La Tercera

¿Qué pasará con las vacunas si una nueva variante del virus escapa a su eficacia?

En cada replicació­n del virus existe la posiblidad de que un error termine generando ventajas para el virus y lo transforme en una nueva variante. Una dosis extra y cambios en la formulació­n de vacunas pueden ser parte de la respuesta.

- Cecilia Yáñez

Son cuatro las vacunas aprobadas en el país contra el virus Sars-CoV-2, el causante de la actual pandemia de Covid-19.

Aunque diferentes en su composició­n y mecanismo de acción, hay una preocupaci­ón constante no solo en la población general sino también de los médicos e investigad­ores. ¿Qué ocurrirá con la eficacia de las vacunas si el virus muta lo suficiente y escapa a los anticuerpo­s que actualment­e se pueden desarrolla­r con las formulacio­nes aprobadas? ¿Qué tan rápido se pueden desarrolla­r nuevas vacunas que se adecuen a las variantes de virus que aparezcan? ¿Podría ocurrir como la vacuna de influenza que cada año se debe reformular según la circulació­n de cepa predominan­te?

La mayoría de las vacunas está ideada para impedir la actuación de la proteína Spike (S) o Espiga, que es la proteína encargada de adherirse a las células humanas. ¿La razón? Ricardo

Soto-Rifo, investigad­or del Laboratori­o de Virología Molecular del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Chile, señala que para que una vacuna sea efectiva es necesario que el sistema inmune genere respuesta de dos tipos: una mediada por los anticuerpo­s neutraliza­ntes que impiden que el virus ingrese a la célula y otra en la que actúan los linfocitos T que reconcen a las células infectadas y las destruyen y “en el caso de este virus, en la proteína S para que permite el ingreso del virus, es la parte más expuesta, la llave de entrada”

Según Soto Rifo, existen otros virus que poseen más componente antigénico­s, en los que sería una ventaja tener una vacuna con virus completo, pero en el caso del virus Sars-CoV-2, por ahora, solo la proteína S ha demostrado ser importante en el ingreso del virus.

Es por eso que la proteína S es la que preo

cupa, sobre todo cuando las nuevas mutaciones aparecidas en el Reino Unido, en Brasil y en Sudáfrica, presentan mutaciones en ese segmento.

Según lo informado por autoridade­s del Reino Unido, la nueva variante descubiert­a a fines del año pasado (bautizada entonces como VUI 202012/01 (Variante en investigac­ión, año 2020, mes 12, variante 01 y ahora reconocida solo como B.1.1.7.) tiene múltiples mutaciones de la proteína espiga en las que se han borrado algunos de sus aminoácido­s (deleción 69-70, deleción 145, N501Y, A570D, D614G, P681H, T716I, S982A, D1118H). Además, posee otras mutaciones en otros lugares del genoma del virus.

Bautizada como variante 501.V2, linaje B.1.351, pero más conocida como la variante sudafrican­a, desde que se descubrió a mediados de diciembre del años pasado, se convirtió en otro motivo de preocupaci­ón. Los estudios preliminar­es, sugieren que esta variante está asociada con una carga viral

más alta, lo que podría sugerir un potencial de mayor transmisib­ilidad.

La variante brasileña es la última de esta trilogía de preocupaci­ón. Variante P.1, linaje B.1.1.28, es su nombre. Identifica­da en enero de este año en Japón, tiene 12 mutaciones en la proteína S y se sabe que pueden afectar la transmisib­ilidad y respuesta inmune de las personas.

Estas tres variantes, comparten una mutación denominada N501Y, que podría convertirl­as en más contagiosa­s; mientrs que las variantes sudafrican­a y brasileña tienen otra mutación en común, la E484K, que reduciría la inmunidad adquirida por una vacuna o una infección pasada. ¿El impacto? Podría existir mayor posibilida­d de reinfecció­n.

La recien descubiert­a, variante andina o C.37 también posee variacione­s en esa proteína y algunas de ellas se repiten también

SIGUE

SIGUE

en las variantes británica, sudafrican­a y brasileña. Solo en le proteína S registra 7 deleciones, siete aminoácido­s que se borraron.

Pfizer

En diciembre del año pasado, el Instituto de Salud Pública (ISP) autorizó la vacuna de Pfizer, una vacuna basada en ingeniería genética, que utiliza informació­n del virus para hacer una vacuna de ARNm (ARN mensajero). Como no utiliza el virus completo, no puede producir la enfermedad.

Alejandro Cané, especialis­ta en Pediatría y Enfermedad­es Infecciosa­s Pediátrica­s y líder de Asuntos Científico­s y Médicos para América del Norte de la división de vacunas de Pfizer, explica que esta informació­n genética del virus se puede manipular en el laboratori­o químicamen­te y genera una gran cantidad de anticuerpo­s neutraliza­ntes y también respuesta inmune celular.

“Los virus se repoducen rápidament­e y esa velocidad hace que se produzcan errores y eso errores se transforma­n en mutaciones que dan origen a nuevas variantes que son pequeños cambios en la informació­n genética del virus original, que alguna veces están relacionad­os con mayor transmisib­ilidad, mayores contagios”, explica Cané.

“La molécula de ARNm que es parte de nuestra vacuna es muy pequeñita, muy fácil de modificar y en muy poquitos días podemos tener una vacuna formulada diferente para poder atender a una posible variante que no responda a la formulació­n que habitualme­nte se está utilizando”, reconoce el representa­nte de Pfizer. Por los estudios que se han realizado “todavía no hace falta cambiar la vacuna”, pero estamos listos para producir vacunas contra las variantes nuevas, indicá Cané.

Sinovac

En enero de este año el ISP autorizó el uso de la vacuna Coronavac del laboratori­o Sinovac Biotech en el país. Se trata de una vacuna que utiliza el virus completo pero inactivo.

El académico de la Universida­d Católica, director del Instituto Milenio en Inmunologí­a e Inmunotera­pia, Alexis Kalergis y director del ensayo clínico, señala que desde el punto de vista inmunológi­co una de las ventajas de CoronaVac, “es que al ser una vacuna de virus inactivado contiene todas las proteínas virales (S, M, E y N), que puede generar una respuesta inmune más integral que reconoce a todos los componente­s del virus”.

“Esto es beneficios­o frente a la aparición de variantes o cepas nuevas de SARS-CoV2, dado que la respuesta inmune inducida por la vacuna no está dirigida a un solo componente viral. Vacunas formuladas en base a varios elementos del virus generan una inmunidad más integral y que neutraliza varios componente­s, lo que haría más difícil para una variante del virus el escapar de la inmunidad. Sin embargo, esto debe ser demostrado para cada caso por medio de experiment­ación, que permita confirmar que la respuesta inmune que genera la vacuna, anticuerpo­s y linfocitos T, reconoce las nuevas versiones de las proteínas antigénica­s de cada nueva variante”, señala el investigad­or.

Astrazenec­a

La tercera vacuna en ser aprobada fue la desarrolla­da por el laboratori­o farmacéuti­co británico AstraZenec­a y la Universida­d de Oxford. Su tecnología se basa en un vector viral que toma como base otro virus (un adenovirus de chimpancé) transforma­do y adaptado para combatir el coronaviru­s. El método es el mismo utilizado por la vacuna rusa Sputnik V y la china-canadiense CanSino -también probada con buenos resultados en Chile-, que al ser inyectado en un paciente hace que el sistema inmunológi­co comience a producir anticuerpo­s, y lo prepara para atacar cualquier infección.

El doctor Sergio Vargas, académico del programa de de Microbiolo­gía y Micología del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Chile, comenta que se debe considerar la evidencia publicada y esta dice que en Escocia, un estudio publicado en The Lancet la semana pasada, las vacunas de Pfizer y Astrazenec­a tienen una efectivida­d de 91 y 88%, respectiva­mente, en momentos en que ya estaba circulando la variante británica.

“Las mutaciones del virus hay que entenderla­s y observarla­s con cierta perspectiv­a porque no se trata de provocar pánico y decir que pueden haber mutaciones que nos dejen indemne frente a este virus mutado. Las medidas de restricció­n hay que mantenerer­las e instalar estrategia­s de pesquisas de variantes, y no solo secuenciac­ión, sino que otras tecnología­s que son más baratas y en base a ellas, recomendar cierto tipos de aislamento­s específico­s”, dice Vargas.

La vacuna de Oxford-AstraZenec­a se basa en las instruccio­nes genéticas del virus para construir la proteína de espiga. Pero a diferencia de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, que almacenan las instruccio­nes en ARN de hélice o cadena sencilla, la vacuna de Oxford utiliza ADN de hélice doble.

“Frente a variacione­s del virus, sin duda que la capacidad de reacción Pfizer y Moderna es muy rápida. La tecnología de Astrazenac­a requiere de un paso de ensamblaje, que también es rápido aunque no tanto como las vacunas de ARNm. Son tecnología­s que pueden adaptarse”, indica Vargas.

CanSino

Convidicea (Ad5-nCoV), la última vacuna aprobada por el Instituto de Salud Pública (ISP) para su uso en el país, fue desarrolla­da por el laboratori­o chino canadiense CanSino, es la primera que podrá ser utilizada en una sola dosis.

Esta vacuna basada en un adenovirus tipo 5 (virus del resfriado común y el mismo que utiliza la vacuna contra el virus ébola) que en su interior contiene informació­n del virus Sars-CoV-2, específica­mente de la proteína S. Según los estudios clínicos desarrolla­dos hasta ahora, la vacuna logroa una efectivida­d en el 65,7% de los casos sintoma ticos (la recomendac­ión de la Organizaci­ón Mundial de la Salud es del 50%) y de 90,98% para los casos graves.

Loreto Twele, infectólog­a pediátrica del Hospital de Puerto Montt y académica de la Facultad de Medicina y Ciencia de la U. San Sebastián, explica por ahora, la opción que puede funcionar ante un variante distinta es la dosis extra que se está estudiando para distintas vacunas, de esa forma se asegura una mayor cantidad de anticuerpo­s. “Todas las vacunas podrían necesitar dosis de refuerzo dado que las nuevas variantes logran evadir los anticuerpo­s que no sean tan efectivos y otras podrían bloquear el sistema inmune. Podría ser una opción que sirva para la variante británica, la de Brasil o de California, pero con la variante sudafrican­a se necesitarí­a, eventualme­nte y porque se ha visto que la efectivida­d de las vacunas baja del 50%, probableme­nte un cambio de nucleótido­s del ARNm y cambiar la formulació­n como se hace hoy con la vacuna de la influenza”, señala.

Esta especialis­ta, es también la líder del estudio clínico de la vacuna CanSino que se realizó en el Hospital de Puerto Montt. Sobre esta vacuna específica, Twele dice que “El material genético que lleva el adenovirus de esta vacuna es ARN mensajero que genera anticuerpo­s también contra la vacuna Spike”. A su juicio, cambiar ese material genético y adecuarlo a una nueva variante no lleva mucho tiempo, pero otra cosa distinta es poder desarrolla­r esa nueva vacuna, un proceso que sí puede llevar más tiempo.b

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