales en lo que queda de gobierno, pero no podemos dejar solo al Estado. Si queremos enfrentar como país este desafío, los próximos gobiernos deberán construir al menos 100 mil viviendas al año para llegar a déficit cero a finales de esta década. Un desafío complejo pero que ilumina nuestro camino, cuando vemos que convergen la iniciativa del gobierno, la voluntad política del Legislativ­o, la disposició­n del sector privado, el liderazgo de los gobiernos locales, la resilienci­a de dirigentas y comités, la capacidad técnica de los profesiona­les, consultore­s, funcionari­os, y el rol de la academia y organizaci­ones sociales como puentes de confianza.

En tiempos oscuros para nuestra política, al menos las luces de la ciudad siguen tintineand­o. Tal vez el primer “mínimo común” que nos ilumine por el camino correcto para llegar a un “hogar común” donde la coexistenc­ia y la cohesión civilizado­ra de la ciudad sean una realidad.

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