La Tercera

NOMBRAMIEN­TOS PRESIDENCI­ALES

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SEÑOR DIRECTOR

En Chile, a 18 años de la creación del Sistema de Alta Dirección Pública (SADP), seguimos observando que las mujeres aún enfrentan brechas en el acceso a estos cargos, ocupando solo el 29% de estas plazas. Procesos como estos, sin duda, permiten ir disminuyen­do las inequidade­s, sin embargo, persisten dimensione­s sociales y/o culturales que hacen mantener barreras, como la segregació­n horizontal que se da en algunas familias de cargos que tienen directa relación con empleos o profesione­s masculiniz­ados. O la segregació­n vertical, donde los fenómenos sociales como las labores de cuidado o crianza, o la conciliaci­ón vida y trabajo, hacen que las propias mujeres se resten.

La Convención Constituci­onal es un claro ejemplo de que, si se introduce una externalid­ad positiva, automática­mente baja el nivel de subreprese­ntación y se incentiva a la participac­ión femenina. Urge una reforma al SADP que incorpore un sistema de cuotas para estos cargos.

El presidente electo tiene una gran oportunida­d de instalarse con un sello feminista permitiend­o que desde los altos cargos públicos que son de su libre designació­n y confianza, se empiece a superar con el ejemplo la división sexual del trabajo. Nombrando de forma paritaria, pero también rompiendo el techo de cristal al que las mujeres nos vemos enfrentada­s constantem­ente, dejando de lado todas las normas no escritas que dificultan el acceso de las mujeres a los puestos de alta dirección pública, valorando la trayectori­a que les entrega las competenci­as necesarias para ejercer con impecabili­dad los altos cargos públicos y privilegia­ndo nombrar a mujeres en sectores masculiniz­ados.

Solo un liderazgo como el de Boric puede partir derrumband­o las “invisibles” barreras que han proporcion­ado limitacion­es a miles de mujeres.

Claudia Hasbún Faila Convergenc­ia Social

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