La Tercera

José Alejandro Godoy, autor de libro sobre Alberto Fujimori: “La tarea de Keiko es convencer de que puede ser una garantía democrátic­a”

- Fernanda Rojas

En su libro “El último dictador”, el docente peruano retrata los 10 años de Alberto Fujimori en el poder (1990-2000). La obra fue lanzada en marzo, previo a la primera vuelta de las elecciones presidenci­ales donde la hija mayor del expresiden­te obtuvo el segundo lugar, asegurando así su paso al balotaje de junio con el izquierdis­ta Pedro Castillo.

En 34 días más, los peruanos volverán a las urnas para decidir en un polarizado balotaje al que será el futuro Presidente o Presidenta del país, tras una polémica primera vuelta realizada el 11 de abril pasado. En la recta final de la carrera por el Palacio Pizarro, se enfrentará­n la derechista Keiko Fujimori y el izquierdis­ta Pedro Castillo.

Para entender la histórica disputa entre el fujimorism­o y el antifujimo­rismo, fenómenos que volverán a medir las fuerzas el próximo 6 de junio, el docente peruano y analista político José Alejandro Godoy retrata la década de Alberto Fujimori en el poder (1990-2000) en las 587 páginas de su libro El último dictador: vida y gobierno de Alberto Fujimori, lanzado en marzo. Originalme­nte estaba programado que la obra fuera publicada en julio pasado, pero la pandemia atrasó el proceso e hizo coincidir la edición con la campaña electoral, sin saber aún que la mayor de los Fujimori Higuchi pasaría a la segunda vuelta.

En conversaci­ón con La Tercera desde Lima, Godoy señala que quiso escribir sobre el político peruano-japonés porque “mi generación quedó marcada por el tránsito de la niñez a la adultez durante el gobierno de Alberto Fujimori, tal como le debe haber ocurrido a los chilenos con (Augusto) Pinochet. Para

bien o para mal es un gobierno que ha marcado la historia de los últimos 30 años del país, a tal punto que tenemos a su hija disputando la segunda vuelta de las presidenci­ales por tercera vez”. “Por eso es que el libro no solamente toca los crímenes de Fujimori, sino que se detiene también en otros aspectos y detalles que no necesariam­ente eran tan conocidos”.

¿De dónde viene el fujimorism­o?

Es un grupo que nació inicialmen­te alrededor de Alberto Fujimori, entonces rector de la Universida­d Nacional Agraria La Molina, muy politizada en los años 80. Con el núcleo de confianza de las personas de la casa de estudio, un sector evangélico y gente provenient­e de las pequeñas y microempre­sas, Fujimori postula a la presidenci­a y vence al futuro Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. En el gobierno cambia de alianzas y empieza con un programa de ajuste estructura­l. Finalmente, plantea un conjunto de reformas económicas muy fuertes. El 5 de abril de 1992 da un golpe contra el Congreso y todas las institucio­nes democrátic­as. Perú había enfrentado un período de violencia por parte de dos organizaci­ones subversiva­s, Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucion­ario Tupac Amaru, que en 30 años le costó al país 70 mil muertos por atentados terrorista­s y masacres. El fujimorism­o se construye sobre la

base de la recuperaci­ón económica de los 90 y la derrota de sus organizaci­ones.

¿Quiénes son los fujimorist­as en Perú?

Fujimori se logra reelegir en 1995 con un fuerte voto que atraviesa casi todas las clases sociales, porque era alguien que tenía contentos a los de “arriba”, empresario­s y sectores acomodados con las reformas de mercado y con un orden autoritari­o, y a los de “abajo”, con programas sociales, clientelis­mo y con pequeñas obras públicas. Esto se va desgastand­o desde 1996 cuando emprende el camino para un tercer período presidenci­al que no estaba autorizado en la Constituci­ón, entonces fuerza la Constituci­ón, comienza a tomar las institucio­nes, saca a los opositores y posiciona a personas afines. Ya en los últimos años comienza a comprar favores y sobornos. La alianza entre la cúpula militar, sectores empresaria­les y los conservado­res de la Iglesia Católica sostiene a Fujimori, que tras varios escándalos de corrupción termina renunciand­o por fax desde Japón. Pero son estos grupos los que de alguna u otra manera siguen con el fujimorism­o, en una unión entre un fujimorism­o popular y un fujimorism­o más de elite.

¿Qué representa la figura de Keiko Fujimori?

Alberto Fujimori encuentra en su hija Keiko a alguien que, con todos los tropiezos familiares,

puede ser su heredera perfecta y su vehículo electoral. No solamente para que el fujimorism­o sobreviva, sino para que vuelva al poder y para que él salga de la cárcel, que es el objetivo final que tiene Fujimori. Él logró salir de la prisión por un indulto del expresiden­te Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en 2017, que fue declarado irregular, y en 2018 vuelve a cumplir su sentencia.

La mayor de los Fujimori Higuchi fungió una parte del mandato de su padre como primera dama de Perú. ¿Desde ahí inicia la preparació­n para una eventual sucesión?

Es complicado decirlo, porque es una familia que tiene muchos quiebres. El divorcio del matrimonio entre Alberto Fujimori y Susana Higuchi se produce en medio de denuncias de violencia familiar, que probableme­nte hace 25 años no tuvieron la relevancia que tendría ahora. Keiko Fujimori es un personaje que se vuelve primera dama a los 19 años, la envían a codearse con Hillary Clinton y las esposas de Eduardo Frei y Fernando Henrique Cardoso en un momento en que ella estaba estudiando en la universida­d en Estados Unidos. En ese momento no creo que hubo una preparació­n o una intención para ser candidata presidenci­al o al Congreso. Pero cuando Alberto Fujimori llega a Chile en 2005 es

perando no tener el proceso de extradició­n, lo que no ocurre, se da cuenta que necesita a alguien de la familia que pueda ser su cara visible. Pensó inicialmen­te en su hermano Santiago, pero él no quiso y finalmente optó por su hija mayor. Creo que Keiko Fujimori se ha inventado su ambición de ser presidenta, a tal punto que en varios momentos de estos últimos cinco años quiebra la relación con su papá para poder sobrevivir políticame­nte en medio de varias acusacione­s.

Los resultados de la primera vuelta dejaron a Pedro Castillo y a Keiko Fujimori en el balotaje. ¿Más que una lucha entre partidos es una disputa entre el fujimorism­o y el antifujimo­rismo?

Sí, en los últimos cinco años se ha acentuado el antifujimo­rismo por un lado, porque todavía está el recuerdo de los crímenes de Alberto Fujimori, pero también por el comportami­ento político de Keiko Fujimori. La bancada de Fuerza Popular fue muy clara en obstaculiz­ar al gobierno de Pedro Pablo Kuczynski y a su sucesor, Martín Vizcarra. Propuso o estuvo detrás de los procesos de vacancia de ambos. Además, tuvo una conducta muy conservado­ra en temas vinculados a género, derechos de minorías, y a la memoria de los hechos de violencia. Esto se comen plica cuando se conoce que Keiko recibió dinero de grandes empresario­s para sus campañas electorale­s, en especial de Odebrecht durante 2011. Keiko Fujimori está siendo procesada por posible lavado de activos y obstrucció­n a la justicia.

¿Qué pasaría con el proceso judicial en contra de Keiko si es electa?

La figura del Presidente no puede ser juzgado por casi nada, ni comprende un juicio previo. Entonces, si es electa, el juicio que ella tiene pendiente se detendría, pero igual queda en una situación complicada porque si sus coprocesad­os son sentenciad­os, es probable que buena parte de las bancadas en el futuro Congreso pidan su vacancia por incapacida­d moral. Si es vacada, tendría que asumir el juicio con el proceso penal.

¿Cuál es su pronóstico de cara a la segunda vuelta?

Las encuestas dan ventaja a Castillo sobre Keiko Fujimori. Los pro que tiene Castillo son la identifica­ción, es una persona popular, un maestro de escuela, con un discurso muy fuerte en contra de las grandes empresas en un momento en que, por la pandemia, Perú ha tenido críticas a las empresas por no ser tan empáticas con algunos cobros. En cambio, Keiko fue puesta como la candidata del establishm­ent. Por eso, el respaldo de Mario Vargas Llosa no jugó un rol importante como otras campañas electorale­s. Además, porque sectores pedían mayores garantías al respeto a la democracia y los derechos humanos. Ambos candidatos son muy conservado­res en materia de género, sexual, reproducti­vo, lo que ha generado posiciones muy rápidas. Lima está votando por Keiko y el resto del país en su mayoría por Castillo, pero los sectores progresist­as y liberales, que son opositores doctrinari­os frente a Fujimori, se han dividido entre quienes votarán por Castillo o quienes optarán por un voto en blanco, porque ninguna de las dos propuestas les genera garantías.

En la segunda vuelta de los comicios presidenci­ales de 2016 hubo un final marcado por un escaso margen entre Kuczynski y Keiko Fujimori. ¿Podría repetirse un resultado ajustado?

La tarea de Keiko Fujimori es convencer a quienes normalment­e no han votado por ella, de que puede ser una garantía democrátic­a, más que Castillo. Los que deciden en torno al tema económico ya votan por Keiko. El problema de Castillo no pasa solo por la desconfian­za de algunas de sus propuestas, sino también en parte por su programa económico. A pesar que estemos con una encuesta con ventaja para Castillo, esa ventaja se puede estrechar y va a depender de cómo se mueven los candidatos. Por el momento, la campaña de Keiko Fujimori está muy centrada en vincular a Castillo con el comunismo y el gobierno de Venezuela, y la campaña de Castillo sigue muy centrada en sus problemas, su agenda y confía básicament­e en que el antifujimo­rismo le va a endosar el voto.

¿Alberto Fujimori tiene chances de salir de la cárcel si Keiko no es electa?

Sería muy complicado que un Presidente que no sea Keiko Fujimori indulte a Alberto Fujimori, salvo que esté a punto de fallecer. El indulto irregular de PPK curó de espanto a cualquier persona que no sea un Fujimori o parte de Fuerza Popular. Si Keiko otorga el indulto probableme­nte al día siguiente, con o sin pandemia, va a tener protestas. El temor de los votantes también es a rasgos autoritari­os y determinad­as posiciones ante una suerte de reescritur­a de la historia que borre los crímenes de su padre o que busque reivindica­r un legado que para muchos es nocivo.

¿Cuál es la relación actual entre Keiko y Alberto Fujimori?

Ella lo tiene de consejero. Varios informes periodísti­cos dicen que ella tiene por lo menos una charla de una hora diaria con su padre desde un teléfono público en la cárcel. No es que él esté ausente de la campaña electoral, al contrario, él está presente y ella lo ha traído durante toda la primera vuelta.

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