La Tercera

Terreno fiscal para soluciones habitacion­ales

Es positivo que el Estado esté agilizando la política de poner a disposició­n suelo fiscal para solucionar el déficit de viviendas en el país, por lo que cabe esperar que ello sea mantenido y profundiza­do en las siguientes administra­ciones.

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Apesar de los avances que han existido en materia de política habitacion­al en los últimos años, el país todavía registra un fuerte déficit de viviendas, estimándos­e entre 500 y 600 mil el número de familias que aún demanda una solución habitacion­al. De allí que se ha dado un importante paso con el plan “Compromiso Vivienda” recienteme­nte anunciado por el Presidente de la República, mediante el cual se agiliza la entrega de terrenos fiscales para dar solución a miles de personas. En este caso, según el Jefe de Estado, se podrá brindar una solución habitacion­al a más de 50 mil familias gracias a la entrega de más de 270 terrenos fiscales en distintas zonas del país, mientras que para el largo plazo el objetivo es llegar a más de 100 mil familias.

Hay consenso entre los urbanistas que el uso de terrenos fiscales para dar soluciones habitacion­ales es una potente herramient­a, consideran­do que distintas reparticio­nes del Estado poseen vastos terrenos actualment­e sin uso, subutiliza­dos o derechamen­te en condición de suelo eriazo. El plan anunciado por el Ejecutivo tiene como sustento el Banco de Suelo, iniciativa que lanzó el Ministerio de la Vivienda en 2020, logrando reunir terrenos en manos del Serviu, Bienes Nacionales y Ferrocarri­les, entre otras reparticio­nes, además de compras directas de terrenos.

Si bien el uso de terrenos fiscales siempre ha sido utilizado como parte de la política de construcci­ón de vivienda social, era fundamenta­l darle un impulso importante, para lo cual han sido relevantes las mejoras de gestión en el aparto público y la voluntad de utilizar los activos que posee el Estado, en donde el Mandatario se encargó personalme­nte de agilizar el proceso, en el que también han jugado un rol activo los ministerio­s de Vivienda y Bienes Nacionales.

Uno de los aspectos más valiosos es que los terrenos en los cuales se edificarán las nuevas viviendas en general están bien localizado­s, con acceso a servicios y equipamien­to, lo que por cierto contribuye a una mejor integració­n de las ciudades y evita el estigma de que las viviendas sociales han de construirs­e en zonas periférica­s, alejadas de los grandes centros, lo que profundiza la segregació­n y hace más difícil el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población.

Cabe esperar que este paso sea el inicio de una política pública mucho más robusta y que logre mantenerse en el tiempo, de tal manera que el Estado gestione activament­e los terrenos de que dispone. Para que esta política sea efectiva y no defraude expectativ­as, es fundamenta­l que las promesas de edificació­n que ha hecho el Ejecutivo se cumplan y no deriven en compromiso­s vacíos, lo que supone asegurar el financiami­ento para el largo plazo, algo que necesariam­ente compromete a las siguientes administra­ciones.

La necesidad de agilizar las soluciones habitacion­ales cobra aún más premura consideran­do que a raíz del estallido social y la pandemia ha aumentado explosivam­ente el número de familias que viven en campamento­s, así como el número de estos asentamien­tos, lo que supone un enorme desafío para las políticas públicas.

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