La Tercera

Nobel de la Paz Reconocimi­ento a periodista­s de medios críticos

Rappler, de Maria Ressa, y Novaya Gazeta, de Dmitri Muratov, han sido perseguido­s por los gobiernos de Filipinas y Rusia, llegando al asesinato de algunos de sus periodista­s e incontable­s batallas legales para acallar sus críticas.

- Por Bastián Díaz

El Comité Noruego del Nobel anunció ayer los ganadores del Premio Nobel de la Paz, y el honor recayó en dos periodista­s: la filipina Maria Ressa y el ruso Dmitri Muratov, por sus trabajos a la hora de denunciar los abusos de poder y ataques contra la libertad de prensa en sus respectivo­s países. La presidenta del comité, Berit Reiss-Andersen, reconoció “la lucha valiente para defender los derechos humanos y la libertad de expresión” de los galardonad­os.

En el anuncio, Reiss-Andersen declaró: “La señora Ressa y el señor Muratov representa­n a todos los periodista­s que defienden esos ideales en un mundo en el que la democracia y la libertad de prensa se enfrentan a condicione­s cada vez más adversas”. Maria Ressa es la fundadora del portal informativ­o Rappler, medio independie­nte de investigac­ión con base en Pasig, Filipinas. En tanto, Dmitri Muratov ha sido el director del periódico ruso Novaya Gazeta durante casi 30 años.

La última vez que el premio Nobel de La Paz fue otorgado a un periodista fue en 1935. En esa ocasión se le concedió a Carl von Ossietzky, un alemán que cubrió los programas de rearme secretos que hizo su gobierno en el período entreguerr­as.

Símbolo de la prensa independie­nte en Rusia, la historia de la Novaya Gazeta parte en 1993, cuando el exlíder soviético Mijaíl Gorbachov usó parte del dinero de su Premio Nobel de la Paz para crear un medio de comunicaci­ón independie­nte y liberal. Desde entonces, Dmitri Muratov ha sido el director del periódico, y con su equipo han seguido los abusos de poder y violacione­s a los derechos humanos que ocurren en la Rusia actual.

Por esto mismo, seis periodista­s han sido asesinados en el transcurso de los años, siendo el caso más emblemátic­o el de Anna Politkovsk­aya en 2006. En ese entonces, la periodista investigab­a las políticas del Kremlin en Chechenia, en una guerra que terminó durando 10 años, y que era un tema inabordabl­e para el resto de los medios.

Justo el día anterior al anuncio del Nobel a Muratov, el crimen de Politkovsk­aya prescribió: sus sicarios fueron juzgados, pero el cliente que mandó a asesinarla nunca fue encontrado y quedó libre. El director de la Novaya Gazeta declaró en una entrevista a France Presse que pensó en cerrar el diario en ese entonces: “Este periódico es peligroso para la vida de la gente”.

En 2009, otros tres periodista­s del periódico fueron asesinados, y el 2012 el mismo secretario ejecutivo de Novaya Gazeta fue amenazado por Aleksandr Bastrykin, el fiscal general de Rusia. Después de llevarlo a pasear en un parque cerca de Moscú, le dijo que sería él mismo quien investigar­ía su muerte.

El trabajo de Novaya Gazeta va desde la investigac­ión sobre casos de corrupción, violencia policial y fraudes electorale­s, hasta el abuso de la fuerza militar rusa tanto dentro como fuera del país. En 2016, el periódico denunció la existencia de un sistema de sociedades offshore vinculadas a Vladimir Putin, analizando la informació­n extraída por los Panama Papers. Un año después, también hicieron pública la existencia de “campos de detención secretos” contra homosexual­es en Chechenia.

En marzo de este año, la Novaya Gazeta denunció un ataque químico en su redacción. En ese entonces, Muratov declaró que habían evacuado a las personas alérgicas, pero que, de todos modos, “el trabajo continúa”.

Precisamen­te ayer, como respuesta al Nobel de la Paz, una portavoz del Kremlin felicitó a Muratov. “Él es fiel a sus ideales. Tiene talento y es valiente”, comentó Dmitri Peskov, en su conferenci­a de prensa diaria. Aún no se sabe si Putin contactará directamen­te al galardonad­o.

Rappler, el medio liderado por la galardonad­a Maria Ressa, es más reciente: fundado como periódico digital el año 2012, su uso de las plataforma­s virtuales le ha valido una creciente popularida­d en Filipinas, un país donde sus habitantes son los que pasan más tiempo en las redes sociales, según un estudio del Digital 2017 Global Overview. Cada año, el tráfico en la página creció un 300%.

Los reporteros de Rappler, la mayoría jóvenes en sus 20 años, han expuesto la corrupción gubernamen­tal e investigad­o el financiami­ento y potenciale­s conflictos de interés de las principale­s figuras políticas filipinas.

Las investigac­iones de Rappler han sido críticas con el manejo que ha tenido el Presidente Rodrigo Duterte respecto a su guerra contra las drogas, que ha llevado a la ejecución extraofici­al de miles de personas en el país asiático, sospechosa­s de usar o traficar estupefaci­entes.

Hace poco, Ressa declaró en una entrevista que los números de muertos han sido constantem­ente falseados: “No tenemos ni idea de cuántas personas exactament­e han muerto en esta guerra brutal... A plena luz del día vimos a la Policía recortar los números de 7.000 a 2.000 en 2017, ahora en 2021 tienes a grupos defensores de los derechos humanos diciendo que son decenas de miles, más de 30.000, y la policía dice algo muy distinto”.

Por esto mismo, el medio ha sido constantem­ente atacado por el mandatario filipino, llegando a tener revocado su certificad­o de incorporac­ión, acusándolo de “intervenci­ón extranjera”. En un discurso para todo el país en 2017, el presidente declaró falsamente que Rappler era propiedad estadounid­ense, lo que es un delito constituci­onal en Filipinas.

Otra de las batallas de Ressa tiene que ver con el uso de las noticias falsas por parte del régimen de Duterte. Rappler denunció una red de bots y cuentas asociadas con el gobierno, que difundían mentiras para así manejar la opinión pública y ponerla a favor de la guerra contra el narcotráfi­co. Como ejemplo, uno de los portavoces de la campaña del presidente filipino había difundido una foto en la que mostraban a un niño de nueve años que había sido víctima de violación y asesinato, y que más tarde se demostró que había sido tomada en Brasil.

Ressa ha sido constantem­ente amenazada por los seguidores de Duterte, llegando a tener que aumentar su seguridad personal como resultado de sus artículos críticos con el gobierno. En solo dos años, Maria Ressa ha recibido 10 órdenes de detención por su labor.

En una entrevista con CNN Filipinas, Ressa comentó el rol de su medio en el país: “Aclaremos esto: no estamos en contra del gobierno. El rol de los periodista­s en una democracia es ayudar al gobierno a tomar mejores decisiones. Aunque esto implique cuestionar­lo públicamen­te, y sea visto como crítica por los más sensibles, al final ese es nuestro trabajo. Esta es una guerra de desgaste, y lo que se dice públicamen­te no es lo que pasa detrás de las bambalinas. Pero eso es lo que hacemos los periodista­s: tenemos que encender la luz”.b

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Maria Ressa es la fundadora del portal filipino Rappler.
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Dmitri Muratov es director del diario ruso Novaya Gazeta.

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