PIÑERA Y LA FE PÚBLICA
SEÑOR DIRECTOR
Durante esta semana, el Presidente Sebastián Piñera ha estado en la palestra, luego que se revelara la existencia de una tercera cláusula relacionada a la compraventa por el proyecto Dominga, siempre y cuando el terreno no fuera considerado reserva natural. Esta cláusula dependía de la decisión de declararla o no reserva y pasaba por las manos del Mandatario, quien finalmente la rechazó. De ahí el conflicto.
Dicha exposición mediática no solo afectó al Presidente Piñera, sino también a su sector político. El primero en verse afectado ha sido el candidato presidencial Sebastián Sichel, heredero de Piñera y su gobierno, aunque no le guste aceptarlo; ya que su campaña se ve enlodada y relacionada a lo anterior. Por otra parte, el que capitaliza de gran manera este episodio es el candidato de extrema derecha José Antonio Kast, quien no solo se ha mostrado contrario a Piñera, sino que se ha desmarcado de su gobierno.
Del mismo modo, también impacta a los y las parlamentarias de Chile Vamos que van a la reelección en noviembre, quienes no saben cómo defender el actuar de su Presidente y, a la vez, exigir probidad ante la ciudadanía.
Pero lo que más se ha afectado, sin duda, es la fe pública y la confianza depositada en las instituciones, y en la política y los políticos. Las últimas acciones de Piñera no cambiarán la etiqueta que él mismo se ha ganado, quedando como uno de los peores presidentes de la historia, uno que estuvo al límite de lo legal y que -a lo menos- no defendió los derechos humanos como lo amerita su cargo, por lo que hay presentadas querellas en su contra. Todas acciones que, sumadas, contribuyeron a desacreditar fuertemente un sistema político que estaba trizado y que él terminó de quebrar.
Daniela Campos Letelier
Magíster en Ciencia Política, U. de Chile Miembro de la Red de Politólogas