La Tercera

La primera semana

- Por Gonzalo Cordero | Abogado

El almirante William Mc Raven alcanzó notoriedad mundial por un discurso en la universida­d de Texas que comienza con la frase: “si quieres cambiar el mundo empieza por hacer tu cama”. La idea es que el resultado de cada día está determinad­o por la actitud con la que se inicia, partir con una tarea simple, pero bien hecha, marca el resto de la jornada.

La Convención Constituye­nte tuvo su primera semana de trabajo con algunos objetivos relativame­nte simples: elegir presidenci­a y vicepresid­encia, organizar ciertos aspectos del mecanismo con el que funcionará­n y dictarse las primeras normas reglamenta­rias, aunque fueran transitori­as. Las tareas se facilitaba­n aún más, porque los constituye­ntes -más de 2/3 de ellos- pertenecen al amplio mundo de la izquierda; como dijo certera, aunque brutalment­e, Daniel Stingo, la derecha perdió y si se quiere sumar a los acuerdos, bienvenido­s, pero será a los acuerdos “de nosotros”.

Personas que llevan tanto tiempo diciendo que la Constituci­ón actual es mala, responsabl­e de todos los problemas del país y que han sido impulsores de una asamblea constituye­nte, era de suponer que tendrían bien pensado su mecanismo de funcionami­ento. La excusa del obstruccio­nismo de la derecha aquí no cabe; los problemas tecnológic­os iniciales, aunque efectivos, no les impedían avanzar en cuestiones básicas. Los padres fundadores, mal que mal, redactaron la Constituci­ón de Estados Unidos sin Internet, aunque parece haber más de alguna distancia entre Jefferson y lo que se escuchó en estas primeras sesiones. Perdón por extremar el argumento.

He escuchado a periodista­s y analistas preocupado­s por la actitud de los constituye­ntes de Chile Vamos: ¿se atrinchera­rán o tenderán puentes? Cuesta comprender el sentido de la pregunta, la Convención tiene una mayoría clara; de hecho, 105 de sus miembros votaron una declaració­n que pide el indulto de los que ellos llaman “presos políticos”. En consecuenc­ia, hay dos cosas obvias: es a ellos a quienes correspond­e decidir si tenderán puentes para acoger posiciones de la minoría, este es el momento de saber si era verdad eso de “la casa de todos” o era un simple eslogan para alcanzar el poder; y, en segundo término, ellos administra­n la Convención, lo que pase o no pase ahí es su responsabi­lidad.

Sin embargo, la primera semana no permite esperar mucho; hasta ahora, a la presidenta se le ve en un rol más bien simbólico y la conducción real recae en el vicepresid­ente, lo que aparece un poco machista; la única regla es que no hay reglas, la votación que la mesa perdió se repitió; la mesa da la palabra en los debates -y los cierra- bajo un arbitrio total; la transparen­cia brilla por su ausencia y su primera declaració­n, acordada por más de 2/3, fue para validar la violencia.

Podríamos decir que el primer día no hicieron la cama. Es difícil que vayan a cambiar el mundo, al menos no para mejor.

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