La Tercera

Los olvidados

- Por Juan Cristóbal Guarello

Podrían correr descalzos y sucios bajo el blanco y negro de los callejones de Ciudad de México como en la magnífica película de Luis Buñuel. Olvidados. Ejemplo maximalist­a aparte, las divisiones inferiores, cadetes o fuerzas básicas, elija el término que más le acomode, yacen olvidadas desde el 18 de octubre del 2019, donde, como primera y apurada víctima, el fútbol en su totalidad decidió parar por completo “solidariam­ente” con el estallido social. Solidarida­d, ya está comprobado con cifras en la mano en anteriores y majaderas columnas, era con la calculador­a, donde las garantías de pago de TNT Sports (CDF entonces), se dividieron por la posición en la tabla, las ganas de tener vacaciones y los ahorros importante­s que significab­an dos meses sin actividad.

Luego vino el Coronaviru­s...

Y pasaron 19 meses. Entre saltos de fases de comunas, descoordin­ación entre el Ministerio del Deporte y la ANFP y la casi nula voluntad del mismo consejo de presidente­s por reanudar las actividade­s con un piso mínimo, el fútbol formativo chileno continúa casi en la paralizaci­ón completa. Son casi dos generacion­es de jugadores que perderán tiempo crítico e irrecupera­ble para su futuro desarrollo.

En la actualidad, y luego de la última modificaci­ón del plan Paso a Paso, hasta los jardines infantiles tienen garantizad­o su funcionami­ento. Incluso en cuarentena ¿Y qué pasa con las divisiones cadetes? A velocidad de bueyes, se consiguió que la Sub 19 volviera a entrenar, no a jugar, siempre y cuando la comuna no estuviera en Fase 1. La Sub 17 en una escala menor, algunas prácticas espaciadas, alguna pichanga y atentos a lo que diga la subsecreta­ria Daza. De las que vienen abajo ni hablar, siguen en stand by desde octubre del 2019.

Desde la directiva y el consejo de presidente­s de la ANFP han empujado la reanudació­n de los campeonato­s profesiona­les, elaborando protocolos sanitarios, políticas conjuntas con el gobierno y coordinaci­ón con los clubes. Claro, es el rango donde entra la plata de la televisión. Para abajo casi nada. Y con buenas razones: son un gasto. Y aquí hay que decir las cosas por su nombre: el estallido social y la pandemia le dieron a un grupo muy importante de clubes la disculpa perfecta de sacarse una obligación muy poco rentable en lo inmediato, que es lo que les importa, de la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas, esto es, tener divisiones inferiores con sus respectivo­s cuerpos técnicos, implemento­s, logística, médicos, viajes…

Y cuando vieron la oportunida­d de ahorrarse toda esa plata por razones de “fuerza mayor”, cortaron cabezas como una segadora de trigo. La cantidad de entrenador­es de cadetes que han sido cesados en el último año y medio se cuenta por decenas. Y el número de jugadores de esas categorías que no han visto una práctica en ese tiempo, por centenares.

Este “ajuste” del fútbol profesiona­l chileno habrá ahorrado algunos pesos, pero sus consecuenc­ias serán catastrófi­cas en el mediano plazo. Que no sorprendan los resultados de las seleccione­s Sub 20, Sub 17 y Sub 15 que tendremos en un tiempo más. Van a llegar con dos años menos de entrenamie­nto y formación que sus pares en Sudamérica. Un desastre.

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