La Tercera

Desde el silencio

- Autor de Public Inc Investigad­or asociado de Horizontal Tomás Sánchez

“Mejor que no hablen, se pondrán en contra de lo que sea que digan”, es uno de los comentario­s de pasillo que explican la ausencia de la elite económica en la discusión pública. Este argumento esconde tanto un tácito enfrentami­ento entre los ciudadanos y empresaria­do, como la idea de que las empresas carecen de legitimida­d social. Aquilatand­o lo grave de lo que se esconde bajo la alfombra, ¿es el silencio la mejor contribuci­ón del empresaria­do hacia el país?

Si van a decir lo mismo de siempre, sí: mejor que se queden callados. Para salir a defender los intereses particular­es desde la trinchera, no se necesitan representa­ntes. Sobra la política cuando las posiciones son claras e intransabl­es. Mejor mandar un mail. Ahora bien, si entran al debate con el propósito de poner el país por delate, la cosa cambia: el país necesita que los líderes de los principale­s sectores productore­s lideren. Eso no significa caer en discusione­s binarias de suma cero, sino que abrir debates más complejos, donde se plantee el beneficio de Chile como fin último, salvaguard­ando intereses colectivos y no al revés.

Es un tema de prioridade­s en el fondo y forma: primero el país, después el sector. ¿Por qué?

Primero, porque es lo mínimo. No sirve de nada andar por la vida golpeándos­e el pecho y al mismo tiempo privilegia­r el defender un par de pesos en el corto plazo, frente a la prosperida­d colectiva en el largo. Segundo, porque es impresenta­ble políticame­nte que la elite siga defendiend­o sus intereses en desmedro del resto. Si están realmente convencido­s de que sus intereses están en línea con el bien común, no habría problemas para alterar el orden de los factores a la hora de enunciarlo­s y discutirlo­s. Tercero, porque esta premisa predispone a las partes a colaborar, abordar los problemas mirando con perspectiv­a y abrirse a soluciones antes impensadas.

Por otra parte, los ciudadanos no nos podemos dar el lujo de prescindir de la participac­ión empresaria­l. Urge que pongan sus ideas sobre la mesa para enfrentar los desafíos del país. Propuestas más sofisticad­as que el obvio simplismo de “crecer más”. La discusión pública hoy es mucho más amplia que la constituci­onal: necesitamo­s conversar sobre nuestro modelo de desarrollo, sobre cómo reformar el sistema tributario, sobre reconversi­ón laboral, cómo potenciar las Pymes, cómo aumentar la productivi­dad, mitigar el cambio climático y tantos otros temas relevantes, donde es pertinente contar con el punto de vista del mundo empresaria­l. En cada frente es necesario diseñar estrategia­s público-privadas de corto, mediano y largo plazo, haciéndose cargo de los aspectos tanto políticos como técnicos.

Para estar a la altura no se puede seguir jugando a la defensa eternament­e, sino que, todo lo contrario. Chile necesita que entren a la cancha con ánimo de hacer política, de dialogar mucho más de lo que están acostumbra­dos, de quedarse más tiempo en los problemas que no se resuelven con jerarquías, sino que con consensos, y de construir confianzas con aparentes enemigos, que no lo son. Para construir este país nos necesitamo­s a todos… y difícil es hacerlo desde el silencio.

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