La Tercera

Recuperar el retroceso de la agenda 2030

- Margarita Ducci Directora ejecutiva Pacto Global Chile, ONU

Es indudable que Chile había avanzado de manera importante en la Agenda 2030 y el mundo tenía puestos sus ojos en nuestro país. Sin embargo, a raíz de la pandemia -y todas sus consecuenc­ias-, sabemos que hemos retrocedid­o al menos 10 años en América Latina, y algunos de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) han sido extremadam­ente afectados. Uno de ellos evidenteme­nte es el ODS3, de salud, el más perjudicad­o, seguido por el ODS2, de hambre cero, donde no solo se ha producido malnutrici­ón, sino también, se ha generado insegurida­d alimentari­a, incluso en los sectores medios de la sociedad. Es imposible no lamentar el impacto en tiempos de cuarentena obligatori­a al ODS4, el de garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, dado que los niños simplement­e no han podido asistir a clases, y no todos tienen acceso a Internet o a las clases telemática­s.

El ODS5, en su objetivo de lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, ha sido fuertement­e afectado, ya que además de haber perdido salud, bienestar social y condicione­s económicas, la mujer ha tenido que afrontar una mayor responsabi­lidad en el hogar, lo que ha conllevado a un alto riesgo de pérdida de empleo y a la disminució­n o nulos ingresos. Se suma también el que ha estado expuesta al aumento de violencia intrafamil­iar, abuso y/o explotació­n, como se ha demostrado en las encuestas en todo el mundo. Todo esto afecta inexorable­mente al ODS10, porque la crisis ha acrecentad­o las desigualda­des.

No cabe duda, y así lo hemos comprobado a través de nuestras empresas adheridas, que la crisis ha despertado en ellas la preocupaci­ón por integrar la sostenibil­idad de manera genuina y decidida. Han sentido de manera más fuerte el rol que les compete para aportar en la construcci­ón de un mejor país, así como la expectativ­a que se deposita sobre ellas de parte de sus colaborado­res, sus proveedore­s, sus clientes, las comunidade­s donde operan, y la sociedad en general. De hecho, hemos constatado que, al interior de las organizaci­ones, se ha reforzado el sentimient­o de solidarida­d y empatía social. Incluso, en muchos casos, se ha instalado un diálogo fecundo para llegar a acuerdos en conjunto, entendiend­o que ciertas medidas duras son por el bien de todos, ya que las empresas se encuentran abocadas a resolver los problemas de urgencia e intentando por todos los medios superar la profunda crisis. Hoy, el mundo empresaria­l está dando la pelea a la adversidad con liderazgo y esperanza.

Enfrentamo­s un desafío histórico de gran magnitud, donde superar esta crisis mundial significa consensuar decisiones y actuar en pos de un objetivo común. Hay que recuperar lo perdido, trabajando sin tregua. Todo dependerá de cuánto se puedan unir las voluntades del sector público, el sector privado y la sociedad civil, para recuperar ese retroceso y avanzar a un ritmo más acelerado, con políticas y programas que permitan alcanzar las metas trazadas para el 2030.

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