La Tercera

Despolariz­ación

- Por Ascanio Cavallo

Las primarias de los dos polos del espectro político tuvieron resultados, al final, despolariz­antes. Como se insinuó la última semana, la participac­ión fue la más voluminosa de la historia local de las primarias (detrás de los 2,9 millones de las de 2013) y superó a la importante -pero desdeñada- segunda vuelta de gobernador­es.

La izquierda decidió, de una manera concluyent­e, sin discusión ni apelación, que su candidato para el 21 de noviembre será Gabriel Boric, proyectado ahora como el líder indubitado del Frente Amplio y del pacto Apruebo Dignidad, con expresivos 20 puntos de diferencia sobre su contendor. Los esfuerzos del PC por dar volumen conceptual a la candidatur­a del alcalde Daniel Jadue -perforados una y otra vez por el propio candidaton­o han sido, sin embargo, totalmente inútiles: su volumen de votos mejora las expectativ­as del partido para las parlamenta­rias, que parece haber sido su objetivo real.

Jadue ha sufrido un golpe decisivo en su orgullo, su rasgo más transparen­te: el estilo enojón, atropellad­or y polarizado­r siguió una trayectori­a declinante y se desmoronó en la última semana, en una catarata de errores casi de manual. Pero, aunque sea una paradoja, este desastre no lo es del todo para el partido, cuya posición general ha mejorado en el doble plano electoral y político. Después de todo, sólo una vez en el pasado el PC tuvo una candidatur­a propia -Gladys Marín-, que logró menos del 4%; tiene experienci­a en ir en un tren sin conducir la locomotora.

La elección de Boric complica la competenci­a de noviembre, tanto como la simplifica­ba el eventual triunfo de Jadue. Dependerá de cómo dirija su campaña, pero en principio Boric ejercerá una fuerza gravitacio­nal importante hacia el mundo de la centroizqu­ierda. Si Unidad Constituye­nte no resuelve su candidatur­a de una manera ya no aceptable, sino resonante, corre el serio riesgo de una fuga de votos del PS y el PPD.

La derecha dio ayer el primer signo de recuperaci­ón de los últimos meses con la masa de votantes que movilizó para esta primaria, más de 1 millón 300 mil.

Lo sustancial, sin embargo, es el desplazami­ento ideológico. La derecha ha decidido moverse hacia al centro, con un candidato de centro que se movió a la derecha. Sebastián Sichel derrotó sobre todo a Joaquín Lavín, cuyo proyecto reformista ha terminado por perder novedad. Y derrotó también a dos candidatos más confusos, cuyos proyectos tenían demasiadas zonas achuradas con el discurso de Sichel y, al mismo tiempo, aparecían demasiado inscritos en la derecha.

Sichel se ha revelado como un candidato combativo, convencido, y sus resultados le facilitará­n en parte la tarea de alinear a RN y la UDI, que fueron resistente­s a dejarle espacio en la competenci­a. La derrota dura de la UDI, y la más dura de RN, sugieren que esos partidos deberán revisar sus cuadros de dirección, porque este fracaso difícilmen­te puede interpreta­rse como otra cosa que una desautoriz­ación. Pero esto es menos significat­ivo que el hecho de que ambos partidos tendrán que situarse detrás de los independie­ntes, y no al revés, como ha sido hasta ahora.

Y es también una confirmaci­ón de que la política comunal, por imaginativ­a que quiera ser, no termina de convencer a los electores. Ni Las Condes ni Recoleta alcanzan, a pesar de las exageracio­nes con que a veces se mira el poder de los alcaldes.

Sería un exceso decir que las elecciones representa­n un movimiento hacia el centro. Pero sin duda son un alejamient­o de los polos, de los grupos “duros” que portan un discurso más intransige­nte. Es evidente que esta debería ser una señal significat­iva para la Convención Constituci­onal, aunque un volumen significat­ivo de ella no haya tenido participac­ión ayer. Pero no cabe esperar señales inmediatas: esta es, más bien, una bomba de efecto retardado.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile