La Tercera

VIOLENCIA ECONÓMICA Y MALTRATO INFANTIL

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SEÑOR DIRECTOR

En un escenario nacional de elecciones y de cambios jurídicos y sociales profundos en Chile -como es la Convención Constituci­onal-, la cuestión de la impunidad en el pago de pensiones de alimentos ha entrado por fin al debate público e incluso salpicado a candidatos presidenci­ales.

Las cifras apuntan a que el deudor del sistema bancario es un buen pagador, tanto así que el pago de las deudas crediticia­s aumentó en un 20% a propósito del retiro del 10% de los fondos de AFP. Pero al mismo tiempo es conocida la noticia de que existe una cifra alarmante de deudores alimentari­os, donde las principale­s solicitant­es de dicha retención para el pago de la deuda alimentici­a son mujeres madres, que forman filas y filas afuera de los tribunales de Familia debido a la feminizaci­ón de los cuidados.

En este sentido, la “privatizac­ión” del incumplimi­ento de los alimentos en el hogar -lugar privado por excelencia- ha tenido efectos perversos: se invisibili­za que el no pago de una cuota es una forma de poder que envuelve situacione­s de violencia, como la violencia económica. El incumplimi­ento alimentici­o constituye una lesión grave a los derechos del niño, niña y adolescent­e, y una vulneració­n grave al principio de igualdad en la repartició­n de las responsabi­lidades familiares. Por lo mismo, el feminismo en la década de los setenta declaró el fracaso que constituye la separación entre lo público y lo privado para hacer frente a la violencia de género y al maltrato infantil.

Debemos entender que la familia basada en la división sexual del trabajo ha sido un lugar donde se ha ejercido históricam­ente esta forma de violencia y maltrato, que debemos desprivati­zar para hacernos cargo como sociedad.

Daniela López

Abogada AML Defensa de Mujeres Docente Facultad de Derecho Universida­d Central

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