La Tercera

El Superclási­co aún atormenta a la U: los azules sucumben ante Wanderers

- Cristian Barrera

Tal como ocurrió el domingo, en Rancagua, Universida­d de Chile otra vez fue superada aplastante­mente en el primer tiempo. Eso sí, esta vez no fueron los albos, sino una complicada escuadra caturra que se jugó la vida en Valparaíso y que se impuso por 2-1, con sufrimient­o, pero con mucha justicia.

La dura derrota ante Colo Colo continúa penando en Universida­d de Chile. No es fácil sacudirse del golpe psicológic­o de perder ante el archirriva­l, una vez más. Al menos, eso fue lo que demostró ayer la U ante Santiago Wanderers, en Valparaíso, donde cayó por 2-1, al ser superada por la escuadra caturra en todas las líneas, sobre todo, en el primer tiempo.

Tal como en el último partido ante Colo Colo, a los azules les pasaron por arriba en la parte inicial. Fue en todos los ámbitos: físico, técnico, futbolísti­co y táctico. La defensa fue un desastre, empezando por quien era el pilar de la zaga hasta hace poco: Ramón Arias.

El uruguayo, al igual que ante el Cacique, tuvo una jornada para el olvido. Lento, dubitativo, errático. A los 10 interceptó un cabezazo caturro con la mano, por lo que el árbitro Felipe González cobró penal, a instanPor cias del VAR.

Ronnie Fernández se encargó de ejecutar el lanzamient­o y vencer al arquero Fernando de Paul, con un fuerte derechazo rasante. El delantero ha liderado el revivir de los porteños, después del peor inicio de un club chileno en la historia.

Al pésimo rendimient­o de Arias se sumaba también el de Osvaldo González, superado constantem­ente por la rapidez y el despliegue de los volantes locales. Los laterales, Andía y Morales, aportaban muy poco también. Perdían sus duelos por las bandas y no tenían proyección ofensiva.

Cañete intentaba algo, pero era intrascend­ente en el medio. Y a diferencia de lo bien que ingresó en El Teniente, esta vez Junior Fernandes, que fue titular, no marcó ninguna diferencia y sucumbió fácilmente ante la marca de los verdes. Todo hizo que Larrivey quedara muy solo arriba. El goleador azul, prácticame­nte, no tocó la pelota en el primer lapso.

contrapart­e, el sacrificio de los pupilos de Emiliano Astorga era destacable. Colistas absolutos del Torneo Nacional y con un plantel infinitame­nte menor que el de su rival, se las arreglaron para no dejar jugar a los laicos, corriendo cada pelota como la última y con un inspirado Matías Marín, motor del equipo en medioterre­no, imparable para Camilo Moya.

Fue el mismo Marín, de 21 años, quien aprovechó la feble resistenci­a de Rocky para entrar al área, eludirlo y definir a placer frente a De Paul. Era el 2-0 recién a los 25 . Y totalmente merecido.

Mientras la visita no era capaz de inquietar a Mauricio Viana, como si aún no se despercudi­era del terror del Superclási­co, el dueño de casa pudo aumentar en varias ocasiones. La más clara estuvo en los pies de Fernández, tras un grosero error de Arias, quien jugó hacia atrás para su arquero, pero se quedó muy corto.

En el segundo tiempo, los dirigidos de Esteban Valencia, sin cambios, mostraron más claridad en el mediocampo y comenzaron a aproximars­e con peligro a l pórtico de Wanderers. Hasta que apareció la mejor carta de la U: Larrivey. El espigado argentino descontó a los 51 con un precioso taco, tras un centro de Andía, quien por fin se proyectó.

La intensidad del primer tiempo le había pasado la cuenta a los caturros, que ya no podían ejercer la misma presión sobre la salida azul que al comienzo. Cada vez les costaba más llegar a tres cuartos de cancha y ni hablar del arco de De Paul. Había cansancio.

A esas alturas, los libretos ya estaban claros. Mientras la U estaba volcada en ataque, Wanderers defendía con el alma tres puntos valiosos en su sueño por escapar del fondo de la tabla. Aun así, se las arreglaban para aguantar los embates estudianti­les y esbozar uno que otro contragolp­e.

El Huevo sacó Moya, Junior y Lobos para meter a Pablo Aránguiz, Nahuel Luján y Gonzalo Espinoza y así intentar rescatar un punto, pero no pudo. Además, luego de un contragolp­e local, De Paul cometió un dudoso penal contra Gabriel Rojas. Eso sí, el meta contuvo el deficiente disparó de Fernández (86 ), que fue al medio del arco.

Los siete minutos de descuento provocaron el reclamo generaliza­do de los más de 5 mil hinchas verdes que llegaron hasta el estadio Elías Figueroa. Los ánimos se calentaron y la U lo pagó caro, con la expulsión de Marcelo Morales por juego brusco, sobre el final.

Gran triunfo de Wanderers, que sigue creyendo en el milagro de salvarse del descenso, tras su cuarta victoria consecutiv­a. En cambio, durísima derrota de la U, que alarga su sufrimient­o tras caer en el Superclási­co y ya se empieza a olvidar definitiva­mente del título.b

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