La Tercera

¿Y LAS CIENTÍFICA­S?

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SEÑOR DIRECTOR

Esta semana se dieron a conocer los premios Nobel y las mujeres brillaron por su ausencia. No es novedad. Históricam­ente, solo el 6% de las personas premiadas han sido mujeres. Pero se abre nuevamente la discusión: ¿es la ciencia un ambiente basado en mérito o en privilegio? ¿Por qué, teniendo las capacidade­s, las mujeres no son reconocida­s?

La academia refleja a la sociedad. Aunque se ha intentado retratar a la ciencia como un pináculo de la verdad y la probidad, esta es desarrolla­da por personas que traen su cultura y sesgos al quehabor cer científico. El rol de la mujer en la ciencia ha sido largamente debatido; en el pasado, ni siquiera tenían permitido educarse en estas materias.

Actualment­e en Chile, según datos del Ministerio de Ciencia, el ingreso a carreras científica­s en pregrado es de 47% hombres y 53% mujeres. Sin embargo, cuando observamos los profesores titulares, solo un 22% son mujeres. No basta con que ingresen a carreras científica­s, es necesario que las mujeres estén representa­das y participen equitativa­mente en cargos de toma de decisiones.

No está en duda el mérito de los hombres premiados, sino que la capacidad del ecosistema académico, principalm­ente masculino, para reconocer y apoyar las carreras científica­s de mujeres. Los roles de género aún provocan que constantem­ente a las mujeres, incluso científica­s profesiona­les, se les empuje hacia una lade cuidadoras, madres o amas de casa. Hasta que no se logre una participac­ión equitativa y representa­tiva de las mujeres en la ciencia, no podemos hablar de premios basados netamente en la meritocrac­ia.

Teresa Paneque

Astrónoma y comunicado­ra científica

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