La Tercera

Niños en la frontera: La ruta para llegar de Venezuela a Chile

Una madre venezolana relata cómo hizo para que sus dos hijos viajaran desde ese país e ingresaran de forma irregular por las fronteras. En el último año el Juzgado de Familia de Iquique registró que 45 jóvenes ingresaron de la misma forma y sin compañía.

- Por Déborah Moreno

Luzmar es venezolana y desde marzo de 2019 vive en Chile. Antes lo hizo en Ecuador y Perú. Aunque es periodista, trabaja como vendedora en Santiago.

Cuando llegó al país, Luzmar ingresó de forma legal y aún está con visa temporal a la espera de la definitiva, la que solicitó en octubre de 2020. En junio de este año, la compleja situación de salud de sus padres sumado al cierre de fronteras por la pandemia la llevaron a tomar una decisión difícil: gestionar que sus dos hijos, de 16 y ocho años, viajaran por encargo desde su país natal e ingresaran Chile por pasos no habilitado­s. “Pagué US$ 680 ($ 544.000) por cada uno de mis hijos, para que los trajeran hasta Chile”, relata la mujer.

Luzmar cuenta que ya había solicitado las visas para sus hijos, pero estas fueron negadas. Con la urgencia de trasladarl­os -sus padres ya no podían cuidarlos- preguntó entre conocidos que residen en Chile sobre algún servicio de traslado relativame­nte confiable. “Cuando contacté al ‘coyote’ él no me dio más datos de su identidad, sólo me dijo su nombre de pila. La única informació­n que te dan es el valor del traslado y la ruta que seguirán”, afirma.

Así, supo que la travesía de sus hijos tomaría 13 días desde su salida de Venezuela hasta Chile.

El viaje partía en Cúcuta, límite fronterizo entre Venezuela y Colombia, por lo que debió gestionar que un familiar trasladara a ambos hasta esa zona para abordar el bus que daría comienzo al viaje. De ahí en adelante, seguirían solos en una ruta que contempló paradas en Ecuador, Perú y Bolivia. Aunque tuvieron suerte: coincidier­on con un grupo familiar de conocidos que había contratado el mismo “servicio”.

Los niños que llegan

Ambos niños y el grupo que los acompañaba cruzaron a Chile por el paso no habilitado de Colchane, frontera de Chile con Bolivia, el 22 de junio de 2020. Según el relato, no tuvieron mayores dificultad­es en el ingreso.

Como uno de los niños, L.P.P., desde septiembre de 2020 a la fecha el Juzgado de Familia de Iquique registra que 45 adolescent­es migrantes no acompañado­s, es decir sin un tutor legal, llegaron al país de forma irregular. De esos, 22 fueron reunidos con sus familias, nueve están en residencia­s de Sename (hoy Mejor Niñez) mientras se coordina el reencuentr­o, y 14 han evadido el sistema.

Por su parte, el Departamen­to de Extranjerí­a y Migración (DEM) ha recibido 141 solicitude­s, durante el último año para regulariza­r la situación de menores de edad, solos o con familiares, que ingresaron al territorio por pasos fronterizo­s no habilitado­s. La totalidad de las solicitude­s han sido acogidas.

“Este es un tema crítico que debe ser abordado con la urgencia que, consideram­os, no se ha hecho hasta ahora. Debe implicar acciones decididas para evitar que se promueva el acceso por sitios no habilitado­s, porque implica un riesgo evidente para la vida física y síquica para niños, niñas y adolescent­es”, dice la defensora de la Niñez, Patricia Muñoz.

Mientras la exdirector­a del INDH Lorena Fries añade que “se debe reformar y unificar la ley de migracione­s. El problema del ingreso irregular se debe a que Chile decidió ponerse más duro ante el ingreso legal de flujos migratorio­s”.

“Me di cuenta de que los dos tenían rotas las plantas de los pies, estaban desaseados, se notaban débiles”, recuerda Luzmar sobre su reencuentr­o, el que ocurrió en el terminal de buses de Los Vilos, Región de Coquimbo, el 24 de junio de 2021. El momento fue emocionant­e y aliviador, ya que hubo días en que no supo de ellos y se imaginó lo peor.

“Mi hijo mayor me relató que en el desierto vio a mucha gente que caminaba sin descanso, lo que les provocaba estar en evidente estado de agotamient­o, desorienta­dos, y se perdían”, rememora.

Protección

Cuando un niño, niña o adolescent­e llega a Chile sin un pariente directo, se activa un protocolo de acción para el proceso de protección, con el objetivo principal de reunificar a la familia. Tras detectar o conocer la situación, un funcionari­o de Carabinero­s o de la PDI realiza la primera acogida, donde se le hacen algunas preguntas. Luego, se llama al juez de familia de turno para solicitar las primeras medidas cautelares.

La subsecreta­ria de la Niñez, Blanquita Honorato, agrega que las primeras entrevista­s en el Juzgado de Familia tienen por objetivo dar con la familia, detectar si hay vulneració­n de derechos y, finalmente, cubrir las necesidade­s de ese momento. “Ahí se gestiona el ingreso a una residencia para recibir los cuidados necesarios”, afirma.

El menor no acompañado tiene derecho a un Rut provisorio, el tribunal oficia al Registro Civil para su obtención y es la dirección de la residencia respectiva quien se encarga de gestionarl­o.

Quienes están en residencia­s del Sename (hoy Mejor Niñez) por un mayor tiempo es porque no se ha contactado a la familia. “En algunos casos se identifica a la familia, pero también se tiene que evaluar si el retorno a su país es beneficios­o o no”, dice la magistrada María Olga Troncoso, del Juzgado de Familia de Iquique. Agrega que cuando los adolescent­es están solos, se opta por trabajar en una planificac­ión para la vida independie­nte, continúan el proceso escolar y desarrolla­n algún oficio.

Tras casi cuatro meses en Chile, los dos hijos de Luzmar asisten normalment­e al colegio y están a la espera de un Rut provisorio para acceder a algunos beneficios.●

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Juzgados de Familia han tenido que decretar medidas de protección para los niños, niñas y adolescent­es que ingresan a Chile solos.

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