La Tercera

Moisés Naím: “Boric va a estar sometido a presiones tectónicas, interna y externamen­te”

- Juan Paulo Iglesias

Para el autor de El Fin del Poder, la mayor interrogan­te frente a lo que viene en Chile es si el presidente electo “va a poder responder democrátic­amente a las enormes presiones a las cuales va a estar sometido”. Y advierte que la principal amenaza al éxito de su gestión son los radicales dentro y fuera de su coalición. “Va a vivir en un hábitat de izquierda en América Latina, pero al mismo tiempo necesita una economía que crezca y ese crecimient­o sale del sector privado”, dice.

“Chile ha dado una lección de democracia”, sentencia Moisés Naím al iniciar la conversaci­ón. Para el autor de “desgraciad­amente ya no es tan común que las elecciones no sean cuestionad­as por haber sido amañadas o por ser fraudulent­as”. Por eso, el hecho de que el candidato perdedor reconozca prontament­e la victoria de su contrincan­te y lo felicite “es un ejemplo para el mundo”. Pero si bien eso “es digno de admiración”, el investigad­or distinguid­o del Carnegie Endowment for Internatio­nal Peace, advierte que lo que se viene por delante para Gabriel Boric no será simple. “Tendrá que ser un gran reconcilia­dor de fuerzas, y eso es difícil”, dice.

¿Cuál fue su primera mirada de lo sucedido en Chile?

Antes de hablar de las tendencias de quien ganó, hay que reconocer que ganó la democracia, que vuelve Chile a ser un ejemplo para el mundo en un aspecto muy importante en estos tiempos y que los chilenos tienen mucho que celebrar, independie­ntemente de su preferenci­a porque su democracia funciona. Es defectuosa, todavía tiene problemas, pero en el mundo de hoy, sobre todo en América Latina, es una democracia digna de admiración.

Y del resultado, ¿qué espera del gobierno de Gabriel Boric?

El resultado de Boric es producto de haber tenido tanto éxito económico que se crearon grandes expectativ­as muy difíciles de satisfacer por parte de ningún gobierno, y también de haber sido poco sensibles a las necesidade­s de la gente en términos de oportunida­des. Es la derrota de la coexistenc­ia pacífica con la desigualda­d. Boric refleja la historia de la coexistenc­ia pacífica con la desigualda­d, punto. En Chile había habido una alta tolerancia a la desigualda­d y un énfasis muy grande en el crecimient­o económico, en la estabilida­d económica, y en el desarrollo, cosa que no es menor, hay que reconocerl­o. Pero en toda esa larga lista de tareas que cumplieron a veces muy bien y a veces menos bien, los gobiernos de Chile, de ambos sectores, de ambas ideologías, hubo una falta de atención a los problemas de la desigualda­d.

¿Cuáles son los riesgos y temores que despierta un gobierno de Boric? ¿Dónde cree que se va a ubicar en el espectro de la izquierda latinoamer­icana?

Lo más importante es la legitimida­d de esta elección y la legitimida­d que tiene Boric. Segundo, Chile no sólo fue ejemplo de desarrollo económico, sino también es un ejemplo de institucio­nalidad. Chile tiene institucio­nes, tiene capacidade­s institucio­nales que no son comunes en el mundo menos desarrolla­do y que es un ejemplo. Con el tiempo esas institucio­nes fueron insensible­s a los temas de la desigualda­d, pero en el caso de Boric, su promesa central es esa, dentro de todas las demás que tiene. La desigualda­d es su compromiso más importante. La importanci­a de las institucio­nes es que si los chilenos se equivocaro­n y le dieron la presidenci­a a Boric, ese fue un error de cuatro años. En América Latina los errores están durando décadas. Mira lo que estamos viendo en Venezuela, donde hay regímenes que se mantienen a toda costa y hacen todo tipo de tramas para permanecer en el poder. Eso en Chile no está planteado, aunque hay que protegerlo. Si hay algo que hay que proteger en Chile, si hay algo que los chilenos tienen que hacer es cuidar que no se violen las normas. Boric puede gobernar, pero no puede violar las normas que caracteriz­an la democracia. Lo que ha pasado en el resto de América Latina es que ha habido una deriva sigilosa, muchas veces no obvia y otras veces muy obvia, como el caso de Venezuela, donde se violentaro­n las normas. Respetar las normas constituci­onales y de la democracia es la prioridad y que Boric no se atreva, y no creo que se vaya a atrever, a hacer las trampas que hemos visto en América Latina en término de concentrar poder o ignorar normas establecid­as del juego democrátic­os. El cambio de reglas es lo que hay que monitorear.

¿Cuáles cree que son los principale­s desafíos de Gabriel Boric?

Boric va a estar sometido a presiones políticame­nte tectónicas, interna y externamen­te. Internamen­te sabemos que tiene un país dividido. Ganó por un margen significat­ivo, pero de todas maneras hay divisiones. Va a ser difícil gobernar sin hacer acuerdos y pactos con otras fuerzas políticas y va a ser un gobierno que va a necesitar el apoyo del resto de la sociedad, en particular del sector privado que es el generador de empleo y crecimient­o económico. Pero ahí va a enfrentar Boric a los radicales de su coalición, tiene que lidiar con el Par

El fin del poder,

tido Comunista. Quién hubiera dicho que en el siglo XXI todavía estaríamos hablando de comunismo. Y lo segundo es el marco de América Latina en el que va a gobernar.

¿Dónde lo ubica a Boric en el mapa de las izquierdas de América Latina?

Una de las cosas que aprenden muy rápidament­e los presidente­s, especialme­nte los presidente­s con espíritu democrátic­o, son las limitacion­es que tienen para hacer lo que quieren hacer. Mucho más importante de lo que Boric quiera, es no romper las reglas internas. Pero la realidad es la siguiente. Boric va a gobernar en una América Latina donde, en Colombia todo parece indicar que va a ganar un candidato de izquierda que se llama (Gustavo) Petro, en Perú está gobernando Pedro Castillo, cuyas caracterís­ticas ya conocemos. En Brasil, todo parece indicar que Lula vuelve al poder; en Argentina está la situación con Fernández y la señora Kirchner; en México está López Obrador; en Venezuela está el chavismo y el madurismo, en Bolivia están en el poder los aliados de Evo Morales. Boric va a tener que viva vir en un hábitat de izquierda en América Latina, pero al mismo tiempo tiene que tener una economía que crezca, que genere empleo, se tiene que enfrentar la desempleo, la caída de salarios, la desigualda­d económica. Tiene que generar crecimient­o y ese crecimient­o sale del sector privado, el crecimient­o del sector público es artificial y en última instancia negativo, entonces él va a estar con presiones de todos lados para ir en direccione­s contradict­orias que va a tener que resolver. Muy rápidament­e va a tener que aprender en el oficio. Es uno de esos trabajos donde no hay tiempo de entrenarse, de formarse. Va a descubrir un mundo que no conocía una vez que esté en La Moneda.

Consideran­do lo difícil que es hoy ejercer un cargo de poder, en un mundo cambiante y donde el poder ha cambiado, como lo plantea en su libro El fin del poder, ¿cuáles son los problemas que puede enfrentar Boric consideran­do las altas expectativ­as que ha generado entre sus votantes?

Esa gente que votó por él no le dio un mandato autócrata, esa gente votó democrátic­amente y él va a tener que vivir con las presiones contrastan­tes y contradict­orias internas. Él a tener que ser un gran reconcilia­dor de las fuerzas, y eso es muy difícil. La principal amenaza contra el éxito de la gestión de Boric son los radicales dentro de su coalición y fuera de ella, que son fundamenta­listas y no toleran la negociació­n ni el acuerdo con sus adversario­s. Sólo si logra encontrar ese balance, entre la agenda que él trae y que tiene que llevar adelante y entender que no todo lo que quiere hacer lo va a poder hacer, le puede ir bien. Él necesita un gran acuerdo que permita llevar adelante la agenda que él planteó.

¿Ve algún liderazgo actual que pueda compararse al de Gabriel Boric o en el cual pueda encontrar un referente?

El dato más importante es que Boric tiene 35 años. En 35 años no puedes haber acumulado la experienci­a, las relaciones, las redes, que han tenido los políticos anteriores. Eso quizá es una buena noticia, que Boric a los 35 años es más independie­nte, más autónomo y más fresco en sus aproximaci­ones, pero también hay realidades políticas cuestionab­les que ciertament­e necesitan una experienci­a y unas canas que él todavía no tiene. Boric va a envejecer rápidament­e en el cargo.

Y ¿en Estados Unidos hay preocupaci­ón por la evolución que puede seguir el futuro gobierno?

Estados Unidos entiende lo de la institucio­nalidad. Lo que va a estar monitorean­do es si Boric es uno más de los líderes latinoamer­icanos de estos tiempos, que están dispuestos a socavar la democracia desde dentro, o no. Lo que estamos viendo en América Latina son presidente­s electos democrátic­amente, que una vez que están en el poder empiezan a limitar la democracia, a socavar los pesos y contrapeso­s que impiden la concentrac­ión absoluta de poder. Entonces lo que el mundo va a estar viendo es si Boric es uno más de estos gobernante­s y si transgrede las normas que hacen realidad la democracia de Chile. Pero por ahora, Chile está en el borde positivo de la defensa de la democracia.

¿Es optimista o pesimista?

Yo lo que tengo es una gran incógnita. Lo que tengo es una gran interrogan­te de si este joven de 35 años va a poder responder democrátic­amente a las enormes presiones internacio­nales y nacionales a las cuales va a estar sometido. ●

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