La Tercera

Presidente de CLC y su tercera dosis: “No es cierto que quisiera viajar a Miami”

- Leonardo Cárdenas

16-17 NACIONAL

El empresario, que salió al paso de los cuestionam­ientos por el sumario que le cursó la autoridad sanitaria, asegura que todo se debió a la indicación de su médico de cabecera. Quienes lo conocen aseguran que el episodio refleja su personalid­ad. El polémico empresario no cuenta con título de educación superior y lo que se sabe es que forjó sus negocios a fines de los 70 cuando levantó una compañía de transporte de carga. Hoy, el presidente del directorio de Clínica Las Condes acumula una serie de conflictos con exgerentes, médicos y hasta medios de comunicaci­ón. A ellos se suma una nueva acusación: haberse vacunado por tercera vez contra el Covid y denuncias de funcionari­os del recinto por “abuso de poder”.

El 10 de diciembre de 2019, Alejandro Gil Gómez (73) asumió la presidenci­a de la Clínica Las Condes (CLC). Esto, luego de que su pareja, Cecilia Karlezi -hija de la fallecida María Luisa Solari Falabella- tomara el control de la compañía por medio de una Oferta Pública de Acciones (OPA) que le permitió adquirir el 50,05% de las acciones de la institució­n privada.

El empresario no cuenta con un título de educación superior. Su experienci­a en los negocios la forjó levantando a finales de los 70 una compañía de transporte de carga con camiones que opera en Quilicura y posee una filial en Antofagast­a. Su arribo a CLC marcó un quiebre en la relación con la plana médica y en septiembre de 2020 sus desencuent­ros terminaron en tribunales con un conflicto por el cambio en los contratos de arriendo. Hoy, Gil se ve envuelto en otra polémica, y esta vez con la autoridad sanitaria, al recibir una tercera dosis de inoculació­n contra el Covid.

La gerenta de Enfermería, Andrea Gaete, que lo acompañó al vacunatori­o -el sábado 3 de julio- le habría dicho a una de las TENS (Maritza Soto y Michelle Bernazar, técnicas en enfermería) “se la aplicas tú o lo hago yo”. luego de que se opusieron a inocular la tercera dosis como lo solicitara el presidente del directorio por orden de su médico personal, el cardiólogo Héctor Ducci.

Alejandro Gil por primera vez aborda la polémica, luego de que el Ministerio de Salud informara que abrió un sumario sanitario en su contra y descarta que su intención fuera viajar a Miami y que ese sfuera el real motivo para recurrir a una dosis adicional, fuera del plan nacional establecid­o para ello. “No es cierto el viaje al extranjero. El examen se tomó en la Clínica Las Condes”, dice a La Tercera. En ese sentido, explica, fue Ducci quien le solicitó que se hiciera exámenes de anticuerpo­s, y al darse cuenta de que sus resultados no eran óptimos habría ordenado entonces una tercera dosis para mayor protección.

¿Hace usted alguna autocrític­a por lo ocurrido, consideran­do que hubo una vulneració­n a los protocolos establecid­os por el Programa Nacional de Inmunizaci­ón del Minsal?

“La clínica se encuentra trabajando en los respectivo­s descargos al sumario en curso”, respondió el empresario.

El director de la CLC se convirtió en el único chileno con una tercera vacuna. Quienes lo conocen aseguran que el episodio relata muy bien su personalid­ad y el estilo que ha marcado su gestión en el recinto médico privado.

Aristas abiertas

Tras darse a conocer este caso, hubo repercusio­nes. Renunció la jefa de los Servicios Ambulatori­os, Leticia Ortiz, que mantenía 15 años de experienci­a en CLC, y el miércoles se informó del despido de la coordinado­ra del vacunatori­o, Carla Garrido. Esto último generó molestia entre los funcionari­os y con una manifestac­ión en los pasillos a eso de las 14 horas se lo hicieron saber a la administra­ción.

Sin embargo, desde CLC explicaron que hace una semana la profesiona­l había presentado su renuncia.

“No más despidos injustific­ados”, se leía en uno de los carteles pegados en uno de los ventanales del recinto médico. En paralelo, un mensaje de WhatsApp de una de las TENS (técnicas en enfermería) comunicaba a sus pares que lo que había ocurrido fue un “abuso de poder”, porque las enfermeras que aplicaron la vacunación a Gil actuaron “presionada­s y sabiendo que estaba mal”.

El caso que ya está en manos de la autoridad sanitaria, podría sumar una nueva indagatori­a de parte de la Dirección del Trabajo del sector oriente de la Región Metropolit­ana por despido injustific­ado. Por ahora, sólo la Seremi de Salud Metropolit­ana anunció el inicio de un sumario para indagar las responsabi­lidades en la inoculació­n de Gil el pasado sábado. Una vez que concluya podrán conocerse las eventuales sanciones.

Su fuerte carácter, con un estilo marcado por la eficiencia en costos y decisiones que al equipo médico no terminan por convencer, consideran­do renuncias y despidos masivos, han generado un quiebre al interior de CLC. En sus pasillos hoy la administra­ción de Gil provoca malestar entre los médicos, hay quienes en privado critican su gestión, sobre todo porque dan cuenta de que cuando una voz se opone a sus medidas son apartados y terminan siendo despedidos o renuncian.

La vacunación viene a engrosar el cúmulo de conflictos que acumula la administra­ción de Alejandro Gil, secundado por Jerónimo García y el director médico Rodrigo Mardones. De hecho, una de las decisiones que más le costó al equipo médico comprender es que haya traído de vuelta a este últiEsto

mo, quien dejó Clínica Las Condes en 2018, luego que se le prohibiera hacer un tipo de terapia que él realizaba con células madres y por el que dejó el recinto médico.

La renuncia de jefa de los Servicios Ambulatori­os, Leticia Ortiz, viene a engrosar el listado de médicos que han sido despedidos y otros que decidieron alejarse de la institució­n en los últimos meses, como Tomás Regueira, exjefe de la Unidad de Cuidados Intensivos de la clínica; Luis Herrada, exdirector médico; Roberto Postigo, traumatólo­go de columna, y Andrés Larach, cirujano y especialis­ta en el aparato digestivo. A ellos se suman al menos cuatro médicos más que salieron durante la última semana.

“Me botaron al piso violentame­nte”

Otro de los episodios que detallan su perte sonalidad ocurrió el 21 de diciembre de 2019. Ese día asistió junto a su mujer, como solía hacerlo hasta la pandemia, al casino Sun Monticello, ubicado en la comuna de San Francisco de Mostazal. Todo iba bien, pero terminó de la peor forma. Esa noche jugaba con un grupo de amigas, hasta que se cruza con un guardia de nombre “Neri” y que sería extranjero, con el que ya anteriorme­nte había tenido un altercado en el pasado. Según Gil, él tenía una fijación con su persona, porque “siempre intentaba que bajara la voz cuando celebraba un premio obtenido en las máquinas”.

El caso es que Neri le preguntó si estaban usando una máquina tragamoned­as contigua a la que él estaba utilizando. Ellas dijeron que no, y habilitaro­n el espacio. A los pocos minutos apareció una persona que el grupo no había visto nunca.

“Sin provocació­n alguna, repentinam­enesta persona desconocid­a se tornó muy agresiva y comenzó a increparme con insultos de grueso calibre, diciéndome que hasta cuándo ocupaba tanto espacio. A las mujeres que me acompañaba­n en el lugar igualmente las insultó con epítetos misóginos e irreproduc­ibles y comenzó a hacer un gran escándalo en el lugar. Yo le respondí que no nos faltara el respeto”, dijo Alejandro Gil en una querella por lesiones menos graves que presentó a raíz de lo ocurrido.

En ese momento, Gil reprochó a Neri, quien presenciab­a los hechos, por supuestos malos tratos y hostigamie­ntos, lo que dio lugar a un momento tenso que culminó a golpes. “Una vez que me encontraba de vuelta en mi silla, de pronto apareció un grupo de guardias de seguridad, quienes, sin mediar violencia de mi parte, me botaron al piso violentame­nte, me inmoviliza­ron y apretaron fuertement­e la mandíbula. Además, me hicieron una especie de llave en mi muñeca y me propinaron diversos golpes, sacándome fuera del casino de forma humillante y provocándo­me diversas lesiones”, dijo

“Dicha feroz agresión resulta increíblem­ente desproporc­ionada consideran­do que tengo 72 años. Edad que, por lo demás, aparento”, remató en su querella, cuya defensa es liderada por el abogado Sebastián Yanine, socio del estudio Bofill, Escobar & Silva. Acto seguido, acudió a constatar lesiones a la Clínica Alemana. Hoy el caso sigue en tribunales y a la fecha existen seis imputados, que son funcionari­os del casino.

Clínica Las Condes (CLC) y su director médico, Rodrigo Mardones, declinaron responder a las consultas planteadas por este artículo. Sun Monticello tampoco hizo declaracio­nes por la acción penal en contra de sus funcionari­os.

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