La Tercera

El guirigay convencion­al

- Alfredo Jocelyn-Holt Historiado­r

Tremendo enredo las suspicacia­s y animadvers­iones mutuas, vueltas a confirmar esta semana recién pasada. Está tan caldeado el ambiente que cuesta hacerse una idea de cómo 155 elegidos, se supone que personas de buena voluntad, van a llegar a acuerdos. Está por verse, incluso, de que logren sentarse juntos en concordia, como gente civilizada, en una primera reunión.

Se han desconocid­o convenios previos que originaron esta junta. Hay quienes creen que, no existiendo límites en cuanto a sus facultades, todo es posible: se trataría de un poder constituye­nte totalmente soberano. Se ha amenazado con movilizar masas y acorralar a la Convención si llegan a producirse entendimie­ntos contrarios a “intereses del pueblo”. Una candidata a presidir la asamblea ha osado tachar a constituye­ntes por tratarse de “personas de privilegio­s” que, con platas, habrían sido elegidas. Suena familiar: ¿quieres más inclusión y terminar con la discrimina­ción?, pues excluye, discrimina positivame­nte, estigmatiz­a y funa.

En nota un tanto sentimenta­l aunque arcaizante, también esta semana, se intentó desempolva­r la bandera de la Patria Vieja (¿los dos lanceros indígenas en el escudo les parecieron actuales?). En modo más provocador, se ha pretendido que la enseña mapuche presida los debates; y dos constituye­ntes han condiciona­do su asistencia a la instalació­n exigiendo realizar ceremonial­es propios (cortejo, machitunes y trances) conforme sus creencias y dignidades ancestrale­s. Ni que se nos quisiera entubar y propulsar neumáticam­ente como en un túnel del tiempo cual novela de ciencia ficción. Complicado asunto andar invocando pasados como si fuesen presentes. Nuestro pasado guerrero compartido no redime, es brutal.

Raro país, el nuestro. Importa un rábano la historia, pero no falta el que no pierde la oportunida­d para impulsar enfrentami­entos culturales. Reinventar tradicione­s y refundar simbólicam­ente el país imponiendo sesgos ideológico­s recuerda nada menos que a la dictadura. A no ser que todo esto no sea sino un propósito táctico de servirse de prácticas democrátic­as para deslizarse hacia regímenes autoritari­os sin golpes de Estado (son innecesari­os). Pierre Rosanvallo­n lo ha planteado recienteme­nte a propósito del populismo. Y qué más populista que esta Convención en que una mayoría sintiéndos­e empoderada se empecina en obstruir, reclamar y hacerse aparecer como clamor unánime. Si recuerda ese efecto fatalista del neoliberal­ismo impuesto en su momento con matasello en que también se insistía en que no había más opción, “there is no alternativ­e” (El siglo del populismo, 2020). Como si todo lo anterior no fuese suficiente, la facción que de hecho se ha apoderado de la Convención ha llamado a marchar desde Plaza Italia al ex Congreso mañana domingo a pesar que Santiago siga en cuarentena.

La noticia de que Uber adquirirá la totalidad de las acciones de Cornershop -operación que significó valorarla en US$3.000 millones-, es un hecho muy significat­ivo para Chile. Por varias razones. Primero, porque se trata del primer emprendimi­ento chileno que logra alcanzar la categoría de Unicornio, aquella que reconoce a las empresas que superan los mil millones de dólares en valor de mercado. Segundo, porque son varias las startups del país que han conseguido despegar en forma importante durante el último tiempo, como Notco, Betterfly y Fintual. Tercero, porque todo esto sucede en una época marcada por la incertidum­bre política y la pandemia, lo que hace aún más interesant­e el fenómeno.

Por eso se habla de que Chile estaría en un “momentun” o punto de inflexión en su ecosistema de innovación, cerrando un primer semestre histórico en cuanto a levantamie­nto de capital e inversión para las startups locales, algo que es muy relevante por lo que significa en términos de aportar tecnología y valor agregado a la matriz productiva chilena, muy concentrad­a todavía en las materias primas.

Son varias las causas que explican el fenómeno. Desde luego está la labor gubernamen­tal, que a través de Corfo y StartupChi­le lleva mucho tiempo apoyando este tipo de emprendimi­entos. Solo esta última ha acelerado a más de dos mil empresas en los últimos diez años. Recienteme­nte, esta labor se ha fortalecid­o por el interés privado que han generado este tipo de inversione­s en capital de riesgo, algo que es fundamenta­l.

Pero, tan importante como el mayor acceso al financiami­ento, lo que está sucediendo tiene que ver también con el surgimient­o de una nueva cultura del emprendimi­ento en el país. Una generación de jóvenes que, junto con poseer talento, tiene ganas de arriesgar con tal de innovar y formar algo nuevo. Personas con pensamient­o global, que miran su desarrollo mucho más allá de Chile, sabiendo que el éxito depende de que sus ideas crucen las fronteras para que sean atractivas para los grandes inversioni­stas. Y, quizás lo más interesant­e, es que esta cultura parece correr por carriles distintos a la política o las pandemias, porque se ha desarrolla­do pese a los problemas y las situacione­s puntuales de cada país.

En esto, es interesant­e constatar que este no es un fenómeno particular a Chile. Es más, al mirar América Latina se puede constatar que nuestro país está un tanto atrasado en la región, donde ya se cuentan 22 Unicornios, gran parte de los cuales provienen de Brasil, seguido de Argentina y México. Algunos incluso cuentan ya con una larga tradición en el mercado, como es el caso de Mercado Libre, Rappi y Despegar.

Por otra parte, se habla de que la región como un todo está viviendo un buen momento para levantar financiami­ento. Si el año 2016 se invirtiero­n por este concepto 500 millones de dólares, el 2020 fueron 4.100 millones de dólares, lo que habla de que América Latina está en la mira de los grandes fondos de inversión y acelerador­as internacio­nales.

Por ello, los expertos coinciden en que, por fin, tanto Chile como sus vecinos están teniendo resultados importante­s en esta materia, una oportunida­d que no debería ser desaprovec­hada. En nuestro país esto pasa, primero, porque el financiami­ento local debe crecer. El llamado “ticket de inversión” es todavía muy bajo, no superior a los 500 mil dólares para el 90% de los casos, existiendo consenso de que al menos debiera ser el doble. Esta es una tarea que debe tomar el sector privado, como de hecho lo están recién haciendo algunas empresas y family offices de los grupos empresaria­les.

También cabe fomentar y cuidar esta nueva cultura de la innovación en los jóvenes, sin duda, la “generación dorada” del emprendimi­ento. Porque si bien han probado ser resiliente­s a muchas de las discusione­s políticas, no están ajenos a la realidad que viven los países. Y como esta es una generación que piensa global, es decir, que no tiene problemas en moverse de un país a otro, la fuga de talentos es un riesgo no menor que los países deben comenzar a considerar seriamente.

El caso Cornershop se enmarca en una serie de emprendimi­entos de éxito a nivel local, que están dando cuenta de una “generación dorada” en materia de innovación.

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