Chile se despide de la Copa América ante un Brasil exigido y asustado

La Roja dio pelea y hasta encajonó a los dueños de casa en los cuartos de final de la Copa América. Sin embargo, sucumbió por la cuenta mínima. La expulsión de Gabriel Jesús en el segundo tiempo abrió el juego para la Selección. Alexis salió lesionado.

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Esta generación no es de triunfos morales. Por eso no se retira conforme del Nilton Santos. Está picada, le da lo mismo haber echo pelea de principio a fin ante Brasil, el gran favorito de la Copa América. Solo piensa en los goles perdidos, en la única desconcentración que le costó el 1-0. Se lamenta, porque en la suma y resta no fue un buen torneo. Se retira con la frente en alto, sí, pero eso no es suficiente para estos jugadores. El mal paso en la fase de grupos, la falta de contundencia, todavía pesa.

Con Alexis es otra cosa. Al 50% de sus capacidades le da un toque distinto a la Selección. Y preocupa a los rivales, que lo cercan entre tres cuando toma la pelota. Aún así, mientras le aguanta esa pierna derecha, es capaz de dialogar con sus compañeros. Si el tocopillano la tiene, hay esperanza. Contra todo pronóstico, sin embargo, no es Sánchez el debutante de la Copa que saca más aplausos. Ese lugar lo ocupa Sebastián Vegas, el zurdo que Martín Lasarte utiliza para amar una línea de tres en el fondo, con Francisco Sierralta por la derecha y Gary Medel, en el centro. Se ve trabajo y coordinación. El defensa del Monterrey no se achica y se siente cómodo con el perfil. Quita, se cruza, corta ataques y centros, pero también le da salida limpia al Equipo de Todos.

El monstruo no está cómodo. Se les ve la cara de preocupación a sus megaestrellas. Y Tite, el entrenador, no lo hace nada de mal desde la orilla. El mediocampo chileno pica mucho y aprieta (se notan los días de descanso, claramente). Pero Brasil tiene demasiado talento y en dos toques puede desarmar todo esquema. Un centro de Neymar y Firmino que no la empalma bien. Un zurdazo de Gabriel Jesús, que Claudio Bravo desvía magistralmente.

Chile respondió con un disparo cruzado, después de un arresto individual. El goleador nacional muestra coraje para enfrentarse solo a los zagueros del Scratch. Aguanta y descarga bien. Su mejor partido en la era Lasarte. El mejor partido de la Roja en toda la Copa América, por la categoría del adversario.

¿La mala noticia? Alexis no soporta. Se va a camarines cojeando. Es lógico. Nunca estuvo para 90 minutos. No vuelve para el segundo tiempo. Primer golpe a la moral. El segundo vino un minuto después, a los 47’, cuando Lucas Paquetá anota el 1-0 después de una seguidilla de toques finos. Nada que hacer Bravo.

El panorama se oscurece, pero una patada de karate de Gabriel Jesús en el rostro de Eugenio Mena termina con la roja para el delantero del Manchester City. Vuelve la ilusión, al menos la oportunidad de ir por el empate. Y Lasarte lo entiende con un cambio ofensivo: Carlos Palacios por Vegas (quizás debió salir Sierralta). La Selección se instala en campo contrario. Hace circular la pelota, mientras que Brasil se repliega para salir rápido, principalmente con Neymar. Le falta profundidad a los bicampeones de América.

¡Un cabezazo de Ben Brereton, que entró por Alexis, pega en el travesaño! La Roja busca y deja espacios atrás. Se la juega. Entra Jean Meneses por Erick Pulgar, otro golpeado que aguantó lo que pudo, y bien. Y Meneses exige a Ederson con un derechazo en el área. Chile está ahí, encajona al cuco, con un 4-2-4. Al todo o nada.

Empieza el show de la Canarinha. A Richardlison lo soplan y se queda en el suelo cinco minutos. Los últimos 10 casi no se juegan. Está asustado el dueño de casa, pero juega con el reloj a favor y también con el pito del árbitro Loustau. La última jugada de Lasarte es Diego Valencia por Aránguiz. A quemar las naves. No hay caso, ese gol, esa hazaña, no se da.

Chile pierde y se despide de la Copa América. Pero no fue un trámite como muchos pensaban. No fue tirar y abrazarse para Brasil. ¿Mereció ganar el local? Sí, pero un empate no era descabellado. La selección nacional paga caro su mala faena en el Grupo A y el cruce con Brasil. Ahí está el reproche. Porque ante el Scratch, en Río de Janeiro, sí lo entregó todo. ●