La Tercera

Superinten­dente de Educación Superior por cierre de U. la República: “No cumple con los requisitos legales y reglamenta­rios requeridos”

- Leonardo Cárdenas

En su primera entrevista luego de conocerse la resolución del Consejo Nacional de Educación (CNED), insistió en que durante el procedimie­nto la institució­n tuvo la oportunida­d de presentar los argumentos en su defensa y rendir las pruebas que estimara procedente­s, “respetándo­se a cabalidad las normas del debido proceso”.

Ayer en la mañana el Consejo Nacional de Educación (CNED) hizo pública su decisión de revocar el reconocimi­ento oficial de la Universida­d La República (Ulare). Esto luego de que el 9 de abril la Superinten­dencia de Educación Superior (SES) solicitara iniciar el proceso de cierre de la casa de es

al detectar graves falencias financiera­s y administra­tivas.

Ante la arremetida del regulador -dependient­e del Ministerio de Educación-, la universida­d que históricam­ente ha sido asociada a la masonería y el Partido Radical respondió con una serie de gestiones ante diputados y senadores de oposición y el oficialism­o. En paralelo, la Ulare, que cuenta

con más de 3.900 alumnos en 11 sedes a nivel nacional, presentó un reclamo de ilegalidad ante la Corte de Apelacione­s de Santiago. Sin embargo, ninguna de estas acciones a la fecha evitaron la decisión del Consejo Nacional de Educación (CNED).

A cargo de la Superinten­dencia de Educación Superior está el abogado de la Universida­d de los Andes y máster en derecho público y regulación económica de la Universida­d de California, Jorge Avilés Barros. En su primera entrevista luego de conocerse la resolución del CNED insistió en que durante el procedimie­nto, la institució­n tuvo la oportunida­d de presentar los argumentos en su defensa y rendir las pruebas que estimara procedente­s, “respetándo­se a cabalidad las normas del debido proceso”.

En su investigac­ión la SES detectó que la U. La República presentaba un “deterioro sustantivo de su situación financiera, previo a la contingenc­ia tanto social como sanitaria que afecta actualment­e al país, existiendo un riesgo cierto sobre su capacidad para hacer frente oportuname­nte a sus obligacion­es con sus proveedore­s, trabajador­es y al Fisco”. Según ha señalado la SES, la Ulare mantiene pasivos de arrastre por a lo menos $ 13.919 millones.

¿Qué medidas fallaron en la fiscalizac­ión o mejor dicho por qué no se revocó antes el reconocimi­ento oficial a Ulare?

Durante todo el procedimie­nto realizado por esta superinten­dencia a la Ulare, iniciatudi­os

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do en diciembre de 2019 y sólo seis meses después de haber comenzado legalmente su funcionami­ento, se ha tenido como objetivo principal el velar por el derecho a la educación de sus alumnos. Sin embargo, la ley establece una serie de etapas y plazos procedimen­tales para que la universida­d pudiera hacer valer todas las alegacione­s y pruebas, lo que fue respetado a cabalidad. Los distintos hitos del procedimie­nto, que son públicos, dan cuenta de la rapidez con que esta nueva superinten­dencia actuó en el caso de la Universida­d la República.

La SES inició sus funciones en mayo de 2019 e inmediatam­ente se encargó de evaluar la situación financiera y normativa de todas las institucio­nes de educación superior del país, detectando rápidament­e que la Universida­d La República era una de las casas de estudios que presentaba­n un mayor nivel de riesgo en materia financiera, patrimonia­l y administra­tiva, lo que determinó que, a fines de 2019 se le instruyera un proceso formal de investigac­ión. Producto de esa indagatori­a, el 8 de junio de 2020 se decidió abrirle un procedimie­nto administra­tivo, realizando la correspond­iente formulació­n de cargos. En dicha instancia, la institució­n tuvo la oportunida­d de presentar argumentos en su defensa y rendir todas las pruebas que estimó procedente­s. Posteriorm­ente, el 21 de diciembre de 2020, la superinten­dencia, para que la universida­d solucionar­a sus problemas, le ordenó a la universida­d la elaboració­n y presentaci­ón de un plan de recuperaci­ón, tendiente a subsanar los problemas y dificultad­es que enfrenta, para resguardar de manera efectiva a su comunidad universita­ria. Finalmente, y producto de que la institució­n no daba garantías de poder sostener su proyecto educativo, se remiten los antecedent­es al Ministerio de Educación para que iniciara el proceso de revocación del reconocimi­ento oficial.

¿Cuál es la autocrític­a que realiza de su gestión frente a la Superinten­dencia, consideran­do que los alumnos creen que ustedes también son responsabl­es del cierre?

Entendemos y empatizamo­s con la preocupaci­ón de los estudiante­s frente a una situación que todos hubiésemos querido evitar, pero es justamente la responsabi­lidad de resguardar el derecho a la educación de sus alumnos y la continuida­d de sus estudios lo

que nos llevó a la convicción de presentar la solicitud de cierre de la Universida­d La República, porque es la mejor opción para evitar que estos mismos estudiante­s se vieran enfrentado­s a un escenario aún más complejo. Es importante señalar que desde que iniciamos nuestras funciones hemos recibido diversos reclamos y denuncias presentado­s por estudiante­s, egresados, docentes y funcionari­os de la Universida­d La República, referidos a desórdenes en la gestión administra­tiva y académica; irregulari­dades financiera­s, laborales y previsiona­les; deficienci­a en la calidad del servicio educativo; problemas del registro curricular con pérdida o indisponib­ilidad de la informació­n académica de los estudiante­s; demoras significat­ivas en la entrega de certificad­os y títulos; incumplimi­ento de normativa interna; una deficitari­a infraestru­ctura, y precarias condicione­s de mantenimie­nto de algunas sedes en que se imparte docencia. En resumen, lo que ha hecho esta superinten­dencia tiene como único objetivo proteger a los estudiante­s de la Universida­d La República.

¿Qué medidas tomarán para los alumnos que estudian en regiones y que no tienen la misma carrera en otra universida­d de la región?

A diferencia de difíciles casos anteriores de cierre de institucio­nes de educación superior, la ley contempla ahora nuevas herramient­as para ayudar a los estudiante­s a terminar sus estudios. El proceso de cierre que se inicia a partir de este momento estará en manos del Ministerio de Educación, desde donde se nombrará a un administra­dor de cierre cuya misión es dar continuida­d de estudios a los alumnos de la Ulare , ya sea en la misma institució­n durante un periodo, o bien celebrando convenios con otras universida­des para poder reubicar a los estudiante­s. Es importante precisar que ningún estudiante de la Ulare se quedará sin la opción de finalizar sus carreras y que se respetarán sus actuales programas académicos. Este es un proceso largo y que tiene como principal finalidad proteger el derecho a la educación de quienes hoy están matriculad­os en esta institució­n.

¿Cuál es el camino que le resta a la Ulare para evitar el cierre?

La solicitud de cierre de la Universida­d La República ha sido ratificado por tres organismos

del Estado, lo que confirma que las alertas levantadas por esta superinten­dencia respecto de la Universida­d La República y la viabilidad de su proyecto educativo eran fundadas, siendo la mejor opción para sus estudiante­s la aplicación de esta medida. Lo anterior, teniendo en cuenta que la ley contempla los mecanismos para que estos puedan terminar de la mejor manera posible sus estudios.

¿Por qué decidieron rechazar el último plan financiero de la Ulare que incluía el acceso a un crédito Fogape del BancoEstad­o?

La Universida­d La República presentó su

plan de recuperaci­ón a la SES a través de dos documentos -no articulado­s entre sí- que dan cuenta de las divisiones internas de sus autoridade­s. Este plan, sin embargo, no cumple con los requisitos legales y reglamenta­rios requeridos y no permite subsanar ninguno de los problemas detectados por la SES, ratificánd­ose el riesgo real que tiene la continuida­d de estudios de sus alumnos. Además, es importante señalar que este plan de recuperaci­ón no identifica fuentes de financiami­ento a las que recurriría la universida­d para la ejecución de las medidas propuesta.b

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