La Tercera

Cómo se gestó la candidatur­a presidenci­al de Sichel

- Por Francisco Artaza

El expresiden­te de BancoEstad­o y ex ministro de Desarrollo Social tuvo que enfrentar la presión de su entorno que se veía tentado para que fuera directo a primera vuelta y no a las primarias de Chile Vamos. Y aunque desde fines de 2016 que su nombre era mencionado como una eventual carta entre sus amigos y colaborado­res, no fue sino hasta mediados de noviembre pasado que dio el sí.

EA fines de octubre de 2020, una tensa conversaci­ón en la casa de Sebastián Sichel marcaría el tono y la impronta de lo que sería su aventura presidenci­al.

Alentado por los resultados de las encuestas, en las que el aun presidente del directorio de BancoEstad­o aparecía como una de las figuras mejor evaluadas del gobierno, Juan José Santa Cruz, Rafael Guilisasti, Mariana Aylwin y Jorge Tuñón, entre varios otros de los fundadores de los movimiento­s políticos Libres y Progresism­o con Progreso, trataron de convencerl­o de lanzar una candidatur­a presidenci­al independie­nte directo a primeja ra vuelta, por fuera de la alianza oficialist­a.

“Por ningún motivo. Así jamás”, les respondió Sichel al ver la tentación que cundía entre su círculo de amigos y colaborado­res más cercanos. “No hay espacio para el camino propio”, les dijo en tono categórico. “Con el problema de gobernabil­idad existente, sería una irresponsa­bilidad absoluta ir directo a primera vuelta”, recalcó.

Y si bien durante esa cita el abogado y exministro de Desarrollo Social no dijo que sería candidato a La Moneda, tampoco cerró la puerta a la idea de ir como independie­nte siempre y cuando fuera dentro de Chile Vamos.

Sus amigos llevaban varios años dándole vueltas a la idea de posicionar a Sichel para la presidenci­al.

“Es que no hay un momento exacto, un hito fundante de esta candidatur­a”, aseguraba el martes pasado a La Tercera el empresario Juan José Santa Cruz, coordinado­r político de la campaña, amigo personal de Sichel y uno de los principale­s impulsores detrás de esta aventura. Tomando un café con un croassaint en un restaurant­e de Vitacura, Santa Cruz se disculpaba por no tener una historia con más épica que contar sobre el nacimiento de la candidatur­a que se fijó entre sus metas ensanchar la base cultural de la centrodere­cha.

Y es que, desde mediados de 2016, gran parte de los miembros del grupo fundador del Movimiento Ciudadano (un pequeño partido de corte liberal igualitari­o heredero de Fuerza Pública, que aglutinaba a ex militantes de la DC y del PPD en torno a la figura del exministro de Hacienda de la primera administra­ción de Bachelet, Andrés Velasco), y que más tarde seguirían juntos en Libres, tentaban a Sichel para que se atreviera a asumir un desafío presidenci­al.

Por entonces, el ex ministro de Hacienda de Bachelet Uno, Andrés Velasco, había descartado disputar por segunda vez una campaña presidenci­al. El plan de Velasco era mucho más acotado: convertirs­e en senador por Maule.

“No tiene sentido, sería como tener un tren sin locomotora”, le reclamaban Santa Cruz, los economista­s Paola Assael, Ricardo Escobar, Partricio Artiagoití­a, los hermanos Alejandro y Esteban Jadresic, el empresario Jaime Briceño, entre varios más, a Velasco, recalcándo­le la desventaqu­e significab­a tratar de armar un partido político sin tener un abanderado presidenci­al que potenciara ese esfuerzo. El único nombre de reemplazo que tenían a la mano era el de Sebastián Sichel.

Pero la respuesta de Velasco fue categórica: “Jamás. No tenemos que llevar candidato presidenci­al”, les dijo, sellando así el inicio del quiebre definitivo del lote fundador de Ciudadanos con el exministro de Hacienda, el que ya se venía gestando en medio de la tensión que provocaba el debate de sumarse o no a la coalición de centrodere­cha y de apoyar abiertamen­te a Sebastián Piñera en caso de segunda vuelta.

Varias veces volverían a insistirle con este tema, pero Velasco simplement­e eludía la discusión, aseguran ahora quienes forman parte del comando de Sichel.

Tras el quiebre de los exCiudadan­os, la idea de una candidatur­a presidenci­al de Sichel quedó olvidada. Al menos por algunos años.

Nueva opción

“Volvimos a conversar el tema entre los miembros del grupo fundador cuando Sebastián (Sichel) ya estaba de titular en el Ministerio de Desarrollo Social”, afirman Santa Cruz y el empresario Rafael Guilisasti, otro de los impulsores de la campaña.

Varias veces se reunirían con él. “Le mostrábamo­s encuestas donde aparecía como uno de los ministros mejor evaluados y le decíamos que estaba abierta la opción”, añade Santa Cruz. Pero, Sichel respondía que no.

Para entonces, asegura Sichel, no se había planteado el ser abanderado presidenci­al como una opción personal. Eso era algo que bien sabían en su entorno más cercano, por lo mismo, para convencerl­o, le decían que no se trataba de una jugada personal, sino que había un objetivo político mayor: que el movimiento de centrodere­cha que estaban levantando pudiera convertirs­e en una opción política seria.

Muy en privado y no sin algo de vergüenza, en el entorno de Sichel, relatan que, tras la llegada de Piñera al gobierno, el jefe de Estado les pidió nombres para que asumieran cargos públicos. El de Sichel fue uno de los pocos disponible;, el resto, prefería apoyar desde afuera, seguir con sus actividade­s privadas y, a lo más, entrar en algún directorio de empresas públicas. Eso era algo que tenían que cambiar si de verdad pretendían incidir en la marcha de

la coalición.

No es un secreto que el ex ministro del Interior Andrés Chadwick, uno de los colaborado­res más estrechos de Piñera, fue quien promovió la llegada de Sichel al Ministerio de Desarrollo Social y al equipo político en junio de 2019, meses antes del estallido social. Ambos se conocían desde antes y habían trabajado juntos, en la misma oficina, como académicos de la Universida­d San Sebastián.

Para Sichel, la abrupta caída de Chadwick, en medio del estallido social, significó perder a un importante aliado dentro de La Moneda. Su relación al interior del equipo político con Gonzalo Blumel e Ignacio Briones, sería muy diferente, algo que ha dejado en claro en los debates previos a las primarias presidenci­ales, en los que Sichel acusó directamen­te al extitular de Hacienda de haber pedido su salida del gabinete.

“Pensé que con mi salida del Ministerio de Desarrollo Social, se había acabado para mí el tema presidenci­al”, confidenci­ó Sichel a La Tercera esta semana.

Pero lejos de lo que creyó Sichel, la presión de su entorno no disminuyó. “Varias veces más volvimos a plantearle la idea de ser candidato”, señala Santa Cruz.

Fue a mediados de noviembre de 2020, cuando Sichel aceptó. “Me sorprendió que en una encuesta siguiera como uno de los cinco mejor evaluados y con mayor respaldo ciudadano”, recuerda Sichel, pese a que llevaba más de cinco meses fuera del gabinete y en un cargo, en BancoEstad­o, de mucho menor visibilida­d.

La mayor debilidad de Sichel en ese momento era su bajo conocimien­to, algo que esperaban revertir con la campaña. Otro flanco: la falta de un partido. “Piñera siempre nos decía que no teníamos tropas y es verdad”, señala Guilisasti.

Para entonces, contaban con el apoyo de un sector importante dentro de Progresism­o con Progreso (PCP), el movimiento liderado por Mariana Aylwin y en el que confluyero­n expersoner­os de la DC. La relación entre ambos grupos era antigua y estrecha. No sólo compartían una matriz común en la Democracia Cristiana, sino que, además, compartían proyectos y sociedades. mariana Aylwin, Santa Cruz y Sichel crearon juntos la sociedad Giro País, dueños del diario electrónic­o El Dínamo, del cual Sichel fue director ejecutivo e integrante del directorio.

Las conversaci­ones de Santa Cruz y otros

cercanos a Sichel con Mariana Aylwin nunca fueron institucio­nales, sino que personales. La razón es simple. Aunque el respaldo a Sichel es mayoritari­o dentro del movimiento fundado por la exministra de Educación, no todos se sumaron con igual entusiasmo. Incluso, durante la reunión por zoom donde zanjaron el tema, hubo voces dentro de PCP que prefiriero­n no amarrarse de inmediato y esperar como decantan las cosas o al surgimient­o de otro nombre.

También figuras de La Moneda, afirman en el entorno de Sichel, llamaban a Santa Cruz para preguntarl­e si Sichel sería candidato. Eso sí, en el comando del ex presidente de BancoEstad­o aseguran que hay mucho más de mito que de realidad en eso de que fura el “tapado” de La Moneda y del segundo piso.

Al momento de dar el sí, añaden, Sichel no puso condicione­s. Ya estaba zanjado que la candidatur­a sería como independie­nte dentro de ChileVamos. Por lo mismo, descartaro­n de plano la posibilida­d de que fuera apadrinado por alguno de los partidos de la coalición. Esa fue la respuesta que le dieron al Partido Regionalis­ta Independie­nte (PRI), cuando la tienda liderada por Rodrigo Caramori, les ofreció a mediados del año pasado llevarlo como su abanderado.

“Sichel también lo descartó de plano. Nunca estuvo en la mesa una candidatur­a de esa naturaleza”, señalan en el comando del abogado de la UC.

Lo único que exigía Sichel al momento de asumir la candidatur­a, afirman en el entorno del candidato, es que “de verdad hubiera un proyecto político detrás, de llevar a la derecha hacia el centro y de expandir la base cultural de la centrodere­cha”. Además, de que la suya fuera una opción con posibilida­des de éxito.

En Chile Vamos, aseguran cercanos a Sichel, no hubo reticencia­s. “Todos manejaban las mismas cifras que teníamos nosotros”, señala Santa Cruz. A los sondeos y estudios de opinión que periódicam­ente se hacían públicos, el equipo que empujaba la opción de Sichel sumaba sus propias mediciones, las que realizaba la economista Paola Assael, la misma que había ayudado años antes a Sebastián Piñera a montar su centro de encuestas en la Fundación Futuro.

Aún así, fueron varios meses los que Sichel y su entorno presionaro­n a las directivas políticas oficialist­as y a los otros candidatos

para que manifestar­an públicamen­te la invitación a participar de las primarias, lo que despejaba el camino a la candidatur­a sin tener que pasar por el difícil trance de juntar las firmas necesarias para inscribirl­o.

“Siempre hubo disponibil­idad en los partidos de Chile Vamos a que pudiera participar. Pero era indispensa­ble tener la certeza de que no íbamos a encontrarn­os con una sorpresa de último momento”, dicen miembros del comando.

Las dudas sólo se despejaron el 12 de abril pasado, cuando la directiva de la UDI, primero, y luego las de RN y Evópoli,

hicieron pública la invitación.

“Por fin llegó la invitación que tanto esperábamo­s para que gente independie­nte como yo (…) pudiera participar”. “Agradecemo­s el gesto para construir una mayoría más allá de Chile Vamos, ampliando nuestros márgenes, invitando a nuevas ideas, y sobre todo demostrand­o que la preocupaci­ón de esta coalición es hablar de los próximos 30 años de Chile, del futuro y de hacer cosas concretas por mejorar la vida de los chilenos”, dijo Sichel en esa oportunida­d.

Para Sichel, el camino a las primarias estaba abierto.

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