POSTEOS FRANCIA: EL RETORNO DEL VIEJO MARCO CONSERVADOR
El 20 y 27 de junio se eligió en Francia a los concejales regionales de las 12 regiones metropolitanas y los tres departamentos de ultramar y, por primera vez, al mismo tiempo, los concejales departamentales. Poco o nada mediatizadas, contrariamente a las elecciones presidenciales, estos comicios pusieron de manifiesto la derrota de la extrema derecha (RN) y del partido gobernante (LRM), pero, ante todo, el retorno del viejo mundo conservador en el marco de una democracia representativa afectada por niveles inéditos de abstención. Los resultados de las elecciones han consagrado a los candidatos salientes del PS y de la derecha republicana, cuyo peso territorial sigue siendo importante. Al igual que en la primera vuelta, en el balotaje se constató casi la misma tendencia: dos tercios de los electores inscritos no se desplazaron a las urnas. El fenómeno de la abstención es, sin embargo, de larga data: excepto para las presidenciales, esto afecta la vida política francesa desde fines de los 80. Como lo pusieron en evidencia los “chalecos amarillos”, una gran mayoría piensa que los gobernantes ya no los representan, ni los respetan, ni los escuchan, ni los comprenden. Así, el futuro de los territorios es decidido por un puñado de votantes mucho mayores y más calificados o con más capital cultural.
Este sentimiento de abandono de los votantes alimenta, a su vez, una desconexión respecto de las instituciones políticas. Una buena parte de la ciudadanía deplora las transformaciones recientes de la oferta política que se ha vuelto ilegible y excluyente. En el contexto de un campo político cerrado estructuralmente a las clases populares y medias, los profesionales de la política producen cada vez más desconfianza entre los profanos. La pregunta es cómo harán los y las profesionales de la política de siempre para revertir esta tendencia que ya lleva años. Es claro que ya no será con simples promesas.